"Venezuela se arregló"
Una frase que usan algunas personas para referir sinceramente una mejoría en algunos asuntos en el país.
¿Quién inventó la frase "Venezuela se arregló"? ¿Cómo se propagó? ¿Cómo alcanzó el sitial que hoy tiene como vehículo narrativo?
No son preguntas menores, pues si intentamos pesquisar el origen de la frase, una simple búsqueda nos lleva a miles de publicaciones en redes sociales (RRSS) y hasta a titulares en diversas tonalidades, de medios desde The Washington Post hasta DW de Alemania.
Un análisis muy mínimo de semiótica de discurso nos indica que una frase que alcanza una categoría "viral", adquiere significado acorde a su uso y contexto.
"Venezuela se arregló" es una frase que usan algunas personas para referir sinceramente una mejoría en algunos asuntos en el país.
También es una frase farandulera empleada por payasos, influencers y generadores de contenido para exhibir sus (pequeños o grandes) privilegios, es decir, hablo de la gente que le toma fotos a su comida y que han referido que dos perros calientes a un dólar o una hamburguesa rueda de camión es rasgo de un país que "se arregló". Con esto quiero decir que el submundo de las RRSS está repleto de contenido hueco y chabacano.
Sin embargo, quizá el uso que predomina de la frase es el irónico, un trino de mofa sobre la situación del país y de los venezolanos, similar a la tergiversación que se hizo de la frase del Comandante Chávez "pero tenemos patria".
La frase "Venezuela se arregló" en sentido irónico refiere implícitamente que nada ha mejorado, pero más importante aún es que la frase socarrona implica una burla tácita a quienes vivimos en el país y a nuestra situación.
Quizá el dato más curioso de la frase es su propia propagación. Por ser favorecida por los algoritmos de redes sociales, por contar con miles de influencers y usuarios empleándola diariamente y hasta replicada en medios internacionales, tiene rasgos de posicionamiento envidiables. ¿Casualidad o causalidad?
El contexto: economía versus relatos
"Venezuela se arregló" nace con los bodegones, pero viene replicándose especialmente desde mediados de 2021, justo cuando en el país comienzan a evidenciarse algunos rasgos modestos y todavía superficiales de la recuperación económica.
En este punto de convergencia, los relatos de recuperación emanados por el chavismo, pero más allá de este, los de usuarios de RRSS de diversa naturaleza, han construido una percepción fundada sobre bases reales. Desde finales de 2021, comienza a recuperarse el PIB, el Estado elude un tanto el bloqueo y se recupera la exportación de crudo en apenas unos cientos de miles de barriles, hay pleno abastecimiento, aumenta la actividad comercial y el consumo se recupera modestamente. La percepción de mejora se hizo real.
"Venezuela se arregló" comienza a ser parte de un debate multidireccional, entra en la conversación pública entre quienes están de acuerdo y los que no, entre quienes viven en Venezuela y los que no.
Ya a mediados de 2022, aunque la economía haya adquirido un ímpetu diversificado y cierta robustez en áreas muy puntuales mucho más allá de los bodegones, la frase sigue desarrollándose diversificando su espectro de alcance, tanto en denominaciones positivas como negativas.
Hablando de lo negativo, que es donde la frase predomina, se usa para referir irónicamente no solo la economía (de donde nace la frase), también refiere hoy el estado de los servicios públicos, la inseguridad, prácticas comerciales desleales del sector privado, o incluso la burocracia estatal (al Saime, por ejemplo), etcétera.
Sin embargo, el contexto actual sigue siendo fértil para el trino irónico, porque en efecto hay condiciones objetivas reales de recuperación cohabitando con situaciones negativas de vieja y nueva data, de ahí que un contexto repleto de paradojas ofrece un hábitat muy favorable para estos relatos. A fin de cuentas, los relatos, independientemente de su origen y fines, son un reflejo (fidedigno o construido) del momento y lugar donde se desarrollan.
Son las particularidades del contexto nacional las que nos ayudan a comprender el poder "viral" de la referida frase.
Alcance y fines
Conviene considerar que, con las nuevas tecnologías de comunicaciones de masas, y más aún, tratándose de Venezuela, no hay cabida para inocencias narrativas o casualidades. La frase "Venezuela se arregló" demanda un análisis de su alcance y fines.
Independientemente de su origen, es una frase en la que predominan los usos negativos desde la denuncia y la ironía. Eso es evidente, pero hay que cavar más.
Nos concierne analizar que por su uso aparentemente "positivo", la frase podría tener como objeto la construcción de una falsa percepción, muy banal, sobre la recuperación que el país está viviendo. Es decir, es una frase que contribuye a la construcción de una falsa expectativa sobre la misma recuperación.
Volviendo al contexto, la frase contribuye a borrar del mapa otros relatos fundados sobre bases reales, como el bloqueo contra el país, el cual es el nudo crítico de las finanzas del Estado y el epicentro de muchos ámbitos generadores de inconformidad y malestar. La frase "Venezuela se arregló" como vehículo narrativo sepulta al relato real, pues el bloqueo todavía existe.
