El cambio climático y un S.O.S para oídos sordos
El mundo se auto elimina es la percepción y el sabor amargo que deja un reciente informe de la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas, un panel de Naciones Unidas que estudia los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad.
El grupo que preside el químico británico, Robert Watson, concluyó que hasta un millón de especies de plantas y animales se enfrentan a la extinción, y la actividad humana contribuye a las amenazas a la naturaleza.
Los científicos advierten que no es demasiado tarde para realizar cambios significativos que aborden el problema, pese a las políticas de algunos países que colocan por encima del ser humano intereses económicos y de otra índole.
"La salud de los ecosistemas de los que nosotros y todas las demás especies dependemos se está deteriorando más rápidamente que nunca. Estamos erosionando los cimientos de nuestras economías, medios de vida, seguridad alimentaria, salud y calidad de vida en todo el mundo", apuntó Watson, al presentar los resultados del estudio.
El especialista apuntó que una acción para atajar el problema “requeriría un cambio transformador" para conservar y restaurar los hábitats naturales, incluidos los cambios en los patrones económicos, los hábitos sociales y otros factores.
El documento enumeró cinco formas específicas en que los humanos contribuimos a la pérdida de hábitat y amenazamos a algunas especies con la extinción.
Entre ellas, los humanos afectamos bosques; la pesca excesiva en los océanos; contaminamos la tierra y el agua; contribuyendo al cambio climático con el uso de combustibles fósiles; y permitiendo que las especies invasoras amenacen a las plantas y animales nativos.
Divulgado el 6 de mayo, el texto es el último de la ONU para plantear inquietudes sobre el destino del medio ambiente, luego de otro publicado en marzo, Perspectiva del Medio Ambiente Mundial, que proyectó que la contaminación del aire y otras consecuencias ambientales podrían llevar a la muerte prematura de millones de personas en las próximas décadas.
Relacionado con el problema, por ejemplo, una investigación en la India reveló que el cambio climático y el aumento del nivel del mar podrían acabar con uno de los últimos y más grandes bastiones de tigres del mundo.
Los Sundarbans, 4,000 millas cuadradas de tierra pantanosa en Bangladesh e India, albergan el bosque de manglares más grande del mundo y un rico ecosistema que soporta varios cientos de especies animales, incluido el tigre de Bengala, en peligro de extinción.
Especialistas consideran que los cambios provocados por un planeta que se calienta serán "suficientes para diezmar" a unos cientos de tigres de Bengala que permanecen allí. "Para 2070, no habrá hábitats de tigre adecuados en los Sundarbans de Bangladesh", concluyó el estudio por 10 investigadores.
Esa misma pesquisa concluyó que el aumento del nivel del mar tendrá consecuencias significativas para las cadenas alimentarias, los arrecifes de coral y las zonas propensas a las inundaciones. También puede dañar de manera desproporcionada a países más pobres y densamente poblados, como Bangladesh, que alberga a 160 millones de personas.
Estas alertas contrastan con declaraciones del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, en Finlandia, quien se resistió al impulso diplomático de otros países de la región para evitar los peores efectos del cambio climático.
Durante una reunión del Consejo Ártico, una organización internacional formada por ocho países árticos y representantes de los pueblos indígenas de la zona, el jefe de la diplomacia estadounidense obvió advertencia de los científicos de que el Ártico se está calentando mucho más rápido que el promedio mundial debido al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pompeo describió la región como una tierra de "oportunidades y abundancia" y dejó ver el apetito voraz de su país para explotar sus reservas sin explotar de petróleo, gas, uranio, oro, peces y minerales de tierras raras.
El derretimiento del hielo marino, dijo, está abriendo nuevas rutas de envío. "Estamos entrando en una nueva era de participación estratégica en el Ártico, con nuevas amenazas para los intereses del Ártico y sus bienes raíces", sostuvo.
Estos comentarios parecieron sorprender a muchos diplomáticos y observadores, porque el mandato del Consejo Ártico no tiene nada que ver con cuestiones de seguridad.
Pompeo dijo que Washington estaba "fortaleciendo la seguridad y la presencia diplomática de Estados Unidos" en la región, incluso con nuevos ejercicios militares y rompehielos.
Es doloroso para la mayoría de los países que mientras el problema climático amenaza al mundo, en este caso Washington solo ve el Ártico como un área de “oportunidades económicas”.
El Ártico está a la vanguardia de las oportunidades y la abundancia, alberga el 13 por ciento del petróleo no descubierto del mundo, el 30 por ciento del gas no descubierto, una gran cantidad de uranio, minerales raros, oro, diamantes y millones de kilómetros cuadrados de recursos sin explotar, manifestó el titular de Estado.
De acuerdo con medios de prensa, la intervención de Pompeo seguramente será criticada por no contar con datos científicos específicos, y por no mencionar en ninguna ocasión el término cambio climático ni ofrecer ideas sobre cómo mitigar sus efectos.
Al parecer, Washington solo atendería el cambio climático cuando sus efectos pueden favorecer sus apetitos económicos y de seguridad, algo infame cuando el mundo marcha hacia la extinción de la especie humana.