Los primeros pasos en la normalización de las relaciones Colombia-Venezuela
Luego de un lapso de tres años, la relación entre ambos países ha tomado un nuevo rumbo. Este artículo examina algunos aspectos que ya se están trabajando en aras del beneficio mutuo.
En Sudamérica se está produciendo un acontecimiento que está cambiando seriamente la situación política en todo el continente. Venezuela y Colombia han ido avanzando en las últimas semanas en la normalización de sus relaciones diplomáticas.
Recordemos que el pasado 24 de junio, el candidato del Pacto Histórico de Colombia, Gustavo Petro, se convirtió oficialmente en presidente electo de la república. Entre las decisiones políticas que prometió implementar Petro están el restablecimiento oficial de los lazos diplomáticos con el gobierno venezolano, vínculo que fue roto cuando Colombia, bajo la administración del expresidente Iván Duque, apoyó el montaje del falso gobierno de Juan Guaidó, plan ideado desde Washington, y ayudó a organizar el intento de invasión disfrazada de "intervención humanitaria", que se gestó en la frontera colombo-venezolana en 2019. En consecuencia, el presidente Nicolás Maduro anunció el cese de las relaciones.
Luego de un lapso de tres años, la relación entre ambos países ha tomado un nuevo rumbo. Examinemos algunos aspectos que ya se están trabajando en aras del beneficio mutuo.
Lo primero: Retomar los servicios diplomáticos
El 28 de julio, funcionarios de Venezuela y Colombia emitieron un comunicado conjunto diciendo que después de que el presidente Gustavo Petro asumiera oficialmente el cargo el 7 de agosto, los dos países enviarían nuevamente embajadores y funcionarios consulares. El canciller colombiano Álvaro Leyva visitó la ciudad fronteriza venezolana de San Cristóbal ese día para reunirse con su homólogo venezolano Carlos Faría.
Leyva leyó el comunicado conjunto de ambas partes tras el encuentro: "Los cancilleres de los dos países manifestaron su disposición de impulsar una agenda de trabajo a partir del 7 de agosto para normalizar gradualmente la relación entre los dos países a través del nombramiento de embajadores y otros diplomáticos y funcionarios consulares". Las dos partes también acordaron revisar los temas de interés para los dos países, a fin de consolidar la amistad y la cooperación, y trabajar para garantizar la seguridad fronteriza y la paz, dijo.
Faría agregó que ambas partes discutieron la apertura gradual de fronteras y la cooperación en la balanza comercial, "así como el restablecimiento de las relaciones sobre la base del respeto, que es por lo que estamos trabajando".
Dicha determinación se consolidó el 11 de agosto, una vez que el presidente Gustavo Petro realizó la toma de posesión. Los gobiernos anunciaron simultáneamente la designación de los embajadores para cada país. El presidente Maduro escogió al diplomático Félix Plasencia para el cargo de representante ante Colombia, mientras que el presidente Petro nombró al exsenador Armando Benedetti como embajador de Venezuela.
Normalizar las fronteras y otros aspectos de seguridad nacional
El presidente Maduro y el presidente Petro, en ese momento presidente electo, sostuvieron una llamada telefónica el 22 de junio. Además de reiterar su felicitación a Petro por la victoria electoral, el jefe de Estado venezolano informó que había hablado con él sobre algunos temas de interés binacional, principalmente sobre la reapertura y normalización de las fronteras y pasos fronterizos. Este aspecto es sumamente importante, no solo por las proyecciones positivas que tendrá en la economía binacional, de las que ya hemos hablado anteriormente, sino también para la seguridad de esa región, para su prosperidad y garantía de paz.
En las últimas dos décadas, grupos irregulares han sido alentados por el gobierno estadounidense y colombiano a convertir la frontera que comparte Venezuela con Colombia en territorio de caos, en parte para que el narcotráfico tome control absoluto de rutas de transporte, también para que mafias de extracción ilegal de recursos como la gasolina tengan pase libre en esa zona, y en parte para facilitar las operaciones terroristas y de desestabilización en contra del gobierno venezolano.
La situación escaló a tal punto que los órganos de defensa militar en Venezuela tuvieron que intervenir con mayor intensidad desde 2020, para neutralizar a los TANCOL (nombre con el que Venezuela ha denominado a los terroristas armados narcotraficantes colombianos). Los enfrentamientos más críticos ocurrieron entre marzo y abril del año pasado, entre Apure y Arauca.
Hasta ahora, las instituciones venezolanas de seguridad no habían podido coordinar esfuerzos con sus homólogas colombianas para atacar ese problema. El 9 de agosto, el ministro de Defensa Vladimir Padrino López informó al país que el presidente Maduro le había encomendado la tarea de establecer contacto con el Ministerio de Defensa colombiano para restablecer las relaciones militares, lo que debería apuntar, al menos, a lograr que el lado de defensa colombiano disponga un mínimo de coordinación para actuar contra las organizaciones criminales y terroristas que siguen funcionando en la frontera.
