Bomba de tiempo
La crisis libia que Rusia y Turquía están siguiendo intensamente es probable que se convierta en una amenaza a Túnez y Argelia si estos dos últimos países dejan la gestión de la crisis en manos de los estados activos entre las partes libias beligerantes, pero la solución ha de ser política para detener la guerra.
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La solución a la crisis libia ha de ser política.
La crisis libia que Rusia y Turquía están siguiendo intensamente es probable que se convierta en una amenaza a Túnez y Argelia si estos dos últimos países dejan la gestión de la crisis en manos de los estados activos entre las partes libias beligerantes, pero la solución ha de ser política para detener la guerra.
La gracia del petróleo y el gas que envuelve a Libia puede ser la trágica maldición que Nicolas Sarkozy hizo explotar al invadir y destruir Libia. Incluso podrá ser la maldición más trágica aún que impide un cese de la guerra y quemaría lo verde y lo seco en Libia, según el proverbio árabe.
La mecha principal que encendió el conflicto sobre los recursos y riquezas del país entre Francia e Italia parece un poco menos intensa, como lo demostró el entendimiento entre ambos países europeos en la conferencia de Berlín al comienzo del nuevo año para el alto el fuego y el diálogo con la participación de las partes beligerantes y detrás de ellos, estaban Egipto, Turquía y posiblemente los Emiratos y Qatar.
El fuerte y recién llegado factor ruso que ocupa el lugar de vanguardia en Libia para el gobierno de Al-Wefaq y Haftar, según el jefe del grupo de contacto Lev Denov, podría estar aspirando a transferir el archivo libio hacia Sochi después del fracaso de la conferencia de Berlín de acuerdo con el escenario sirio, según dice el propio ruso, y tal vez por eso Moscú se opone a la intervención turca y tiende a aumentar el número de países actores en Libia.
Erdogan, que está entrando con fuerza al lado del gobierno de Al-Wefaq declara la guerra contra el Ejército de Haftar, así como la tutela sobre Libia ya que considera el hecho de interesarse y preocuparse por este país de África Norte es parte del testamento de los viejos Ottomanos y de Mustafa Kamal Ataturco como él mismo expresara.
De esta manera, Erdogan busca que se suman además Qatar, Túnez y Argelia, junto con Turquía a la conferencia de Berlín, con la esperanza de inclinar el equilibrio de fuerzas a favor de Ankara en lo que llamó el ministro del Interior del gobierno de Al-Wefaq, Fathi Basha Agha, la coalición que apoya la estabilidad de Libia.
Pero Túnez, cuyo presidente Kais Said se inclina a lanzar una iniciativa para el diálogo y la paz entre los propios libios que se basa en un mandato por parte del Consejo Supremo de Ciudades y Tribus Libias esperando quizás además la participación de Argelia, cuyo nuevo presidente, Abdel Majid Taboun, está adoptando la política de interactuar con el vecindario para detener la guerra y apoyar a los hermanos, aunque el proverbio árabe dice que solo uno mismo sabe arrasar donde le pica.