Entrevista exclusiva con Nora Arissian
Primera mujer armenia en el parlamento sirio, y en el mundo árabe.

Entre 2011 y 2017, Siria pierde más de la mitad de su población cristiana, huyendo de las amenazas terroristas y buscando refugio en los países vecinos, o en Occidente. Dentro de esta ola, había algunos armenios que habían decidido irse de Damasco, Alepo o Kasab, la provincia de Latakia. En cuanto a los demás, los que han elegido quedarse aquí, era la oportunidad de desafiar el terrorismo y mostrar su resiliencia.
Así surgió Nora Arissian, mujer de letras que, dentro de este caos político y religioso, elige nuevos horizontes y se hace la primera diputada cristiana armenia de Siria y del Medio Oriente.
Soy el puente entre dos culturas y dos pueblos
Nadine Sayegh: ¿Cómo se considera usted, más siria o más armenia?
Nora Arissian: Para las víctimas del genocidio armenio de 1915, Siria representa la segunda patria, la patria-refugio de las manos del Imperio Otomano. Ahí es donde mis padres, abuelos y bisabuelos empiezan su nueva vida a principios del siglo xx.
Mi familia es de la costa de Iskenderun en Turquía. Pero yo nací en Damasco y cursé todos mis estudios en la universidad de Damasco: los de literatura francesa, así como los de traducción e interpretación en árabe y armenio. Me considero tanto siria como armenia, de pleno derecho. Tengo las dos culturas en la sangre, y eso lo sabía desde que era niña. Lo que ayudó fueron las cinco horas semanales obligatorias de lengua armenia impuestas en la enseñanza, en todas las escuelas sirias armenias, y que siguen existiendo hasta ahora por el bien de la comunidad porque en mi opinión, uno no puede defender una causa digna y sincera si no domina su idioma y su cultura.
Nadine Sayegh: Hablando de causas, ¿la suya no es tan fácil para defender?
Nora Arissian: No, en absoluto. Especialmente cuando se trata de un tema como el del genocidio de 1915.
Presenté muchas publicaciones y conferencias relacionadas con esta masacre, y por las cuales fue apremiada en Armenia con la medalla de honor del ministerio de la diáspora, y la del presidente Movses Khorenasti.
Pero lo peor que me ocurrío fue cuando decidí publicar mi libro “Ecos del genocidio armenio en la prensa siria” para conmemorar el aniversario 90 del genocidio (1915-2005). ¡Qué fue mi sorpresa al ver la censura que encontré por parte del gobierno sirio! Era el período de luna de miel con los turcos y mi libro era inoportuno. Sin embargo, pude publicarlo con mis propios gastos en El Líbano, y era una buena experiencia para mí.
Así surgió Nora Arissian, mujer de letras que, dentro de este caos político y religioso, elige nuevos horizontes y se hace la primera diputada cristiana armenia de Siria y del Medio Oriente.
Soy el puente entre dos culturas y dos pueblos
Nadine Sayegh: ¿Cómo se considera usted, más siria o más armenia?
Nora Arissian: Para las víctimas del genocidio armenio de 1915, Siria representa la segunda patria, la patria-refugio de las manos del Imperio Otomano. Ahí es donde mis padres, abuelos y bisabuelos empiezan su nueva vida a principios del siglo xx.
Mi familia es de la costa de Iskenderun en Turquía. Pero yo nací en Damasco y cursé todos mis estudios en la universidad de Damasco: los de literatura francesa, así como los de traducción e interpretación en árabe y armenio. Me considero tanto siria como armenia, de pleno derecho. Tengo las dos culturas en la sangre, y eso lo sabía desde que era niña. Lo que ayudó fueron las cinco horas semanales obligatorias de lengua armenia impuestas en la enseñanza, en todas las escuelas sirias armenias, y que siguen existiendo hasta ahora por el bien de la comunidad porque en mi opinión, uno no puede defender una causa digna y sincera si no domina su idioma y su cultura.
Nadine Sayegh: Hablando de causas, ¿la suya no es tan fácil para defender?
Nora Arissian: No, en absoluto. Especialmente cuando se trata de un tema como el del genocidio de 1915.
Presenté muchas publicaciones y conferencias relacionadas con esta masacre, y por las cuales fue apremiada en Armenia con la medalla de honor del ministerio de la diáspora, y la del presidente Movses Khorenasti.
Pero lo peor que me ocurrío fue cuando decidí publicar mi libro “Ecos del genocidio armenio en la prensa siria” para conmemorar el aniversario 90 del genocidio (1915-2005). ¡Qué fue mi sorpresa al ver la censura que encontré por parte del gobierno sirio! Era el período de luna de miel con los turcos y mi libro era inoportuno. Sin embargo, pude publicarlo con mis propios gastos en El Líbano, y era una buena experiencia para mí.

Primera mujer armenia diputada en Siria
Nadine Sayegh: ¡De experiencia, no le falta! ¿Tiene una carrera profesional fuera de lo común, de la mujer de letras a diputada, pasando por la enseñanza universitaria y su trabajo en la embajada de Armenia?
Nora Arissian: Las riquezas de mis culturas me ayudaron mucho. Empecé como docente en la universidad de Damasco, y cuando la embajada de Armenia abrió sus puertas, fui nombrada secretaria del embajador.
Además, traduje en inglés, francés y árabe 15 libros de literatura e historia en relación con Armenia. Y soy la primera mujer armenia miembro de la Unión de los Escritores Árabes. Y, en 2016, entré en política.
Nadine Sayegh: ¿Cómo se le ocurrió esta metamorfosis en su carrera?
