El brazo largo y poderoso que sostiene la espada
Los árabes normalizadores implicados en los complots son todos ajenos a Bilad Al-Sham, y por tanto irrelevantes para el resultado de una lucha de décadas, si no de siglos.
En comparación con otros enfrentamientos en torno a Gaza, la batalla de la Resistencia Palestina de mayo de 2021 fue breve -sólo once días-, es decir, cuatro veces más corta que el anterior enfrentamiento armado a gran escala de 2014. A pesar de su limitada duración, o precisamente por ello, la batalla de Seif Al-Quds representa sin duda un logro estratégico que consolida un nuevo equilibrio de poder entre el ocupante y el ocupado.
Sus profundas implicaciones, sin embargo, van mucho más allá de esos dos actores y recuerdan cómo la lucha palestina tiene y tendrá siempre una innegable dimensión mayor, la misma que el ocupante y sus defensores occidentales intentan negar sistemáticamente.
En ese empeño engañoso, han tratado de contar con cierta colaboración árabe en forma de "normalización" y otros esquemas cuyos resultados sólo pueden encontrarse en el campo de la propaganda semántica. Esta última consiste en retorcer el significado genuino de las palabras para crear realidades paralelas y, por tanto, artificiales. Por cierto, los árabes implicados en los complots, ya sea por voluntad propia o porque fueron chantajeados, son todos ajenos a Bilad Al-Sham, y por tanto irrelevantes para el resultado de una lucha de décadas, si no de siglos.
Es natural que un grupo de vástagos europeos, como el sionista, introducido en el extremo sur de Siria a finales del siglo XIX, recurra una y otra vez a la receta de dividir y conquistar tan querida por sus mecenas, socios y hoy subordinados en Europa y Estados Unidos. Está en su ADN. Para ello, han intentado obstinadamente todo, desde trazar fronteras artificiales hasta pretender que los esfuerzos palestinos, sirios y árabes por enfrentarse a la entidad sionista tienen una base religiosa. Sin embargo, la realidad es que la lucha nunca ha tenido una motivación de ese tipo.
La lucha sigue siendo nacional y por un territorio habitado desde hace milenios por el mismo pueblo, considerándolo como parte integrante del Bilad Al-Sham, la tierra donde la convivencia religiosa natural es la esencia del comportamiento social cotidiano. Qué diferente es esto del enfoque cortoplacista occidental, como el que trataron de imponer los franceses y británicos con su complot secreto Sykes-Picot. El objetivo era establecer una constelación de pequeñas entidades creadas artificialmente según líneas religiosas o étnicas, todo ello para justificar su explotación de los recursos de la región y la creación de una entidad sionista que representara sus intereses coloniales sobre el terreno. Por supuesto, los demás componentes de la región son muy conscientes de todo ello. Por eso, y con muy pocas excepciones, desde el principio todos se han unido detrás de los palestinos.
La batalla de Seif Al-Quds es un ejemplo más de ese comportamiento colectivo permanente. Los palestinos de Gaza reaccionaron contra la escalada de los ocupantes en su sistemática violación del derecho internacional en el barrio de Sheikh Jarrah de Al-Quds. Al hacerlo, demostraron que el plan de tipo apartheid de encerrar a los palestinos en campos a cielo abierto como los bantustanes de la Sudáfrica racista no significa nada. Tampoco las fronteras artificiales creadas por Sykes-Picot e impuestas durante la ocupación británica y francesa de Bilad Al-Sham. Los palestinos de Gaza recibieron los conocimientos y el apoyo del Líbano, de Siria y de otros países, demostrando que las posiciones ingratas y desleales adoptadas por algunos dirigentes palestinos al comienzo de la crisis siria nunca jamás pondrán en p…
[1:10 p. m., 12/5/2022] Rafael Hojas: La realidad en todos los frentes demuestra que el Programa de Damasco de 1919 sigue siendo la única hoja de ruta válida para hacer frente a la ocupación, a la agitación económica y a otros retos cotidianos. La razón de la perdurabilidad del Programa no es otra que el hecho de que tuvo en cuenta la antigua voluntad del pueblo de Bilad Al-Sham. Contra esa poderosa idea, la propaganda autoengañada y las criaturas artificiales del imperialismo occidental no pueden hacer nada. Esa voluntad eterna es el brazo que, hace un año, sostuvo a Seif Al-Quds, una espada cuya hoja protectora llega mucho más allá de la Ciudad Santa.