El amargo sabor del azúcar en el bloqueo contra Cuba
La guerra económica que EE.UU. emprendió contra Cuba desde hace seis décadas sigue vigente y reforzada con las más de 240 medidas punitivas adoptadas por la administración Trump.
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El amargo sabor del azúcar en el bloqueo contra Cuba
En 1961, la Coca Cola dejó de tener el dulce sabor del azúcar cubano, que por mucho tiempo le había acompañado.
El 31 de marzo de ese año, hace ya seis décadas, la recién instalada administración estadounidense de John F. Kennedy propinaba su primer batacazo a la economía cubana, al suprimir totalmente la compra de azúcar a Cuba.
Mediante la Proclama Presidencial 3401, el mandatario norteamericano reducía a cero la cuota azucarera que Cuba tenía en el mercado de ese país desde 1934, y que fue refrendado por la Ley Azucarera de EE.UU. de 1948.
Era la más drástica medida y la de mayor impacto económico tomada por la Casa Blanca, hasta ese momento, contra la naciente Revolución Cubana. Téngase en cuenta que entonces, el azúcar representaba el 79 por ciento de las exportaciones de Cuba, según cifraba el Departamento de Comercio de EE.UU. (*)
Según esa entidad, “Cuba dependió por largo tiempo de los Estados Unidos como mercado para su azúcar, y suministró la parte principal del consumo total de azúcar de los Estados Unidos. En 1958, el comercio de Estados Unidos con Cuba totalizó más de mil millones de dólares. Los Estados Unidos promediaban un 71 por ciento del total de las exportaciones cubanas y un 64 por ciento de sus importaciones”.
La supresión total de la cuota azucarera, había sido precedida por la decisión de la administración Eisenhower, el 6 de julio de 1960, de recortarla en 700 mil toneladas para ese año en curso. Hasta entonces, Cuba acaparaba el 33% de las compras en la plaza azucarera estadounidense, con una cuota total de 3 millones 119 mil 655 toneladas.
Ese día, el periódico cubano Hoy editorializaba: “Ni nuestro pueblo ni el mundo olvidarán esta fecha en que se inicia la guerra económica de un país imperialista poderoso contra un pequeño pueblo libre que prefiere la muerte a retomar las cadenas”.
En la última quincena de diciembre de 1960, la Casa Blanca adjudicó a los productores de varias naciones el azúcar que cinco meses antes dejó de comprarle a Cuba.
La cadena de decisiones de los gobiernos estadounidenses en el sector azucarero impactó en toda la industria. Las instalaciones y maquinarias fundamentales de los centrales azucareros (tándems, turbogeneradores, calderas, centrífugas) provenían de EE.UU.
Otros enseres necesarios para la producción y el mantenimiento de la industria como metales, combustibles, lubricantes, soldaduras provenían también de dicho país.
Estados Unidos suspendió el envío de cualquier suministro para la industria azucarera cubana.
Ello también impactó en el suministro de piezas de repuestos para los miles de camiones, tractores e implementos agrícolas estadounidenses que eran mayoría en el cultivo y cosecha de la caña de azúcar en Cuba.
Era un golpe al corazón de la economía cubana. Un paso calculado en la guerra despiadada contra la nación caribeña que en su escalada ya había incluido la prohibición de viajes a Cuba de los ciudadanos estadounidenses, la reducción deliberada de los viajes a La Habana de los buques de carga desde EE.UU., el corte del suministro de petróleo a Cuba por parte de la TEXACO, ESSO y la SHELL y la negativa de esas compañías a procesar en sus refinerías el crudo soviético que el país tuvo que adquirir, las restricciones a las exportaciones de productos estadounidenses hacia Cuba, dificultades con el servicio postal y otras restricciones.
Cuando se suprimió la cuota azucarera, ya EE.UU. había roto relaciones diplomáticas con Cuba. Quince días después de la medida, fueron atacados aeropuertos cubanos por aviones procedentes de EE.UU.; y el 17 de abril de 1961 desembarcarían en la costa sur de Matanzas fuerzas mercenarias organizadas, entrenadas, financiadas y transportadas por EE.UU., las cuales fueron derrotadas en menos de 72 horas.
La guerra económica que EE.UU. emprendió contra Cuba desde hace seis décadas sigue vigente y reforzada con las más de 240 medidas punitivas adoptadas por la administración Trump. Cuba nunca recuperó su cuota azucarera en el cercano mercado estadounidense. Hasta hoy no puede exportar siquiera un caramelo hacia ese país.
El bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba le han representado pérdidas a la economía cubana por 144 mil 413 millones de dólares; y si tomamos en cuenta la depreciación del dólar frente al oro en estos años, los perjuicios ascenderían a 1 billón 98 mil millones de dólares. ¿Cuánto hubiera hecho Cuba con tales montos?
(*) En agosto de 1975, el Departamento de Comercio de Estados Unidos emitió un informe titulado “Las relaciones comerciales de los Estados Unidos con Cuba: un escrutinio”