Nora Arissian: Primero, cabe señalar que cada armenio se considera sirio de pleno derecho. Así como cualquier ciudadano tiene sus derechos y sus deberes. Entonces presentarme en las listas electorales parlamentarias de abril 2016 era un derecho, una nueva ambición, y aún más un deber para con nuestra Siria, este país destrozado desde hace más de 6 años. De este modo, me presenté para la circunscripción de Damasco, y mi colega, Jirair Reisian, para Alepo.
¡Nada fácil con la situación actual del país y los riesgos que iba a correr! La guerra, Daesh, la sociedad masculina oriental y el partido gubernamental Baath. Pero, por otra parte, el cúmulo de mis experiencias pasadas y mi dualismo positivo me permitieron confiar plenamente en mí y ser familiar con mi nuevo “mundo”. Y decidí hacer parte de la lista de los independientes, para poder presentar una nueva voz, la de la mayoría silenciosa, la del mañana, la de la reconstrucción, es por eso que mi programa se titula “Para una Siria recuperada”. Así, de los 250 diputados que constituyen el Parlamento, 32 de ellos son mujeres, y cada uno tiene el derecho de hacer parte de 2 comisiones. Yo, por ejemplo, participo en la de los derechos humanos y de las relaciones internacionales.
Nadine Sayegh: ¿Qué cambios piensa usted poder introducir en esta sociedad debilitada y asolada por la guerra, desde abril 2011?
Nora Arissian: Por un lado, pude hasta ahora aprovechar de mis relaciones con el extranjero para cambiar la imagen que difundían los medios sobre Siria y mostrar la verdadera situación, la de un país vivo y voluntario, a pesar de ser condenado injustamente a afrontar una maldita guerra sangrienta.
En un año y medio, recibí a 24 delegaciones occidentales y americanas, sorprendidas de ver una realidad completamente diferente de lo que se transmitía en su prensa.
Y, por otro lado, fui nombrada presidenta de la asociación de amistad sirio-armenia, y pude firmar más de 20 acuerdos de amistad con diferentes países. Así no sólo logro hacer cambiar sus posiciones sino también hacerles participar en nuestra lucha contra el terrorismo y sus consecuencias, como el desplazamiento y el desalojo de la población, obligada a emigrar a cualquier otro lugar para sobrevivir, o la salvaguardia del patrimonio cultural del país, dañado por Daesh, como por ejemplo en Hasaka, Kamichli o Malula, estos íconos e iglesias que representan una riqueza no sólo para Siria sino también para la humanidad entera. Y sigo trabajando en este sentido hasta que la paz se establezca en Siria.
Nadine Sayegh: ¡De experiencia, no le falta! ¿Tiene una carrera profesional fuera de lo común, de la mujer de letras a diputada, pasando por la enseñanza universitaria y su trabajo en la embajada de Armenia?
Nora Arissian: Las riquezas de mis culturas me ayudaron mucho. Empecé como docente en la universidad de Damasco, y cuando la embajada de Armenia abrió sus puertas, fui nombrada secretaria del embajador.
Además, traduje en inglés, francés y árabe 15 libros de literatura e historia en relación con Armenia. Y soy la primera mujer armenia miembro de la Unión de los Escritores Árabes. Y, en 2016, entré en política.
Nadine Sayegh: ¿Cómo se le ocurrió esta metamorfosis en su carrera?
Nora Arissian: Primero, cabe señalar que cada armenio se considera sirio de pleno derecho. Así como cualquier ciudadano tiene sus derechos y sus deberes. Entonces presentarme en las listas electorales parlamentarias de abril 2016 era un derecho, una nueva ambición, y aún más un deber para con nuestra Siria, este país destrozado desde hace más de 6 años. De este modo, me presenté para la circunscripción de Damasco, y mi colega, Jirair Reisian, para Alepo.
¡Nada fácil con la situación actual del país y los riesgos que iba a correr! La guerra, Daesh, la sociedad masculina oriental y el partido gubernamental Baath. Pero, por otra parte, el cúmulo de mis experiencias pasadas y mi dualismo positivo me permitieron confiar plenamente en mí y ser familiar con mi nuevo “mundo”. Y decidí hacer parte de la lista de los independientes, para poder presentar una nueva voz, la de la mayoría silenciosa, la del mañana, la de la reconstrucción, es por eso que mi programa se titula “Para una Siria recuperada”. Así, de los 250 diputados que constituyen el Parlamento, 32 de ellos son mujeres, y cada uno tiene el derecho de hacer parte de 2 comisiones. Yo, por ejemplo, participo en la de los derechos humanos y de las relaciones internacionales.
Nadine Sayegh: ¿Qué cambios piensa usted poder introducir en esta sociedad debilitada y asolada por la guerra, desde abril 2011?
Nora Arissian: Por un lado, pude hasta ahora aprovechar de mis relaciones con el extranjero para cambiar la imagen que difundían los medios sobre Siria y mostrar la verdadera situación, la de un país vivo y voluntario, a pesar de ser condenado injustamente a afrontar una maldita guerra sangrienta.
En un año y medio, recibí a 24 delegaciones occidentales y americanas, sorprendidas de ver una realidad completamente diferente de lo que se transmitía en su prensa.
Y, por otro lado, fui nombrada presidenta de la asociación de amistad sirio-armenia, y pude firmar más de 20 acuerdos de amistad con diferentes países. Así no sólo logro hacer cambiar sus posiciones sino también hacerles participar en nuestra lucha contra el terrorismo y sus consecuencias, como el desplazamiento y el desalojo de la población, obligada a emigrar a cualquier otro lugar para sobrevivir, o la salvaguardia del patrimonio cultural del país, dañado por Daesh, como por ejemplo en Hasaka, Kamichli o Malula, estos íconos e iglesias que representan una riqueza no sólo para Siria sino también para la humanidad entera. Y sigo trabajando en este sentido hasta que la paz se establezca en Siria.