El Río Sena y su larga historia con París
El río Sena es conocido en el mundo esencialmente porque surca sobre unos 13 kilómetros a la capital francesa, una ciudad a la cual lo une una larga historia.
Cuentan los especialistas que
en una de sus islas (isla de la Cité) la urbe tuvo sus inicios y en torno a
ella y a sus riberas, París se desarrolló a través de los siglos.
El río Sena pasa por varias ciudades de Francia, pero sin lugar a dudas en su recorrido estableció un vínculo entrañable con la capital gala.
El Sena es considerado por algunos como la columna vertebral de la metrópoli. Vía navegable privilegiada para el transporte de mercancías y el turismo, está atravesado en la llamada Ciudad Luz por más de 30 puentes. El Pont Neuf es el puente parisino más antiguo y sigue intacto desde su construcción en 1604.
El río ha sido motivo de inspiración para pintores, músicos y escritores. También ha acogido a parejas de amantes que, provenientes de toda Francia y de otros puntos el orbe, comparten sus sentimientos cerca de sus aguas.
Los mundialmente conocidos candados del amor fueron colocados durante años en las barreras de puentes parisinos que pasan sobre el Sena como símbolo de tan maravilloso sentimiento.
Algunos de los más importantes edificios y monumentos de la urbe se pueden apreciar paseando por el río en alguna embarcación, lo cual resulta una gran atracción turística, o caminando cerca de sus orillas.
El río Sena pasa por varias ciudades de Francia, pero sin lugar a dudas en su recorrido estableció un vínculo entrañable con la capital gala.
El Sena es considerado por algunos como la columna vertebral de la metrópoli. Vía navegable privilegiada para el transporte de mercancías y el turismo, está atravesado en la llamada Ciudad Luz por más de 30 puentes. El Pont Neuf es el puente parisino más antiguo y sigue intacto desde su construcción en 1604.
El río ha sido motivo de inspiración para pintores, músicos y escritores. También ha acogido a parejas de amantes que, provenientes de toda Francia y de otros puntos el orbe, comparten sus sentimientos cerca de sus aguas.
Los mundialmente conocidos candados del amor fueron colocados durante años en las barreras de puentes parisinos que pasan sobre el Sena como símbolo de tan maravilloso sentimiento.
Algunos de los más importantes edificios y monumentos de la urbe se pueden apreciar paseando por el río en alguna embarcación, lo cual resulta una gran atracción turística, o caminando cerca de sus orillas.
CIENTOS DE KILOMETROS DE RECORRIDO
El Sena es uno de los ríos
principales y vía de agua comercial de las regiones de Isla de Francia y Alta
Normandía (norte) en Francia.
Nace a 470 metros sobre el nivel del mar (msnm) en el departamento de Côte-d'Or (este) y desemboca en forma de estuario en El Havre (noroeste), en la bahía del Sena, después de haber pasado por ciudades como Troyes (este), París o Ruan (noroeste).
Se draga, y buques transatlánticos pueden atracar en Ruan, a 120 kilómetros del mar. Las barcas comerciales pueden utilizarlo desde la comuna de Bar-sur-Seine (este), a 560 kilómetros de su desembocadura.
En París, queda a solo 24 msnm, a 445 kilómetros de su desembocadura, lo cual lo hace fluir lento y así resulta fácilmente navegable. Tiene 776 kilómetros de largo y fluye desde el continente hacia el océano Atlántico.
La sección del río sensible a las mareas, desde Le Havre hasta más allá de Ruan, es seguida por una sección canalizada con cuatro grandes esclusas múltiples hasta la desembocadura del Oise en la comuna de Conflans-Sainte-Honorine (noroeste).
Acorde con especialistas, otras dos esclusas múltiples en las localidades de Bougival y en Suresnes, cercanas a París, alzan los barcos al nivel del río en la capital francesa, donde se ubica la desembocadura del Marne. Corriente arriba de la ciudad gala, más esclusas aseguran la navegación a Saint-Mammès (donde desemboca el Loing).
A través de una octava esclusa se alcanza el río Yonne en la comuna de Montereau. De la desembocadura del Yonne, naves más grandes pueden continuar remontando el Sena hasta la localidad de Nogent-sur-Seine. Desde allí en adelante, el río solo es navegable para embarcaciones pequeñas.
Toda forma de navegación acaba precipitadamente en la comuna de Marcilly-sur-Seine, donde el antiguo canal del Alto Sena solía permitir que las embarcaciones continuaran hasta Troyes. Este canal se abandonó durante muchos años.
Hasta que se instalaron las esclusas para elevar artificialmente el nivel del río en los años 1800, era mucho menos profundo, y consistía solo en un pequeño canal de flujo continuo bordeado por riberas arenosas, representado en muchas ilustraciones de la época.
Actualmente la profundidad se controla estrechamente, lo que permite que esté el cauce lleno de agua, de flujo lento normalmente, pero más rápido tras períodos de lluvia intensa.
Hay unas presas especiales corriente arriba que ayudan a mantener un nivel constante del río a través de París, pero puede haber incrementos de su nivel en períodos de extrema pluviosidad.
En enero de 1910 ocurrió un gran incremento del nivel del río que produjo amplias inundaciones a través de la urbe. El Sena de nuevo se alzó a alturas amenazantes en los años 1924, 1955, 1982 y 1999-2000.
