Estados Unidos, Cuba y otros síndromes
El vocablo síndrome, más bien asociado a patologías médicas, es una moda en la actualidad para los estadounidenses que durante muchos años trataron de olvidarse del síndrome de Vietnam, el sentimiento de derrota e impotencia sufrida por la sociedad estadounidense en los años 1970 y principios de los años 1980 tras la derrota en su agresión a Vietnam.
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Estados Unidos, Cuba y otros síndromes
Pudiera convertirse en viral si Washington prosigue utilizando la palabra para acusar a naciones que les son adversas y trata de fijarla en la mente de sus ciudadanos como ocurre en la actualidad con el mal llamado "Síndrome de La Habana", una aberración más de los estadounidenses en su afán de ahogar la resistencia de los cubanos al criminal y genocida bloqueo aplicado hace más de 60 años contra ellos.
Según alegan las autoridades norteamericanas sus funcionarios fueron víctimas de ataques sónicos en Cuba. No presentaron pruebas e incluso, y pese a la cooperación de las autoridades de la isla, no facilitaron el acceso de la ciencia isleña a los expedientes de las "victimas".
En días recientes, el gobierno de Joe Biden renovó la determinación de la administración Trump de que Cuba "no coopera plenamente con los esfuerzos antiterroristas de Estados Unidos", reafirmando una controvertida decisión tomada en los últimos 10 días de la administración Trump, y que justificó un nuevo apretón contra los cubanos.
El aviso, fechado el 14 de mayo mantiene la lista elaborada bajo la administración Trump, que incluía a Cuba junto a Irán, Corea del Norte, Siria y Venezuela, otras naciones que pueden ser llamadas "Síndromes de la Casa Blanca", ya que la palabrita puede asociarse a los fracasos de la política de Washington hacia esos países.
Según el ministro de Asuntos Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, "Esta acción calumniosa, así como la continua aplicación de la política de Trump y sus 243 medidas de bloqueo, son sorprendentes e irritantes". Estas medidas se adoptaron usando como justificación el "síndrome".
Más que endilgar el calificativo malévolo a La Habana, las autoridades estadounidenses pudieran pensar más en el "Síndrome de la Casa Blanca", pues son ellos los que hablan de enfermedades y otros demonios para acusar a Cuba, Irán y otras naciones adversas.
Los líderes del Comité de Inteligencia del Senado se comprometieron a "llegar al fondo" de los misteriosos ataques del "síndrome de La Habana" tras los informes de un reciente episodio cerca de la Casa Blanca.
Los presuntos ataques, que se produjeron por primera vez en La Habana (Cuba) en 2016, aparecieron desde entonces en varios países, dejando a varios diplomáticos y analistas estadounidenses con síntomas neurológicos que van desde el vértigo al insomnio. Son presuntos porque la propia ciencia estadounidense no arriesga prestigio con su certificación por falta de evidencias o pruebas, según reconocen.
Unos 40 funcionarios del gobierno fueron afectados por los ataques, que un informe de la Academia Nacional de Ciencias financiado por el gobierno determinó que probablemente fueron causados por la radiación de microondas. La mayor parte de los casos conocidos son empleados del Departamento de Estado o de la CIA.
El asunto tiene un nacimiento dudoso y muchos se preguntan si no son oscuros intereses contra Cuba los que promovieron el mal llamado Síndrome.
Reportes recientes abordan problemas parecidos. Así, autoridades de China acusadas malévolamente de ser las causantes de la pandemia de la Covid-19 se preguntan Qué esconden en Fort Detrick? y en sus más de 200 laboratorios biológicos en todo el mundo?
Al respecto, el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Zhao Lijian, pidió a Estados Unidos que proporcione información sobre el "brote inexplicable" de enfermedades respiratorias y el importante número de casos de una dolencia pulmonar que se registraron en 2019 en la nación norteamericana.
Esa fue la respuesta a la orden dictada por el presidente estadounidense, Joe Biden, a la Inteligencia de su país para que le informe en los próximos tres meses sobre si el covid-19 surgió por primera vez en China de una fuente animal o de un accidente de laboratorio.
