Estados Unidos y el gran final de Trump
En un criticado mecanismo, 538 personas seleccionadas por los 50 estados del país votarán para conocer quién será el 46 gobernante de la nación.
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Estados Unidos y el gran final de Trump
El próximo lunes 14 de diciembre los delegados al Colegio Electoral que elige al presidente de Estados Unidos pondrán fin a semanas de incertidumbre y maniobras de Donald Trump y sus seguidores para evitar la confirmación de la victoria del demócrata Joe Biden.
Las afirmaciones infundadas del presidente sobre el fraude electoral provocan la indignación de sus leales y llevaron a un comportamiento que los demócratas e incluso algunos republicanos dicen que se volvió peligroso, ya que según Trump solo Trump, y nadie más que él fue el vencedor.
En un criticado mecanismo, 538 personas seleccionadas por los 50 estados del país votarán para conocer quién será el 46 gobernante de la nación. Los resultados preliminares sostienen que Biden con 306 votos venció a Trump y sus 232 papeletas.
A partir del martes 8 de diciembre las listas certificadas de electores para el Colegio Electoral están protegidas por la ley, y cualquier posibilidad de que un estado pueda nombrar una lista diferente que sea favorable al mandatario en funciones desapareció.
Tras la consumación práctica del proceso, el 8 de diciembre, conocido como el Día del “Refugio Seguro”, los gobernadores de los estados dieron el paso para que el 14, los delgados al Colegio Electoral resuelvan la controversia creada por Trump y seguidores.
A pesar de su clara derrota, el mandatario no muestra ninguna intención de detener su sostenido asalto al proceso electoral e insiste en sus teorías de conspiración sin fundamento sobre el fraude electoral con el claro objetivo de deslegitimación de los resultados electorales.
Según analistas, la retórica se está acelerando entre sus más fervientes aliados. Esto ha provocado indignación entre sus leales y ha llevado a un comportamiento que los demócratas e incluso algunos republicanos dicen que se ha vuelto peligroso.
Recientemente, los partidarios del presidente, algunos de ellos armados, se reunieron frente a la casa del Secretario de Estado de Michigan, mientras amenazas de muertes por correo llegaron hasta Cynthia A. Johnson, una representante del estado de Michigan.
Los funcionarios electorales de Georgia, en su mayoría republicanos, dicen que recibieron amenazas de violencia. El Partido Republicano de Arizona, en Twitter, pidió dos veces a sus seguidores que estuvieran dispuestos a "morir por algo" o "dar mi vida por esta lucha", lo que evidencia un llamado a acciones de mayor envergadura.
Otra muestra de lo que provoca la posición del trumpismo fue denunciada por Ann Jacobs, la presidenta de la Comisión Electoral de Wisconsin, quien alertó a sus vecinos y a la policía sobre las constantes amenazas contra su persona y familia.
Sin embargo, en ausencia de una sola victoria significativa en sus docenas de demandas -y con una derrota clave pronunciada por el Tribunal Supremo el martes- la cruzada del presidente es ahora tanto una batalla contra el proceso electoral en sí mismo, como un intento de poner en duda unas elecciones libres y justas y de socavar a Biden antes de que preste juramento al cargo el 20 de enero.
La semana pasada, un alto funcionario electoral republicano en Georgia, Gabriel Sterling, demandó al presidente que dejara de atacar el proceso de votación en el estado, diciendo que había provocado amenazas contra funcionarios y trabajadores electorales.
Pese a todas estas presiones, el proceso del martes 8, conocido como puerto seguro, sirvió como una especie de garantía de que el Congreso debe contar la lista de electores certificados para la fecha límite, y actúe como un acelerador para resolver cualquier disputa electoral pendiente.
También es probable que limite las impugnaciones legales para detener o interrumpir la certificación oficial de los votos electorales que Biden necesita para reclamar la presidencia.
Pero Trump echó más leña al fuego cuando desestimó la fecha como insignificante, diciendo el martes que el verdadero plazo llega el 6 de enero cuando el Congreso se reúne para aprobar la certificación. Todo parece indica, sin embargo, que por la composición del pleno de ambas cámaras del legislativo, el “pataleo” de Trump llegará a su fin.
Sin embargo, sus lamentos encendieron más las pasiones de sus seguidores y sus falsas narrativas, a la vez que sembró la idea de que el proceso electoral fue alterado y no se debe entregar legítimamente la presidencia a cualquiera que no se llame Donald Trump.
El plazo de puerto seguro del 8 de diciembre certificó que Biden recibirá los 270 votos en el Colegio Electoral que necesita para ganar la presidencia, y lo más probable es que termine con 306, el mismo total que Trump ganó en 2016.
Hasta el lunes, todos los estados menos uno - Hawaii - habían certificado sus elecciones pero el mandamás y compañía se niegan a reconocer su fracaso, y cabe preguntarse, que vendrá después. Habrá violencia o volverá la cordura que pide la mayoría en el país y en el Congreso.