El negocio contra Palestina
El autor aborda la forma en que la tierra Palestina se ha convertido en un gran negocio para los bancos y las grandes empresas multinacionales. Por eso declara que, mientras los pueblos no despierten y hagan suya la noble lucha de un pueblo por el derecho a vivir y cultivar su tierra, la máquina de muerte y expolio del sionismo seguirá creciendo y fortaleciéndose. Para el gran capital, Palestina y su gente son solo un negocio, nada más.
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El negocio contra Palestina.
La Franja de Gaza se ha convertido en un territorio de desolación. Entre las ruinas de lo que fueron edificios de apartamentos, escuelas, mezquitas, iglesias, hospitales, se alza alguna que otra estructura ametrallada, pero aún en pie, como recordatorio de lo que fueron sus ciudades. Luego de una breve tregua donde, por un momento, pareció que podría alcanzarse algo parecido a la paz, "Israel" ha vuelto a bombardear indiscriminadamente el castigado enclave costero. Asimismo, han ampliado las operaciones terrestres y restringido a voluntad el ya de por si insuficiente flujo de alimentos, medicina y agua a la zona asediada.
A pesar de que nuevas propuestas y contrapropuestas de un plan de paz han pasado de mesa en mesa de los equipos negociadores, lo cierto es que no parece que vaya a llegarse a ningún resultado en el corto plazo. Y menos después de asumir en la Casa Blanca una administración dispuesta a respaldar aún más, si cabe, todos los delirios sionistas. El colmo de esta macabra simbiosis fue un video generado por IA y difundido por Donald Trump en sus redes donde se ve el proyecto de convertir Gaza en un resort de lujo, blanqueando la devastación y el genocidio que este sueño implica.
Hasta marzo, se estimaban más de 50 mil civiles muertos. Un estudio de la ONU, citado por EuroNews, afirma que cerca del 70 por ciento de las muertes que han podido verificar eran mujeres y niños. Sobre estos cadáveres se alza el sueño genocida del sionismo, pero no lo hace solo. A pesar del formidable impacto de la guerra en su economía, que se estima ya en unos 60 mil millones de dólares, una sexta parte del Producto In terno Bruto (PIB) del país, "Israel" ha podido resistir por dos razones fundamentales: la primera el apoyo firme de las élites en el occidente capitalista y desarrollado, que ha impedido que se tome ninguna acción decisiva en contra del ente sionista y han subsidiado buena parte de este gasto de guerra y la segunda la avaricia corporativa y de los bancos, que han hecho de la guerra y del saqueo de la tierra palestina un lucrativo negocio.
El grueso de este macabro entramado de ganancias está en brindar servicios armamentísticos o tecnológicos al ejército sionista. Pero también están los servicios financieros, petroleros, de la construcción, logística y un largo etcétera. Sus intereses comprenden no solo la castigada Franja de Gaza, sino también toda la tierra palestina robada o en proceso de serlo.
El gran capital financiero ha sido un generoso comprador de bonos de guerra israelí, inyectando miles de millones de dólares en dinero fresco para mantener funcionando esta brutal maquinaria. Goldman Sachs, hasta enero de 2025, había adquirido más de siete mil millones de estos bonos, seguido por entidades como el Bank of America, Citigroup, Deutsche Bank, BNP Paribas, Barclays y JP Morgan Chase. Un informe de octubre de 2024 del diario Público recogía que una docena de bancos españoles había financiado con 4 188,7 millones de dólares a empresas que han vendido armamento a "Israel". Tanta generosidad bancaria será reciprocada, seguramente, con intereses en los recursos naturales o tierras robadas a los palestinos.
Otros que han obtenido gigantescas ganancias y tienen un alto grado de complicidad en el genocidio y expolio colonial son las empresas del denominado Big Tech norteamericano. Desde 2021, Google y Amazon firmaron un acuerdo con Netanyahu en el cual el gobierno sionista pagaba unos mil 200 millones de dólares a ambas compañías para que proveyeran al sector público israelí de servicio de nube, lo que se conoció con el nombre de Nimbus. A pesar de esta apariencia civil, estuvo claro desde el principio que el principal beneficiario de este servicio sería el ejército israelí.
El proyecto Nimbus permitió al gobierno israelí asesoramiento y entrenamiento en materia de Inteligencia Artificial, permitiendo el veloz desarrollo de los macabros softwares de la muerte con los cuales hoy definen miles de blancos a atacar al día en la Franja de Gaza.
A principios de abril de este 2025, en la celebración por los 50 años de la empresa Microsoft, la ingeniera palestina Ebtehal Abu Al-Saad interrumpió las palabras del orador para denunciar la complicidad del gigante corporativo con el régimen sionista. Según ella, Microsoft proporcionó a "Israel" servicios de IA para selección de blancos, almacenamiento en la nube para datos militares y servidores con capacidad de almacenar más 13,6 petabytes de información.
Pero también han lucrado significativamente con el genocidio y el colonialismo las empresas inmobiliarias. Empresas como RE/MAX LLC, una trasnacional inmobiliaria con sede en Denver, Estados Unidos, se ha dedicado a vender y alquilar viviendas en los asentamientos ilegales en Cisjordania y Jerusalén Este, generando ganancias de cientos de millones de dólares. También compañías como Airbnb, Booking y Expedia ofrecen alquileres en asentamiento ilegales israelíes. La actividad de estas empresas en estos territorios contribuye a hacer más lucrativa la práctica colonial y estimula su expansión.
La lista es inmensamente larga. Por mencionar solo algunas más, tenemos a Starlink, del magnate Elonk Musk, que brinda servicios de internet satelital al ejército sionista. Siemens, el gigante alemán, provee servicios de internet y comunicaciones. Hewlett Packard, norteamericana, provee de equipamiento a las oficinas militares israelíes. Motorola suministró al Ministerio de Defensa de "Israel" un Sistema de Vigilancia de Área Amplia, que incluye radares y cámaras con sensores, con los cuáles están equipados las numerosas armas autónomas que "Israel" usa indiscriminadamente contra los palestinos. También empresas como Chevron, Ford, Coca-Cola, Starbucks, McDonald, etc, siguen financiando directa o indirectamente el genocidio sionista, al tiempo que obtienen un significativo beneficio por su complicidad.
Mientras este macabro engranaje de intereses corporativos y políticos siga apoyando al régimen genocida y colonial de "Israel" y no haya una firme oposición internacional que se materialice en acciones económicas, militares y políticas concretas y no en discursos y resoluciones de la ONU, la gran nakba histórica de Palestina seguirá su curso. Mientras los pueblos no despierten y hagan suya la noble lucha de un pueblo por el derecho a vivir y cultivar su tierra, la máquina de muerte y expolio del sionismo seguirá creciendo y fortaleciéndose. Para el gran capital, Palestina y su gente son solo un negocio, nada más.