La conversación pública (es decir, el punto de confluencia de las narrativas) es también el punto donde se construyen parte de las expectativas de las audiencias.
Las imágenes virales en RRSS de los integrantes de "la Venezuela Premium", una tienda de Ferrari al Este de Caracas, ricos defecando en tobos arriba de un tepuy, una chama que va con su "sugar daddy" en yate a Los Juanes, o simplemente gente de a pie pero bien lambucia que sale por RRSS jartándose una hamburguesa chorreona (disculpen la pérdida del decoro), intencionadamente o no también vienen promoviendo a la Venezuela que "se arregló", al menos para ellos, o desde su punto de vista. Luego les siguen los usuarios que en RRSS difunden esos contenidos.
Esas versiones exageradas sobre la "realidad" propagan de manera implícita una falsa expectativa sobredimensionando la recuperación. Ciertamente, la recuperación económica real no confluye de manera idéntica en toda la población, menos cuando el Estado no cuenta con los ingresos para atenuar las desigualdades, tal como fue hasta hace pocos años.
Pero el relato de que el país "se arregló", al socavar narrativamente la realidad del bloqueo y la privación de las principales fuentes de ingreso al país, por contexto y por extensión impone de manera subyacente un nuevo relato que podría volverse dominante, el de que "todos" ya mismo deberíamos estar mucho mejor y de que todo debería estar mejor.
Deberíamos estar mejor, gozar de ciertos lujos o tener cierta capacidad adquisitiva. O que todo lo que tenga que venir del Estado debe funcionar, pues no hay falta de recursos. "Venezuela ya se arregló".
Léase con ello, que la denuncia, la ironía o la "actitud positiva" en el uso de la frase son vehículos para posicionarla. Pero al posicionarse, toda idea-fuerza ingresa en la psiquis (psicología del colectivo), para luego instalarse en nuestro sistema límbico sin tener punto de salida.
Si entendemos la frase "Venezuela se arregló" como un vehículo propagador de falsas expectativas y detonador de reacciones sentimentales, por contraste con la realidad nacional es entonces un vehículo narrativo generador de frustración.
Por su uso de denuncia, por su uso irónico y hasta por su uso aparentemente "positivo", es una narrativa para apuntalar la frustración.
En otras palabras, quizá el alcance y fines de la propagación inducida de esa frase, está en el marco de una operación psicológica. Las operaciones psicológicas tienen el atributo de que se desarrollan mediante vehículos narrativos difusos y multifuncionales, sin autores ni fines aparentes.
Ello implica que, en una operación psicológica, no se demanda congruencia entre el origen y usos de una frase. Solo se propaga, esperando un efecto. Por eso es indispensable mirar el contexto. Pues es en el terreno de lo real donde se constata la eficacia de una narrativa y de una operación psicológica.
Por ejemplo, si revisamos la cosa pública en Venezuela, la política de salarios públicos y el alcance directo del presupuesto en la población, es cierto que los salarios hoy son mejores que en 2019 y 2020 (acorde a un cálculo en dólares), pero ese nivel salarial no se corresponde con las expectativas y necesidades de los asalariados públicos.
Aunque la inflación se haya desacelerado, aunque ha habido una estabilidad cambiaria (comparado con años anteriores) y aunque el Estado ha relanzado varios ámbitos de la gestión, la realidad sigue estando en choque con las expectativas sociales, especialmente en temas claves, como el salario público, aunque este se haya recuperado parcial pero significativamente.
Siendo un hecho que el bloqueo sigue casi intacto, que los límites de ingresos del Estado siguen siendo contundentes y dando por hecho que por consecuencia los recursos públicos no están cubriendo todas las demandas, el único elemento realmente nuevo en la composición de los generadores de malestar está en el sistema de expectativas y tiene vínculos con la palpable ansiedad de la ciudadanía de verse favorecidos por la mejoría. Sobre ello, la expectativa posicionada del país que "ya se arregló" tiene un efecto incremental.
Las expectativas siempre entran en contraste con lo real pese a que tengan vínculos directos entre sí. Por ello, en algunos casos las operaciones psicológicas a gran escala profundizan ese contraste, incrementándolo y dirigiéndolo a fines específicos, tal como es referido en el Manual de Operaciones Psicológicas de las Fuerzas Armadas estadounidenses.
Tratándose de países-objetivo como Venezuela, las operaciones de esta índole componen el cuadro de guerras de nuevo tipo. Entendiendo que el país ha sido cercado por las privaciones materiales, especialmente desde 2017 con el advenimiento frontal del bloqueo, el objetivo no deja de ser quebrar al chavismo, promover la desafiliación, la desmoralización, la pérdida de cohesión nacional, agudizar el malestar social y promover el desánimo, independientemente de que la economía se esté recuperando.
Tanto por sus denominaciones negativas y otras aparentemente "positivas", la frase "Venezuela se arregló" incrementa el pesimismo y propicia la frustración por construir e incrementar falsas expectativas.
Consideremos que esos elementos son claves para la construcción de un estado anímico negativo al largo plazo y obviamente hay una agenda política detrás. Urge asumirlo, o creer que vivimos en un país donde las grandes campañas mediáticas en RRSS ocurren de manera espontánea.