¿Por qué la reacción saudita a una declaración común ha sido tan exagerada?
La reacción saudita a una vieja declaración del ministro de Información libanés, George Kordahi, antes de asumir su cargo, parece estar llena de extremismo y exageraciones.
La reacción saudita a una vieja declaración del ministro de Información libanés, George Kordahi, incluso antes de asumir su cargo, parece estar llena de extremismo y exageraciones. Por lo tanto, las expresiones de Kordahi no eran tan llamativas y fuertes para una reacción como esa.
Esta inconsistencia radica entre la acción -de calificar de absurda la guerra contra Yemen, -y esto es lo más simple que se puede decir al respecto- y la reacción -de retirar al embajador saudita en El Líbano, y darle al embajador libanés en el Reino 48 horas para abandonar el país, suspender las exportaciones libanesas a Arabia Saudita, y además presionar al Consejo de Cooperación del Golfo para que emita una enérgica declaración de condena-.
Este estado de inconsistencia nos pone ante una de dos hipótesis, y puede ser incluso ante ambas juntas; la primera es que esta reacción ha sido psicológica por parte de un régimen individualista en Arabia Saudita, y la segunda es que esa sea su política dentro del marco de una tormenta que está atravesando la región, en la que Arabia Saudita es un actor importante.
Primera hipótesis
Con la llegada al poder de Mohammed bin Salman se formó un sistema de gobierno absolutamente individualista en Arabia Saudita, en el que la decisión política se toma de manera impulsiva y en función de la emoción y el instinto de autocracia. Asimismo, este sistema tambien sufre debilidad crónica y fatal en cuanto a los requisitos mínimos de experiencia política.
Esto se ha demostrado en más de una ocasión, cuyo ejemplo más claro ha sido la declaración de guerra a Yemen; empezando por anunciar una misión de unas semanas, que se convirtió después en años, durante los cuales los yemenitas vivieron mucho sufrimiento. Esto es cierto, pero al mismo tiempo, el reino saudita y su alianza también fueron sacudidos de una manera sin precedentes debido a este conflicto en el cual han entrado, y a las pérdidas financieras y humanas que sufrieron, y la amenaza real que vivieron y que no la habían pensado ni esperado, de forma que resultanron tan ilusos por haber considerado que esa guertra a Yemen no es mas que "un paseo", ilusion que se ha esfumado desde antes de despegar el primer avion de combate saudita.
El fracaso también ha sido claramente demostrado en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Un crimen que no fue más que una venganza instintiva emocional, a través de un plan estúpido elaborado por una mente impulsiva.
Por lo tanto, un príncipe acaba con dos de los tres pilares del estado saudita sin pensar en las consecuencias (la familia y el movimiento religioso, aquí dos de ellos, y el tercero es el petróleo). Y como lo describe el libro "Sangre y Petróleo”, es un principe empapado de narcisismo y autoritarismo, y no le importa ofender a los altos funcionarios incluso con bofetadas y escupidas. Todo esto puede explicar como se comete una reacción instintiva a una declaración vieja del ministro de información libanés.
La segunda hipótesis
Desde el momento en que el ex primer ministro libanés, Saad Hariri, fue secuestrado por los sauditas, el plan hacia El Líbano fue claro: "Si no podemos derrotar a la Resistencia libanesa estando nosotros de pie, entonces que caiga El Líbano entero incluyendo a la Reistencia".
En aquel momento, Bin Salman creyó que ya se cumplían las condiciones para este fin: un primer ministro secuestrado, obligado a hacer declaraciones preparadas, y luego hacer caer El Libano en un vacío gubernamental, y seguido por manifestaciones que levantaron el lema: "Que caigan todos, quiere decir todos", o sea tambien la Resistencia.
Sin embargo, no se logró este objetivo de Arabia Saudita y la doctrina de la paciencia estratégica de la Resistencia frustró el proyecto de "caída libre de todos".
En aquel momento, la Resistencia estuvo al lado del primer ministro y consideró que este ultimo fue obligado a hacer declaraciones lanzadas bajo coacción y que no tienen respaldo en el campo de la política. Después de esa experiencia, la declaración de la Corriente Futuro sobre la declaración de Kordahi parece muy reprobable, como si se tratara del Síndrome de Estocolmo, ¡cuando el secuestrado se enamora de su secuestrador!
Mientras, los países del Golfo continuaron su apoyo al proyecto de "caída libre de todos" y trabajaron para destruir el Estado con el fin de destruir de paso, a la Resistencia libanesa.
A la luz de la crisis del dólar que azota a los libaneses con el colapso de la banca, Arabia Saudita -que tenía en sus manos poder hacer algo e inyectar dinero líquido en el Banco Central lo que reactivaría la vida económica, tal como lo hizo con Jordania en 2018, cuando el dinar jordano alcanzó el punto de una amenaza real, y Arabia Saudita se dio cuenta en ese momento de que las consecuencias de la crisis de Jordania son mayores que su rechazo a los términos del Acuerdo del Siglo- hasta ahora no se ha dado cuenta de que su pérdida será el doble en El Líbano, debido al colapso de la economía libanesa.
Mientras Arabia Saudita cierra sus puertas frente al primer ministro Mikati y se niega a cualquier forma de apoyo a El Líbano, eso significa que el país del Golfo continúa con su proyecto en marcha de "crear un vacío gubernamental" y "un movimiento contra la Resistencia por medio del derrocamiento del Estado". Así los dos objetivos de Arabia Saudita encontraron pretextos para llevarse a cabo con la declaración de Kordahi.
Darle justificación y encubrir al crimen de Tayouneh, librar a Geagea de la crisis monetaria generalizada en El Líbano y encubrir las pérdidas de la coalición en Yemen sobre el terreno, especialmente en las batallas de Marib, todos estos tienen que ver con esta escalada contra las declaraciones de Kordahi.
Cualquiera que sea el resultado de esta historia, ya sea reconsiderando la decisión saudita o profundizándola, las dos hipótesis (o al menos una de ellas) permanecerán con el instinto de autocracia y la agenda política que indudablemente se cruzan con la agenda israelí. Estas dos hipótesis pueden explicar las medidas que Arabia Saudita tomará en la siguiente etapa.