Después de una alerta de inundación en 2003, alrededor de 100 mil obras de arte fueron trasladadas fuera de París, la mayor recolocación desde la Segunda Guerra Mundial. Gran parte del arte de la metrópoli se mantiene en almacenes subterráneos que podrían inundarse.
Según un estudio elaborado en 2002, la peor de las posibilidades en caso de inundación del Sena costaría 10 mil millones de euros, cortar el servicio telefónico de varios miles de parisinos, dejar a 200 mil sin electricidad y a 100 mil sin gas.
Nace a 470 metros sobre el nivel del mar (msnm) en el departamento de Côte-d'Or (este) y desemboca en forma de estuario en El Havre (noroeste), en la bahía del Sena, después de haber pasado por ciudades como Troyes (este), París o Ruan (noroeste).
Se draga, y buques transatlánticos pueden atracar en Ruan, a 120 kilómetros del mar. Las barcas comerciales pueden utilizarlo desde la comuna de Bar-sur-Seine (este), a 560 kilómetros de su desembocadura.
En París, queda a solo 24 msnm, a 445 kilómetros de su desembocadura, lo cual lo hace fluir lento y así resulta fácilmente navegable. Tiene 776 kilómetros de largo y fluye desde el continente hacia el océano Atlántico.
La sección del río sensible a las mareas, desde Le Havre hasta más allá de Ruan, es seguida por una sección canalizada con cuatro grandes esclusas múltiples hasta la desembocadura del Oise en la comuna de Conflans-Sainte-Honorine (noroeste).
Acorde con especialistas, otras dos esclusas múltiples en las localidades de Bougival y en Suresnes, cercanas a París, alzan los barcos al nivel del río en la capital francesa, donde se ubica la desembocadura del Marne. Corriente arriba de la ciudad gala, más esclusas aseguran la navegación a Saint-Mammès (donde desemboca el Loing).
A través de una octava esclusa se alcanza el río Yonne en la comuna de Montereau. De la desembocadura del Yonne, naves más grandes pueden continuar remontando el Sena hasta la localidad de Nogent-sur-Seine. Desde allí en adelante, el río solo es navegable para embarcaciones pequeñas.
Toda forma de navegación acaba precipitadamente en la comuna de Marcilly-sur-Seine, donde el antiguo canal del Alto Sena solía permitir que las embarcaciones continuaran hasta Troyes. Este canal se abandonó durante muchos años.
Hasta que se instalaron las esclusas para elevar artificialmente el nivel del río en los años 1800, era mucho menos profundo, y consistía solo en un pequeño canal de flujo continuo bordeado por riberas arenosas, representado en muchas ilustraciones de la época.
Actualmente la profundidad se controla estrechamente, lo que permite que esté el cauce lleno de agua, de flujo lento normalmente, pero más rápido tras períodos de lluvia intensa.
Hay unas presas especiales corriente arriba que ayudan a mantener un nivel constante del río a través de París, pero puede haber incrementos de su nivel en períodos de extrema pluviosidad.
En enero de 1910 ocurrió un gran incremento del nivel del río que produjo amplias inundaciones a través de la urbe. El Sena de nuevo se alzó a alturas amenazantes en los años 1924, 1955, 1982 y 1999-2000.
Después de una alerta de inundación en 2003, alrededor de 100 mil obras de arte fueron trasladadas fuera de París, la mayor recolocación desde la Segunda Guerra Mundial. Gran parte del arte de la metrópoli se mantiene en almacenes subterráneos que podrían inundarse.
Según un estudio elaborado en 2002, la peor de las posibilidades en caso de inundación del Sena costaría 10 mil millones de euros, cortar el servicio telefónico de varios miles de parisinos, dejar a 200 mil sin electricidad y a 100 mil sin gas.
HISTORIAS Y LEYENDAS
El Sena está colmado de historias
y leyendas que parecieran conferirle vida, al tiempo que le valieron un
protagonismo cada vez un mayor en el acontecer de la capital francesa.
Cuenta la leyenda que después de que Juana de Arco fuera quemada en la hoguera en 1431, sus cenizas se lanzaron al Sena, aunque persisten leyendas en sentido contrario hasta la actualidad.
Según su testamento, Napoleón Bonaparte, que murió en 1821 deseaba ser enterrado en las orillas del Sena, petición que no fue cumplida.
Algunas de las víctimas de la matanza de París de 1961 se ahogaron en ese río después de ser lanzadas desde el Pont Saint-Michel y otros lugares de la llamada Ciudad Luz.
Lo cierto es que más allá de historias y leyendas, muchos coinciden en que el encanto de la capital francesa no sería el mismo sin el Sena.
Cuenta la leyenda que después de que Juana de Arco fuera quemada en la hoguera en 1431, sus cenizas se lanzaron al Sena, aunque persisten leyendas en sentido contrario hasta la actualidad.
Según su testamento, Napoleón Bonaparte, que murió en 1821 deseaba ser enterrado en las orillas del Sena, petición que no fue cumplida.
Algunas de las víctimas de la matanza de París de 1961 se ahogaron en ese río después de ser lanzadas desde el Pont Saint-Michel y otros lugares de la llamada Ciudad Luz.
Lo cierto es que más allá de historias y leyendas, muchos coinciden en que el encanto de la capital francesa no sería el mismo sin el Sena.