En venta los pulmones de El Salvador
El uso de la tierra en El Salvador preocupa hoy a importantes gremios productores de alimentos que alertan sobre las ventas para grandes proyectos inmobiliarios.
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En venta los pulmones de El Salvador
Hay un runrún de que la tierra que pudiera ser productora de alimentos, de ganadería, de café, maíz, frijol y caña de azúcar, se está vendiendo para fines de grandes proyectos de viviendas.
Aquí en la cercanía de la cordillera de El Bálsamo, en la Libertad Sur, corre el rumor entre la gente de que están en venta y ya se prepara la construcción de proyectos habitacionales en las montañas, y que el verdor del monte se cambiará por calles y viviendas en pocos meses, según dijo a Prensa Latina un lugareño.
Por ejemplo, el presidente de la Asociación de Ganaderos de El Salvador (AGES), Sandor Siliezar, manifestó que en el país no hay ninguna ley que proteja el uso del suelo para fines agrícolas o ganaderos, que puedan garantizar la seguridad alimentaria a largo plazo en medio de las olas inmobiliarias que registra.
Un reciente artículo del diario El Mundo aseguró que las ventas de tierras agrícolas para proyectos constructivos cobran fuerza y que dos líderes gremiales estiman que “muchas veces el precio de venta de las tierras es más rentable que continuar cultivando para los productores”.
Sobre este tema, el presidente de la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), Luis Treminio, manifestó que la mayor parte de tierras que se vende se destina a proyectos inmobiliarios, desde bodegas hasta urbanizaciones.
“Para cuestiones turísticas son muy poco porque, inclusive, se puede combinar el turismo rural con las propiedades, pero la gente está vendiendo para urbanizaciones y cosas así, se está lotificando bastante”, indicó Treminio citado por el diario.
El incremento de las tierras vendidas bajo la administración del presidente Nayib Bukele a inversionistas colombianos y chinos, presuntamente, se debe al alto costo de los insumos para ponerlas a producir los alimentos que necesita el país. El Salvador, por ejemplo, importa maíz y frijol para cubrir sus necesidades.
Asegura el informe de El Mundo que a esto se sumó el incremento en el costo de las tierras que se arriendan para cultivar granos básicos, registrado en 2023, que obligó a muchos a no cultivar y, por ende, a los propietarios de las parcelas a tomar decisiones con respecto a sus extensiones.
También el uso de las tierras para fines que no son agrícolas preocupa a los cafetaleros, y según el presidente de la Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal), Sergio Ticas, la desesperación de los productores, por los altos costos y las deudas con los bancos, empujó a la comercialización de las fincas.
Ticas ejemplificó que en el valle de Zapotitán están construyendo, en la zona del distrito de entre Quezaltepeque, el sitio de El Niño, y en otros lugares que también son de vocación agrícola.
Asimismo el presidente de Campo puntualizó que incluso en Santiago de María, una zona cafetalera, áreas de cultivo se convirtieron en talleres automotrices.
A lo anterior se sumaron pronunciamientos de Siliezar que opinó que el incremento en el costo de la tierra y los insumos ganaderos, la falta de mano de obra y la ausencia de un relevo generacional están empujando la venta de las propiedades.
Para algunos analistas. el impacto a mediano plazo se centrará en la reducción de la producción de alimentos y se corre el peligro que las fincas que están cerca de carreteras o caminos vecinales sean las próximas a desaparecer.
Estos pronunciamientos se corresponden o apuntalan el runrún de que las tierras agrícolas del país tienden a desaparecer por el auge inmobiliario y el alto volumen de inversiones en el sector de la construcción, hoy el motor impulsor de la economía local, y tal vez mañana, el sepulturero, de la producción de alimentos.
Al Mayadeen Español