Recientemente, Johana Tablada, Subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, sostuvo que oscuros intereses se mueven detrás de la campaña contra su país.
Ningún estudio divulgado hasta hoy en Estados Unidos, Cuba o el mundo proporciona evidencias científicas de que existieran ondas de radiofrecuencia de gran intensidad en el área donde se ubicaron los diplomáticos que reportaron síntomas de salud, dijo la funcionaria.
Los únicos que ganaron con esta historia son un grupo minoritario y reaccionario de políticos desesperados y dispuestos a echar mano a cualquier recurso para tratar de imponer y perpetuar el curso de confrontación, mentiras e injusticia en la política de Washington contra el pueblo cubano, contra nuestra emigración y los propios estadounidenses, afirmó.
Tablada sostuvo que el grupo de expertos de Cuba que investigó este tema declaró y explicó por qué la tesis expuesta más recientemente es una hipótesis "poco probable, y ciertamente no un hecho demostrado" como intentan fijar en el imaginario de las personas medios y fuentes sin identificar en Estados Unidos.
Agregó que la "Academia de Ciencias de Cuba discrepó también sobre esta posibilidad que calificó de una especulación presentada como una hipótesis más, no sustentada por argumentos en el cuerpo del informe publicado por un panel de las Academias de Ciencias de Estados Unidos".
Los propios estadounidenses no pueden asegurar cuál es la causa de los síntomas reportados y es crítica la ausencia de información solicitada al gobierno estadounidense que limitó su estudio.
Tablada subrayó que hasta hoy "lo más concreto y factual que hemos visto es que fueron reportados síntomas con una diversidad tal que incluso los médicos del Departamento de Estado explicaron , al igual que los científicos cubanos, que no pueden atribuirse tantos síntomas a una causa común.
Recordó la funcionaria que la acusación infundada contra su país de los ataques sirvió de pretexto para la retirada de la mayor parte del personal de la Embajada de Washington en La Habana, en 2017 y para una secuencia inédita de acciones de hostilidad y retroceso en las relaciones entre ambos países y pueblos.
Aseveró que tras el cambio de gobierno en la Casa Blanca estamos ante un nuevo ciclo de artículos y "filtraciones" sobre la supuesta existencia de "ataques", palabra no utilizada hasta hace poco por los voceros oficiales del gobierno de Estados Unidos en sus declaraciones.
La Subdirectora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba reiteró que no existe en realidad algo así como "el Síndrome de la Habana" fuera de la propaganda pero vivimos en un mundo, subrayó, en que las percepciones importan más que la realidades.
Dijo que las investigaciones del FBI y el Ministerio del Interior de Cuba fueron serias y concluyentes al descartar la existencia de los ataques sónicos ultrasónicos o infrasónicos y puntualizó que médicos y científicos aseguraron en repetidas ocasiones que la cantidad de síntomas de los misteriosos reportes de salud no pueden ser atribuidos a una causa común.
La diplomática concluyó que la víctima principal de toda esta saga parece que es nuevamente la verdad. "Las medidas tomadas sobre la base de especulaciones no confirmadas no han sido revertidas y el sufrimiento que han provocado al pueblo cubano, a las familias y a las relaciones bilaterales y entre los pueblos solo ha sido agravado", dijo.
Mientras voceros como el senador Marco Rubio, del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, insisten en el denominado "Síndrome de La Habana" pese a la negativa de Cuba, avalada por estudios científicos, que se aparta categóricamente de esas acciones.
"No está claro si la información que estamos recibiendo es correcta o incorrecta", declaró recientemente la Directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Avril Haines.
"El caballo está fuera del establo en esto. La información ya está ahí fuera, y creo que nos corresponde a todos intentar asegurarnos de que la información que se difunde es correcta y de que la gente entiende lo que está pasando”, preciso, pero mientras tanto, evidencian análisis, la verdad es la primera víctima, mientras nuevos "síndromes" pueden aparecer en la narrativa estadounidense.