Cambio climático y el caos que se avecina
El fenómeno del cambio climático se evidencia en eventos meteorológicos extremos, en algunos lugares extremadamente fríos y otros con elevadas temperaturas, en lo que influye el desarrollo acelerado de la agricultura, ganadería, industria, construcción, generación de electricidad, transporte terrestre, marítimo y aéreo, y en especial la utilización de combustibles fósiles.
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Cambio climático y el caos que se avecina
La advertencia científica de que los efectos del cambio climático pueden ser más devastadores que la pandemia de la Covid-19 hacen saltar las alarmas en el mundo en momentos en que son muchos los que consideran la acción global está muy distante de lo necesario para evitar el caos climático que incluso amenaza la existencia del hombre en la tierra.
El asunto, pese a su vital importancia, es controversial para los gobiernos, tanto a lo interno como en el reflejo de políticas de impacto internacional.
El consenso científico mundial es claro: las emisiones de gases que calientan el planeta deben reducirse a casi la mitad para 2030 si el mundo quiere tener una buena oportunidad de evitar las peores catástrofes climáticas, valoró Somini Sengupta en un reciente artículo que publicó el diario The New York Times.
Por otro lado, organismos internacionales aseguran que si los estados desarrollados y los países en desarrollo destinaran el 50 por ciento de sus gastos militares a la lucha contra los efectos del cambio climático, eso sería un gran avance para la humanidad.
Sin embargo, en general, la comunidad internacional no avanza con la celeridad necesaria y no son pocos los que estiman que las nuevas promesas climáticas presentadas a las Naciones Unidas por algunos países que se acogieron al Acuerdo de Paris aunque reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero en menos del 1 por ciento, no son suficientes.
Según Sengupta la respuesta política mundial es hasta ahora decepcionante y eso es reflejado por la directora de la agencia climática de las Naciones Unidas, Patricia Espinosa, quien dijo que las cifras recopiladas por su oficina mostraban que "los niveles actuales de ambición climática están muy lejos de situarnos en una senda que permita cumplir nuestros objetivos del Acuerdo de París."
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, calificó el informe de "alerta roja", más cuando menos de la mitad de los países presentaron nuevos objetivos a esa organización.
Todavía falta Estados Unidos, que produjo más emisiones de gases de efecto invernadero que ningún otro país en la historia, y tras los sinsabores causado por el anterior gobierno de Donald Trump, su sucesor en el cargo, el demócrata Joe Biden, parece dispuesto a lograr avances sustanciales sobre el tema.
Biden aun no presentó sus objetivos para 2030 y está presionado por los defensores del clima para que reduzca las emisiones al menos en un 50 por ciento respecto a los niveles de 2005.
La Casa Blanca afirmó que aspira a tener cero emisiones netas en 2050, pero aún no ha detallado cómo lo conseguirá, aunque se espera que haga el anuncio en una cumbre internacional sobre el clima que acogerá el 22 de abril, a la que seguirá la próxima ronda de conversaciones de las Naciones Unidas sobre el clima, en Glasgow, Escocia, en noviembre, donde más países pudieran unirse a la treintena de los que ya anunciaron el incremento de sus objetivos climáticos.
El objetivo final es limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados respecto a los niveles de 1990. Los científicos aseguran en estudios exhaustivos que cualquier calentamiento que vaya más allá de este límite podría provocar un aumento de los incendios forestales y las sequías, una mayor inseguridad alimentaria y del agua, y la inundación de ciudades costeras e islas pequeñas.
Pero, pese a los esfuerzos, aun el mundo transita por la senda de la extinción de la especie humana.
El fenómeno del cambio climático se evidencia en eventos meteorológicos extremos, en algunos lugares extremadamente fríos y otros con elevadas temperaturas, en lo que influye el desarrollo acelerado de la agricultura, ganadería, industria, construcción, generación de electricidad, transporte terrestre, marítimo y aéreo, y en especial la utilización de combustibles fósiles.
Según las estimaciones del Banco Mundial de 2020 los desastres naturales tienen un costo de alrededor de 18 mil millones de dólares anuales para los países de ingreso bajo y mediano, solo en daños a la infraestructura de transporte y de generación de energía…También provocan trastornos generalizados a las familias y las empresas, que se traducen en un costo de al menos 390 mil millones al año.
El cambio climático ha causado el drástico aumento de la temperatura alcanzando records históricos en el norte de Siberia, Alaska, Groenlandia y en el Océano Ártico, generando el deshielo de los glaciares y la subida del nivel de los mares, lo que pone en peligros de desaparecer estados-islas y millones de personas.
Además los incendios en diversas partes del mundo echan más combustible al fuego, fenómeno que a su vez contribuye a aumentar la temperatura a escala global y a alterar los ciclos de las lluvias.
Actualmente, alrededor del 68 por ciento de la Amazonía, 12 millones de hectáreas, está en concesión para la industria petrolera, lo que afecta a uno de los escenarios de mayor diversidad mundial, reservorio de agua y considerado uno de los pulmones fundamentales del globo terráqueo.
Qué hacer es una de las interrogantes mas reiteradas por los más afectados.
En ese sentido son más las apelaciones a que cese la carrera armamentista y se reviertan sus recursos para favorecer la supervivencia del hombre. Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), en 2019, el gasto militar en el mundo alcanzó 1,4 billones de dólares estadounidenses, cifra que representa el 2,2 por ciento del Producto Interno Bruto mundial.
Estados Unidos se ubicó en el primer lugar en gastos militares con 732 mil millones, seguido de China que asignó 261 mil millones, luego India que destinó 71 mil 100 millones, Rusia que desembolsó 65 mil 100 millones y Arabia Saudita que erogó 61 mil 900 millones. Qué pasaría si esos fondos fueran a inversiones pro vida y no como ahora que causan muertes.
Según estudios científicos y de expertos internacionales si se llegara a establecer un consenso entre los estados desarrollados y países en desarrollo para que el 50 por ciento de los gastos militares se destinen a la lucha contra los efectos del cambio climático, podría representar un gran avance para la humanidad.
Aún no es tarde para emprender la marcha y evitar que se hagan realidad las predicciones de la ciencia de que “el mundo se va a acabar” y es el hombre quien abre su propia sepultura.