Habría que traer a colación la descripción que Petro hizo en su toma de mando sobre los nuevos roles que deben tomar las Fuerzas Armadas colombianas: "Volveremos a construir distritos de riego con el Ejército, casas campesinas y caminos vecinales con los soldados de la patria. Ejército, sociedad y producción pueden unirse en una nueva ética social indestructible".
El cambio de visión política en el Poder Ejecutivo no significa una transformación de las estructuras militares ni mucho menos, pero abre las puertas para otras posibilidades, que por pequeñas que puedan parecer, significan oportunidades importantes para la seguridad nacional en Venezuela.
Economía y conectividad: Próximos avances
Al cierre de esta nota, más de 200 empresarios de Venezuela y Colombia se están reuniendo en Cúcuta, como parte del foro Acuerdo de la Frontera, iniciativa que fue propuesta para abordar el restablecimiento de las relaciones económicas.
La actividad fue organizada por el Comité Intergremial de Norte de Santander, Fedecámaras Táchira y la Cámara de Integración Económica Venezolano Colombiana (Cavecol), y tiene como finalidad discutir sobre la apertura del comercio entre Venezuela y Colombia y la identificación en conjunto de oportunidades de cooperación. Se espera que participen representantes del gobierno de Maduro y del gobierno de Petro.
"Pensamos que el espacio va a servir para el debate, para el intercambio de opiniones y poder identificar de una vez complementariedades. Oportunidades para hacer negocios, oportunidades para fortalecer y reconstruir las cadenas de valor binacional que son muy importantes para las comunidades de Venezuela, Colombia y fundamentalmente para la región de la frontera; la verdad es que tenemos muy buenas expectativas", dijo el presidente de Cavecol, Luis Alberto Russián.
Otra expectativa que podría tener respuesta próximamente es la reanudación de los vuelos. En ese sentido, el presidente de la Asociación Venezolana de Líneas Aéreas (ALAV), Humberto Figuera, afirmó en una entrevista que en "pocas semanas" se estarían reactivando los vuelos entre Colombia y Venezuela.
Figuera añadió que si esto llegara a lograrse pronto, lo que parece un paso acorde con la normalización del tránsito terrestre, hay cuatro aerolíneas colombianas que están a la espera de la autorización del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) para poder volar la ruta: Avianca, Wingo, Latam y Ultra.
Reacciones y propuestas desde los gobiernos de Venezuela y Colombia
El presidente de la Asamblea Nacional venezolana (AN), Jorge Rodríguez, habló el martes 16 de agosto sobre el desarrollo del restablecimiento de las relaciones entre los parlamentos de Venezuela y Colombia. Dijo que se había comunicado con los senadores del Congreso colombiano Roy Barreras y Gloria Flórez, y que con ellos acordó el avance de algunos elementos que componen la estrategia para recomponer los aspectos diplomáticos y económicos de los dos países.
Agregó que la AN decidió "trabajar con la Cancillería de la República Bolivariana de Venezuela y con el ministro de Relaciones Exteriores de la República de Colombia, a fin de incorporar nuestro cronograma al plan de trabajo que ya se viene discutiendo entre ambos países".
El plan de acercamiento parlamentario comprende la convocatoria a las comisiones de política exterior de las naciones y a comisiones especiales de parlamentarios de las zonas fronterizas para realizar encuentros en ambos lados de la frontera. También se está coordinando el enlace entre los dos parlamentos y se prevé dar impulso al diálogo a través de cinco o seis ejes fronterizos.
Jorge Rodríguez también anunció que se va a solicitar una investigación para determinar los responsables del deterioro de la sede de la embajada venezolana en Colombia, así como del consulado venezolano en Bogotá.
Por otro lado, desde Colombia se está estudiando la posibilidad de reanudar las importaciones de gas venezolano.
La presidencia de Petro tiene entre sus planes de gobierno la transición energética que involucra abandonar dos proyectos pilotos de fracking en el departamento de Santander. En abril, una jueza había revocado la licencia ambiental de los proyectos hasta que se consultara a las comunidades de la zona.
Cumplir con la promesa de la transición energética sin que implique un sacrificio en la seguridad energética puede volverse un desafío. Por lo tanto, la recién nombrada ministra de Minas y Energía de Colombia, Irene Vélez, dijo que en el caso de que las reservas de gas no fueran suficientes, se podría hacer conexiones con otros países y se refirió específicamente a Venezuela.
"Tenemos reservas de gas de siete a ocho años. Si necesitáramos llenar nuestra matriz energética, se podría hacer la conexión de transporte de gas con Venezuela", declaró Vélez en una entrevista a Blu Radio, el 12 de agosto.
Para que los puntos descritos anteriormente produzcan el efecto esperado para los intereses de Venezuela y Colombia, primero hay que consolidar el aspecto diplomático, en el entendido de que los grupos de contacto que se están formando para buscar una salida a la situación actual sigan mostrando avances. Los desagravios cometidos por los gobiernos uribistas contra Venezuela en las últimas dos décadas han dejado una larga lista de tareas por resolver, y no hay garantías de que actores externos, específicamente los de la Casa Blanca, permitan que aquellas se desenvuelvan con normalidad.
El camino hacia la estabilidad de las relaciones binacionales está lleno de adversidades, pero al menos la marcha comenzó.