Sobre el Colegio de los Cardenales
La mayoría de los cardenales pertenece a la categoría de cardenal presbítero. Por lo general, son arzobispos de metrópolis de todo el mundo, como es el caso de los cardenales brasileños. Representan a los padres del antiguo clero romano.
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Sobre el Colegio de los Cardenales.
La Iglesia católica es maestra en jerarquías. Los cardenales se dividen en tres categorías: cardenales obispos, cardenales presbíteros y cardenales diáconos. Los cardenales obispos son titulados como si ocuparan la dirección de importantes diócesis alrededor de Roma, como Ostia, Porto-Santa Rufina, Albano, Frascati, Palestrina, Sabina-Poggio, Mirteto y Velletri-Segni.
El decano del Colegio Cardenalicio –actualmente el cardenal Giovanni Battista Re, de 91 años, quien presidió la misa de cuerpo presente en la Plaza de San Pedro durante el funeral del papa Francisco— ostenta el título de cardenal obispo de Ostia, considerada la diócesis más importante vecina a Roma. Es él quien asume la dirección de la Iglesia entre la muerte del papa y la elección de su sucesor.
El término cardenal viene del latín cardo, que significa bisagra de puerta Cardinal es el eje principal que indica la dirección. De ahí vienen los puntos cardinales (norte, sur, este y oeste) por los cuales orientamos nuestra trayectoria; y las virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y temperancia, en torno a las cuales se agrupan todas las demás virtudes humanas.
La mayoría de los cardenales pertenece a la categoría de cardenal presbítero. Por lo general, son arzobispos de metrópolis de todo el mundo, como es el caso de los cardenales brasileños. Representan a los padres del antiguo clero romano.
Los cardenales diáconos trabajan en la Curia Romana, encargados de la administración de la Iglesia. Tras diez años de cardenalato, un cardenal diácono puede solicitar su pase a la categoría de cardenal presbítero.
Todos esos títulos son simbólicos, y cada cardenal debe estar vinculado de manera virtual a una Iglesia de Roma, a fin de reforzar los lazos con el obispo de la ciudad histórica: el papa. Por ejemplo, el cardenal Odilo Scherer, de São Paulo, está vinculado a la Iglesia de San Andrés, ubicada en el monte Quirinal de Roma. El cardenal Orani Tempesta, de Río, a la Iglesia de Santa María Madre de la Providencia, también en la Ciudad Eterna.
Cada cardenal está asociado a uno de los “ministerios” de la Curia Romana, que se conocen con el nombre de dicasterios. Son 16, entre los cuales se destacan cinco: el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (el antiguo Santo Oficio), que se encarga de la preservación de la fe católica; el Dicasterio para los Obispos, que auxilia al papa en la nominación de los prelados; el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que supervisa la liturgia y los sacramentos; el Dicasterio para el Servicio de la Caridad, responsable de las obras sociales realizadas en nombre del papa; y el Dicasterio para la Comunicación, que dirige los medios de la Santa Sede.
En Historia de Florencia, escrita por Maquiavelo entre 1520 y 1525 a pedido del cardenal Giulio de Medici, quien más tarde se convertiría en el papa Clemente VII, el autor señala: “En aquella época llegó al pontificado Pascual I, y los párrocos de las Iglesias de Roma, por estar más próximos al papa y participar en su elección, y para adornar su poder con un título pomposo, comenzaron a llamarse cardenales. Y se arrogaron tal reputación que excluyeron al pueblo romano de la elección del pontífice, tanto es así que pocas veces no era elegido uno de los cardenales” (São Paulo, Musa, 1994, p. 39).
Durante los primeros siglos de la Iglesia surgió la expresión clerici cardinales (cardenales clérigos) para designar a los agentes pastorales que integraban el Consejo del Obispo. A partir del siglo XI, el título de cardenal quedó reservado para los sacerdotes más importantes de la diócesis de Roma.
El papa Sixto V (1585-1590) fijó en 70 el número de los cardenales. Paulo VI estableció en 120 el número máximo de cardenales electores del papa. Juan Pablo II constituyó el Colegio Cardenalicio más numeroso de la historia de la Iglesia, con 185 miembros.
Brasil fue el primer país de la América Latina en tener un cardenal desde 1905: Joaquín Arcoverde Albuquerque Cavalcanti, un pernambucano de Pesqueira (1850-1930), arzobispo de Rio de Janeiro (1897-1930). Se le conocía como el cardenal Arcoverde.
Los cardenales también asesoran al papa, sea colegiadamente, cuando se les convoca para tratar cuestiones de mayor importancia, sea individuamente, si son consultados.
El cardenalato no requiere el sacramento de la Orden, como el episcopado y el presbiterato. Es un título honorífico de quien ocupa una función consultiva o administrativa en los dicasterios, tribunales y oficios de la Curia Romana. Los cardenales tienen el privilegio exclusivo de elegir al papa, como dejó establecido el papa Nicolás II en 1059.
El papa Inocencio IV instituyó en 1245 las insignias del anillo cardenalicio, símbolo de la fidelidad al gobierno pontificio de la Iglesia, y el capelo rojo, hoy birreta, símbolo del derecho sagrado de servir al papa y elegir a sus sucesores. Desde el siglo XIII, el cardenal decano preside el Colegio de los Cardenales. En caso de que se vea impedido de hacerlo, el cardenal vicedecano asume la dirección. El decano y el vicedecano son electos por los cardenales obispos, y sus nombres se someten a la aprobación papal.
El cardenal protodiácono, jefe de los cardenales diáconos, es quien le anuncia al pueblo, en la Plaza de San Pedro, el nombre del pontífice electo en el cónclave. El actual cardenal protodiácono es Dominique Mamberti, un cardenal francés de origen marroquí que ocupa un importante cargo en la Curia Romana.