Diez días antes, Shamkhani también llevó a cabo reuniones en Teherán con el general de división Mamlouk, las cuales animaron al funcionario de seguridad sirio, quien normalmente se encuentra en el umbral de la toma de decisiones en el marco de la diplomacia paralela, a presentarse ante las cámaras y bajo sus luces de una manera sin precedentes para el hombre de los contactos confidenciales en Siria. Las reuniones, tanto en su contenido como a través de las declaraciones, abarcaron una revisión sirio-iraní conjunta, tanto en Damasco como en Teherán, del proceso que se ha iniciado después del alto el fuego y de haber tomado forma el entendimiento turco–ruso que preocupa a Teherán y Damasco por igual.

La posición iraní ha demostrado en Damasco que el acuerdo de Alepo, en el que los rusos se precipitaron haciendo que los grupos armados abordaran los autobuses verdes en el este de la ciudad, sigue siendo una gran decepción para los iraníes y para los sirios, ya que quedó en evidencia que los rusos ofrecieron a los turcos concesiones significativas e injustificadas, en medio de las victorias del ejército sirio y de sus aliados en el campo de batalla; concesiones hechas con el fin de lograr que el acuerdo tenga éxito y para librarse de la presiones occidentales y de los medios de comunicación. Por tal motivo Shamkhani dijo en su primera declaración criticando a Moscú sin nombrarla que: “los autobuses de los militantes solo tenían que salir hacia los puestos de detención”.

La sala de operaciones de los aliados, que raramente recurre a los comunicados, presentó pruebas de que existe más que una discrepancia con los rusos relacionada con la tregua, señalando que sus beneficios se limitan a los grupos armados; así que advirtió hace cinco días por medio de un comunicado de los numerosos preparativos llevados a cabo por los grupos armados, que tienen como fin violar el alto al fuego y atacar a Alepo.

A la sala de operaciones de los aliados que incluye oficiales de alto rango de la Guardia Revolucionaria de Irán, no le queda la menor duda que los grupos armados utilizan la tregua para reagruparse y restaurar su estructura en cuanto a armamento. Durante el encuentro del ministro de Defensa qatarí con los líderes de esos grupos en Ankara hace una semana, según fuentes de la oposición, se les había dado un consejo de no integrarse con el Frente de Fatah al Sham,  a cambio de promesas de compensarlos por las armas que perdieron en sus múltiples “epopeyas” en Alepo, durante las cuales se perdió una gran cantidad de armas y elementos antes de ser expulsados de la ciudad.

Los rusos y los iraníes se diferencian sobre el sentido de la presencia turca sobre el territorio sirio. Ya que el tema no se relaciona con una diferencia verbal sobre el nombramiento del Escudo del Éufrates, que constituye una cubierta para la ocupación turca. Desde el punto de vista de  Damasco, los rusos le dieron cubierta aérea en su lucha contra Daesh para entrar en la ciudad de Al Bab, tanto los sirios y los iraníes temen que los grupos armados vuelvan a amenazar la ciudad de Alepo, después de entrar en la ciudad de Al Bab que solo se queda a 12 kilómetros de distancia hacia el este de la ciudad industrial de Al Sheikh Najjar, localizada al noreste de Alepo. Mientras que los grupos expulsados ​​de la ciudad de Alepo siguen afincados al oeste de Alepo, en Al Rashidin, además  se extienden también en los frentes sureños cerca de Khan Tuman.

La densidad de contactos entre Damasco y Teherán refleja y lejos de cualesquier consultas paralelas con los rusos, la cristalización de una dirección sirio-iraní  que busca restablecer el equilibrio dentro de la coalición con los rusos, que ninguno  de sus ejes pretende prescindir de otra. 

Ali Shamkhani, y antes de Boroujerdi, estuvieron en Damasco para formular una dirección común  a fin de impedir que se acuerde una solución política a costa del eje de la Resistencia en la conferencia de Astana. A su vez Teherán está reorganizando las prioridades, corrige el proceso  por medio dar un paso atrás del anuncio iraní-ruso-turco  y que participará solo como observador, elevando  así la cubierta de una solución que no tenga  en cuenta las constantes de Siria e Irán, mientras sobre el terreno se está preparando lo que dijo el general de brigada Ali Mamlouk, para continuar la guerra contra el terrorismo en una alerta en el terreno político.

Por lo tanto, la celebración de tres reuniones entre Teherán y Damasco en una sola semana significa que la prioridad del terreno está por delante de cualquier solución política que aún sigue en la fase de creación, teniendo en cuenta que hasta el momento no se sabe con certeza si los países regionales van a cumplir con sus promesas emitidas en Moscú o Ankara sobre la incorporación de los grupos armados a este proceso.