¿Habrá una guerra civil en Estados Unidos?
El miedo pone sus garras sobre los estadounidenses a escasas jornadas de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Unos temen y otros alientan los temores de que la nación pueda llegar al extremo de una guerra civil si el actual gobernante, Donald Trump pierde la contienda frente a su rival el demócrata Joe Biden.
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¿Habrá una guerra civil en Estados Unidos? (Foto: AFP)
Un reciente artículo publicado en el sitio Five Thirty Eight bajo la firma de Lee Drutman, miembro de alto rango en el programa de Reforma Política de Nueva América, hizo una aproximación al tema de cómo el odio llegó a dominar la política americana, en especial bajo la actual administración.
El analista confirma una tendencia que ahora alcanza dimensiones insospechadas, el odio al partido opuesto, y que llevaría a los estadounidenses a una situación potencialmente destructiva, algo que es azuzado por Trump con su apoyo tácito a grupos extremistas blancos vinculados a conservadores evangélicos.
Según Drutman existen dos maneras posibles de que ese odio termine. La primera es la que todos tememos: el desenvolvimiento de nuestra democracia, porque uno o ambos lados se odian tanto que están dispuestos a apoyar un liderazgo antidemocrático y autoritario para mantener el poder, algo que tocaría a la puerta de una guerra civil.
En la actualidad algunos se preguntan qué tanto influirá la base electoral religiosa de Trump, la misma que señala el país enfrenta una debacle moral, y cuyos miembros votaron el 81 por ciento por él.
Según John Fea en su libro Believe me. The Evangelical Road to Donald Trump (Wm. B. Eerdmans Publishing Co, (2018), Trump acrecentó en esa porción de sus seguidores el odio hacia los demócratas porque presuntamente se oponían a sus planes de grandeza.
El presidente construyó esa realidad alternativa en discursos y entrevistas en las cuales demandaba al público tener confianza en lo que decía. Reiteradamente recurrió a la fórmula acuñada: believe me (Créeme). Ahora, la amplia mayoría de los electores evangélicos blancos sucumbieron al encantamiento y le creyeron, y muchos se mueven en el pantano de la conspiración.
En su libro Fea señala que por mucho tiempo los cristianos evangélicos blancos se comprometieron en la vida pública mediante una estrategia definida por la política del miedo; la búsqueda de poder político (al que llama wordly power, poder mundano), y el anhelo nostálgico por un pasado nacional que, en primer lugar, tal vez nunca ha existido”, y que Trump diabólicamente trata de entronizar.
Esos mismos votantes son caldo de cultivo de la violencia armada y están dispuestos a pasar por alto la misoginia del gobernante, su belicosidad contra los migrantes, las comprobadas mentiras que la prensa le documentó(más de 15 mil), su turbio historial en la declaración de impuestos, la fallida estrategia para hacer frente a la pandemia de Covid-19, su irrestricta defensa de los abusos policiales contra la población afroestadunidense y latina.
El escenario es preocupante, más cuando una reciente encuesta del Centro de Investigación Pew indicó que el 44 por ciento de los votantes registrados para el día 3 de noviembre son cristianos blancos.
Esa es una realidad aunque las encuestas electorales marcan que Trump no se alzará con la victoria porque parece que es más grande la ola en su contra que los sufragios favorables.
Sin dudas los estadounidenses llegan a noviembre en un escenario que además de confrontación en las urnas pudiera llegar al enfrentamiento en las calles del país, algo de lo que el actual ocupante de Casa Blanca tiene mucha culpa con sus insinuaciones de fraude y el aliento a sus seguidores para la defensa de una victoria que le niegan las encuestas.
Al respecto, un artículo publicado en The Nation cita un informe del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en ingles) que predice una "amenaza extremista violenta" planteada por una milicia de derecha.
En unos de los debates presidenciales Trump fue preguntado si condenaría esa violencia. “Casi todo lo que veo es de la izquierda, no de la derecha", dijo, y llamó a esos grupos a esperar.
Ese mismo día, el FBI emitió un informe de inteligencia advirtiendo de una inminente "amenaza violenta extremista" planteada por una milicia de derecha que incluye a los supremacistas blancos, identificando el actual período de elecciones hasta la inauguración de 2021 como un potencial punto de ignición.
Hoy no es un secreto que el grupo de milicias de extrema derecha conocido como "Boogaloos" está en la primera fila de los que siguen los llamados de Trump para desconocer los resultados de las eleccionesy salir a “defender” su victoria.
No por gusto, en su primer debate presidencial Trump pidió a sus seguidores que patrullaran los colegios electorales. "Estoy instando a mis partidarios a que vayan a las urnas y observen muy atentamente porque eso es lo que tiene que pasar", dijo.
En ese sentido, un artículo publicado por la revista The Atlantic alerto que las milicias de derecha se preparan para la guerra civil y reclutan a miles de policías, soldados y veteranos, los mismos a los que Trump llamó a "retrocede y estar a la espera".
Stewart Rhodes, de un grupo llamado los Guardianes del Juramento, no se cansa de llamar a la guerra civil para “salvar a Trump”. En agosto, cuando un adolescente fue acusado de disparar y matar a dos personas en las protestas por la brutalidad policial en Kenosha, Wisconsin, Rhodes lo llamó "un héroe, un patriota" en un Twitter.
Mientras Trump pasó el año advirtiendo sobre un poco probable fraude electoral, los Guardianes del Juramento estaban escuchando, plantea The Atlantic y pregunta, qué pasaría si Trump perdiera.
Para concluir esta aproximación al tema basta citar palabras de Steve Bannon, estratega clave de Trump, recientemente arrestado por supuesto fraude, quien afirmó que “la ira y el miedo es lo que lleva a la gente a las urnas".
Sin embargo, a casi cuatro años de la presidencia del magnate neoyorquino, el Partido Republicano no puede soportar mucho más "victorias" de Trump.
Así para algunos la ira no es una filosofía de gobierno ganadora. El número de republicanos auto-identificados ha bajado, y la identidad demócrata subió. Las mujeres, los universitarios, los latinos, y muchos republicanos alienados están huyendo del partido.
La diseminación del temor sobre una guerra civil es lo que aterra a muchos estadounidenses días antes de su visita a las urnas. ¿Pasará o no?, es una gran interrogante a la que solo la mayoría puede ser contestaría.