La movilización tripartita y más allá... ¿Qué se está fraguando para la región?
El exprimer ministro de Qatar, Hamad bin Jassim, volvió a hablar sobre los secretos del complot, luego de sus confesiones del 27 de octubre de 2017, sobre la conspiración de los países regionales e internacionales para atrapar la “presa”, o sea, el presidente sirio, Bashar al-Assad. Recientemente; Bin Jassim dijo al periódico Al-Qabas: "Se formaron dos comités en Turquía y Jordania para deshacerse de al-Assad, y Bandar bin Sultan pidió 2000 millones de dólares para lograr este objetivo".
Sin entrar en los detalles de las razones que llevaron a Bin Jassem a revelar lo que todos saben, hay que señalar el declive del papel qatarí en el desarrollo de la crisis siria con el surgimiento del papel emiratí respaldado por Arabia Saudita.
Esto explica las acusaciones "ocultas" hechas por Bin Jassim contra Bandar bin Sultan; El "obediente" de la junta sionista gobernante en Washington, con sus extensiones a "Tel Aviv".
Todos recuerdan cuando los gobernantes saudíes, defensores y patrocinadores de todos los "islamistas" del mundo, se reunieron con Roosevelt en febrero de 1945, bajo la supervisión directa de la inteligencia estadounidense y la británica, y cómo Washington incluyó a Islamabad, El Cairo y Abu Dhabi en la línea de apoyo a los islamistas, primero en Afganistán y Chechenia, y luego en Bosnia, lo que contribuyó al surgimento de corrientes islámicas extremistas política y militarmente, como es el caso de los “talibanes” y “ movimientos de Al-Qaeda” y otros.
La "primavera árabe" comenzó para ayudar a Washington a encargar el expediente islámico esta vez a un país no árabe, Turquía, como anteriormente había encargado el expediente de Afganistán a un país no árabe, Pakistán. Turquía, liderada por el islamista Erdogan, protagonizó todos los detalles de los acontecimientos de Túnez, Egipto, Libia, Yemen, Marruecos, Líbano, Iraq y, sobre todo, Siria; la clave de todos los acontecimientos en la región desde 2011 hasta ahora.
Todo esto clarifica los recientes sucesos en la región desde la rendición de los regímenes árabes a la entidad israelí. Parece que se ha convertido en un centro importante que determina el destino de todas las crisis, particularmente Siria, Iraq y Yemen.
Después del alboroto "superficial" hecho por los árabes y los musulmanes en contra de la resolución estadounidense de reconocer a Jerusalén como la "capital eterna de "Israel", el expresidente estadounidense Trump continuó brindado favores al sionismo global, persuadiendo a los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Marruecos y Sudán obligándolos a rendirse a la voluntad israelí, que logró la superioridad psicológica en su guerra contra los países de la resistencia, que son; Irán, Argelia, Siria y el Líbano, después de que había garantizado la incorporación de El Cairo y Amman a su lado desde el comienzo de los acuerdos de Camp David y Wadi Araba, añadiéndolos a las resoluciones de Washington y "Tel Aviv", y sus demandas.
Los árabes, como es habitual, se olvidaron de este nuevo tipo de sometimiento y rendición al enemigo sionista, como si la normalización con él fuera una "ventaja" que ayuda a quien la realiza, algo aclara por qué todos hacen caso omiso a la reconciliación emiratí con "Tel Aviv", ya que la familia Al-Nahyan desempeñó, y sigue siendo, un papel clave para que los judíos sionistas entren a toda la región.
Después de la rendición emiratí a los "israelíes" y el estímulo de Abu Dabi a Marruecos, Sudán y Baréin y la financiación de sus complots contra la región en coordinación y cooperación con El Cairo y Riad, todos pasaron por alto las enemistades árabe-árabes tras el golpe del presidente egipcio, Sisi, contra el islamista Mohamed Morsi, y con ello la tensión entre Qatar, apoyado por Erdogan, y Egipto, Arabia Saudí, Emiratos y Bahréin.
