Estados Unidos: una política comercial suicida
El presidente estadounidense, Donald Trump, ejecuta una política comercial que puede restar al importante respaldo que recibe del sector agrícola y rural, donde el mandatario tiene un fuerte apoyo.
Informes recientes divulgados por el diario The Hill, especializado en temas del Congreso, plantean que los agricultores estadounidenses dejan que los cultivos se pudran a medida que aumentan los costos de almacenamiento debido a la guerra comercial contra China que desató la Casa Blanca.
Los resultados de las elecciones de mitad de mandato del 6 de noviembre evidenciaron que presidente mantiene parte del apoyo que lo llevó al gobierno en 2016 pero, una mirada a la situación indica que ese respaldo de una población mayoritariamente rural, blanca y conservadora puede agrietarse.
Informes de la agencia británica Reuters indican que los agricultores dicen que no pueden vender su grano a China debido al arancel del 25 por ciento de Beijing para la soja estadounidense.
Esto no es más que el resultado de una respuesta de Beijing a una medida punitiva impuesta por Washington.
Para los productores de la nación norteña es demasiado costoso almacenar el grano en "elevadores", silos que almacenan el grano, según la agencia británica. El costo de almacenar el grano en los ascensores es, según se informa, dos a tres veces más que los costos en igual momento del año pasado.
"Nunca había visto cosas tan malas", dijo a los reporteros el granjero de soja Russell Altom, vicepresidente de préstamos agrícolas en un banco de Arkansas. "Conozco a varios agricultores que contrataron abogados, para ver si pueden demandar por los problemas de precios y tarifas".
Desde que asumió la presidencia, Trump, no alcanzó la mayoría de sus prioridades nacionales, salvo por el desmantelamiento de las reglamentaciones ambientales y la represión contra los inmigrantes, la mano de obra principal en el campo.
Dada la situación, es previsible el declive de la popularidad de Trump en regiones agrícolas estadounidenses lo que puede acentuarse si el mandatario y su partido no pueden cumplir las principales promesas de campaña en las zonas rurales, incluida la legislación para modernizar la infraestructura del campo.
El incumplimiento de una mejora significativa de la economía rural casi con seguridad generará una gran desilusión en un sector que hasta ahora se aprecia como la base más solida de apoyo de los republicanos.
Si las recientes oscilaciones del electorado rural son un indicador, muchos votantes abandonarán a Trump si no ven que su situación material mejora.
La historia demuestra que el apoyo del electorado rural blanco no puede darse por sentado, y la continuidad del éxito de Trump en el campo dista mucho de ser seguro, más cuando hay sectores que ven amenazadas sus economías por intereses políticos carentes del pragmatismos necesario para impulsar el libre comercio.
En este amplio contexto se incluyen grandes grupos de votantes de estados del sur, medio oeste y zonas eminentemente agrícolas que sufragan mayoritariamente por los rojos republicanos como en Minnesota, Arkansas y Kansas, y que ven con preocupación frenos impuestos al comercio de productos con otras naciones.
Muchos productores declaran no saber qué hacer ahora con sus productos, algo así como resignarse a perder capitales e inversiones a causa de la guerra económica desatada por Washington contra otros países.
Por ejemplo, algunos se preguntan cuál será la solución para los agricultores estadounidenses que plantaron 89,1 millones de acres de soja este año teniendo en mente el mercado de China.
Esta situación pudiera tener una respuesta, según el principal asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, en la cumbre del Grupo de los 20 en Argentina a fines de este mes, donde estarán los gobernantes de China y Estados Unidos.
Washington ya impuso aranceles a productos chinos por un valor de 250 mil millones de dólares y Beijing respondió con aranceles en represalia de 110 mil millones.
No obstante, más allá de eso hay otros mercados que pudieran recibir parte de las cosechas, entre ellos países de América Latina como Cuba, un mercado potencial de cerca de 11 millones de habitantes y con un turismo en franco desarrollo que pudiera sobrepasar muy pronto los cinco millones de visitantes y que necesitan alimentos.
El mercado cubano, entre otros, pudiera absorber parte de estas producciones que ponen en crisis al sector agrícola estadounidense pero, los frenos impuestos por intereses políticos obsoletos frenan los intercambios y pueden acercar a Trump al suicidio político si desilusiona a una de las principales base de apoyo.