La hipocresía estadounidense en su forma más indecorosa
El ataque genocida de "Israel" a la Franja de Gaza, sostenido por más de un mes con el auspicio de la Casa Blanca, pone de manifiesto el doble rasero del Gobierno de Estados Unidos en su política militar y diplomática, sobre todo en la región árabe.
El discurso estadounidense de seguir buscando una tregua humanitaria en Gaza se considera la forma más indecorosa de hipocresía política y diplomática practicada por la actual administración estadounidense desde los primeros días del estallido de la guerra israelí contra los civiles en Gaza.
El apoyo militar ilimitado y sin precedentes a la maquinaria de guerra sionista desmiente todas las afirmaciones estadounidenses de trabajar para reducir los ataques contra civiles indefensos del pueblo de Gaza y de realizar intentos engañosos para convencer a Netanyahu de un alto el fuego temporal y limitado, para dar paso a negociaciones cuyo objetivo es liberar a los rehenes y acelerar la introducción de ayuda humanitaria urgente, como alimentos y medicinas, y ayudar a la salida de los extranjeros que todavía se encuentran dentro de Gaza y a los bárbaros bombardeos que diariamente ponen más vidas humanas en peligro.
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El ministro de Guerra sionista anunció explícitamente que estaba coordinando todos los planes para las batallas e incursiones aéreas y terrestres directamente con el Secretario de Defensa de Estados Unidos. El Pentágono también ha anunciado previamente la presencia de oficiales y asesores militares en el mando militar de “Israel”, tras la evolución de la situación sobre el terreno, lo que significa que los estadounidenses participan directamente en la gestión de la brutal guerra contra Gaza.
El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, había informado previamente a los ministros de Asuntos Exteriores árabes con los cuales se reunió en Ammán que Washington se opone a un alto el fuego inmediato en Gaza, ¡¡porque tal decisión beneficia al movimiento Hamas!!
Si Estados Unidos tomara en serio sus esfuerzos por lograr una tregua humanitaria, habría ejercido suficiente presión sobre Tel Aviv para que el gobierno de Netanyahu cumpliera con la decisión estadounidense. O su delegado en el Consejo de Seguridad habría presentado un proyecto de resolución para detener inmediatamente la actividad militar en Gaza, que habría recibido la aprobación unánime de los miembros, algunos de los cuales habían presentado previamente proyectos para detener la violencia en Gaza y todos fracasaron, debido al veto norteamericano, que rechazó cualquier tregua en esta guerra devastadora.
La ironía es que cuanto más aumentan los movimientos y marchas de protesta en las ciudades estadounidenses y europeas contra la brutal guerra que cobra la vida de los niños y las mujeres de Gaza, más continúa el silencio sospechoso de Washington y otras capitales de toma de decisiones, a pesar de que el número de víctimas de la guerra de exterminio emprendida por el Estado sionista contra los palestinos en Gaza superó, sólo en un mes, el número de víctimas que cayeron en la guerra de Ucrania que dura desde hace más de treinta meses.
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¿Qué queda de la credibilidad de la “superpotencia” que se declara líder del mundo?