Esto finalizó con el último episodio de la obra de teatro por instrucciones del presidente Trump, quien insultaba y humillaba a los reyes, príncipes y jeques árabes en cada ocasión. Todos se apresuraron a participar en los nuevos capítulos de la obra, que pretende reconocer el derecho de "Tel Aviv" a determinar el futuro de la región de acuerdo únicamente con sus intereses.
El presidente Erdogan fue uno de los primeros en notar los cambios en el escenario estadounidense, aceleró sus esfuerzos por reconciliarse con sus archirrivales; Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein e "Israel". La respuesta no tardó en llegar desde “Tel Aviv” y Abu Dhabi, que es lo que requiere el nuevo escenario estadounidense tras la rendición de los emiratíes ante los judíos.
Erdogan empezó su nueva estrategia llamando a Isaac Herzog el 12 de julio, para felicitarlo por su elección al frente de la entidad israelí, y luego para consolarlo por la muerte de su madre. Una semana después, llamó (18 de julio) al rey saudí Salman, para explicarle los porqués de sus nuevas políticas, en un intento de ganarse el cariño de Riad después de todo lo que dijo en contra del príncipe heredero Mohammed bin Salman tras el asesinato de Jamal Khashoggi.
La segunda sorpresa apreció con la visita de Tahnoun bin Zayed a Ankara y su encuentro con Erdogan el 18 de agosto. Este último respondió a esta visita por una llamada telefónica (31 de agosto) con el príncipe heredero Mohammed bin Zayed quien, con el apoyo de su aliado israelí, quiere conseguir todos sus objetivos políticos, religiosos e históricos.
Bin Zayed respondió a este llamada con su "histórica" visita a Ankara (24 de noviembre), olvidando todo lo que Erdogan y sus medios habían dicho sobre él, describiéndolo de "deshonroso" cuando reconcilió con "Israel", y cuando apoyaba, junto con Washington, el fallido intento de golpe en Turquía en julio de 2016, Erdogan respondió a esta visita el 14 de febrero, después de que Herzog se retrasara en responder a sus invitaciones para realizar su visita "histórica" el 9 de marzo.
Esto es a nivel turco, que es el más importante a la luz de los desarrollos regionales e internacionales actuales, especialmente después de la crisis en Ucrania, dadas las relaciones entrelazadas de Ankara con Moscú directamente o en Siria, Libia, el Cáucaso y Asia Central.
El pasado 3 de octubre, el presidente Bashar al-Assad llamó por teléfono al rey jordano Abdullah II, quien desempeñó un papel clave en la conspiración contra Siria (según las confesiones de Hamad bin Jassem), para que Abdullah bin Zayed fuera el primer ministro de Relaciones Exteriores árabe en visitar Damasco. (9 de octubre), en preparación para la llamada telefónica que al-Assad realizó con Mohammed bin Zayed el 20 de octubre. La visita de Assad a Abu Dhabi el 18 de marzo se efectuó tras una serie de movimientos regionales liderados por Bin Zayed en coordinación con sus socios en "Tel Aviv".
En cuanto a Tahnoun bin Zayed, visitó Teherán el 3 de diciembre pasado y se reunió con el presidente, Ibrahim Raisi, el mismo día que el canciller sirio, Faisal al-Miqdad estaba allí. Esto coincidió con la mediación iraquí para acabar la tensión entre Riad y Teherán, sin que ello impidiera que el régimen saudí persistiera en su agresión contra Yemen, junto a Al-Nahyan, tampoco impidió que ejecutaran la pena de muerte de 40 chiítas saudíes por acusaciones falsas, ni les impidió seguir conspirando contra Hezbolá, esta vez a través de Samir Geagea.
Después de la normalización "árabe" con "Tel Aviv", "Israel" se convirtió en un actor importante en coordinación con los Emiratos Árabes Unidos, que el primer ministro israelí, Naftali Bennett, visitó el 12 de diciembre, luego el presidente, Herzog, el 30 de enero.
La reunión tripartita (21 de marzo) que reunió a Bennett, Sisi e Ibn Zayed en Sharm el-Sheikh fue la más importante de la serie de conspiraciones contra la región, ya que Ibn Zayed transmitió los detalles de esta conspiración a su amigo Ibn Salman, y se encontró con él un día después de la cumbre que fue precedida por una llamada telefónica entre el rey jordano, Abdullah II y Mohammed bin Salman. Esto también fue precedido por una reunión rápida entre Abdullah bin Zayed y su homólogo turco Cavusoglu, quien visitó Abu Dhabi un día después de la visita de al-Assad.
El próximo domingo y lunes (27 y 28 de marzo) "Tel Aviv" será testigo de una reunión, la primera de este tipo, en la que participarán los cancilleres de EAU, Marruecos y Bahréin, en presencia de los cancilleres estadounidense e israelí, Anthony Blinken y Yair Lapid respectivamente.
Todo esto viene con información que habla de la próxima visita del presidente Erdogan a Jerusalén, después de la visita de su ministro Cavusoglu el día cuatro del próximo mes, con la continuación de los esfuerzos turcos para lograr la reconciliación de Ankara con El Cairo y Riad, que ambos esperan una nueva posición turca de acuerdo con la agenda emirato-israelí, ha quedado claro que esta visita apunta a nuevos arreglos en la región, y solo de acuerdo con la visión israelí.
A esto aludió el presidente Erdogan (viernes 25 de marzo), cuando esperaba una cercana visita del primer ministro israelí Bennett a Ankara, y dijo que esta visita "abriría una nueva y apasionante página en las relaciones bilaterales con sus repercusiones en los acontecimientos del región", la principal de las cuales es la crisis siria, con sus vertientes turca y estadounidense (el oeste del Éufrates), de lo contrario no tendrá sentido el movimiento árabe, como se dice, para la reconciliación con Damasco, y esto requiere, según el visión tradicional del Golfo, limitando el papel iraní que molesta a "Israel", que pretende molestar a Teherán a través de sus alianzas militares y de inteligencia con Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos, Azerbaiyán y Georgia.
Y no hay que olvidar el “histórico” encuentro entre Tahnoun bin Zayed, Tamim Al Thani y Mohammed bin Salman el pasado 17 de septiembre en el Mar Rojo, que viene como afirmación de la obra de teatro estadounidense-israelí en la que el mencionado trío interpretó el protagónico, a pesar de todo lo dicho y dicho sobre “los desacuerdos entre ellos”, eso es lo que Erdogan aprovechó para lograr conquistas políticas, militares y morales que le sirvieron para revivir las hazañas del califato y el Sultanato Otomano.
No está claro cómo actuará el presidente egipcio, Sisi, en sus esfuerzos por definir el papel de su país en la próxima etapa en coordinación con "Tel Aviv", Riad y Abu Dhabi, siendo su mayor objetivo es permanecer en el poder primero hasta después de 2030.
Y si no hubiera sido por la firmeza de Siria, con el apoyo de Irán y Hezbolá (e internacionalmente, Rusia), "Israel", gracias al "Estado Islámico / Daesh" se habría apoderado de la situación árabe e islámica, sabiendo que todavía está tratando de lograrlo a través de la coordinación y la cooperación con todos los regímenes árabes y con Turquía.
La apuesta sigue siendo la capacidad de maniobra rápida y eficaz de Damasco y Teherán (su canciller visitó Damasco el miércoles después de Moscú), Argelia, Saná y todas las potencias de la firmeza en Líbano, Irak, Túnez, para no ser víctima del nuevo episodio de complicidad árabe e islámica. ¡No importa cuán diferentes sean los nombres y los roles, sus partidos seguirán conspirando mientras la traición sea una condición genética para todos ellos!