La frontera libanesa: el mal manejo y la negociación errada hace perder los derechos
Desde el año 2000, el expediente fronterizo libanés se ha presentado de una manera en el que “Israel” siempre ha intentado evadir tratados, acuerdos y disposiciones fijas, que definen las fronteras del Líbano de forma definitiva.
Desde el año 2000, el expediente fronterizo libanés se ha presentado de una manera en el que “Israel” siempre ha intentado evadir tratados, acuerdos y disposiciones fijas, que definen las fronteras del Líbano de forma definitiva, e intenta reemplazar las fronteras internacionales establecidas y definitivas con el Líbano con líneas imaginarias no acordadas, que abren la puerta a negociaciones que permiten a “Israel” hacerse con terrenos aquí y fuentes de agua allá, vulnerando la soberanía y los derechos establecidos.
El inicio fue en el año 1967, cuando “Israel” canceló unilateralmente el acuerdo de armisticio firmado con el Líbano en Rodas en el año 1949, luego de la guerra de rescate en la que participó Líbano junto a ejércitos de seis países árabes que perdieron la guerra en aquel entonces frente a las bandas sionistas, que conformaron posteriormente el ejército israelí; el acuerdo de armisticio que Israel canceló unilateralmente había estipulado que la línea del armisticio es la misma línea fronteriza internacional reconocida entre el Líbano y Palestina, tal como se establece en el Acuerdo Paulet-Newcombe (Línea Paulet-Newcombe) firmado en 1923 entre Francia y Gran Bretaña, las partes que ocupaban la región en aquel entonces, y este acuerdo fue debidamente consignado ante la Sociedad de Naciones después de eso.
¡”Israel” canceló el acuerdo de armisticio, a pesar de que el Líbano no participó en la guerra de 1967, y luego comenzó ocupar territorio libanés en las Granjas de Shebaa sin que nadie la confrontara! Anuló el acuerdo de armisticio para evadir las restricciones que enfatizan las fronteras internacionales y que le impiden cualquier acción hostil hacia el Líbano, especialmente porque ese acuerdo fue adoptado en la implementación de una resolución del Consejo de Seguridad tomada bajo el Capítulo VII; pero “Israel” no respeto eso y canceló el acuerdo con la intención de no reconocer las fronteras internacionales e buscar una nueva línea fronteriza que le diera ganancias territoriales a expensas del Líbano.
Esto es lo que intentó “Israel” en el año 2000, cuando anunció que, tras veintidós años de ocupación de territorio libanés, quería retirarse en cumplimiento de la Resolución Internacional 425, emitida en 1978, tras la ocupación por parte de “Israel” de ese territorio, una resolución que la obligaba a retirarse incondicionalmente a las fronteras internacionales, pero no hizo caso a la resolución, y continuo ocupando el territorio, hasta que la resistencia hizo que el costo de esa ocupación fuese demasiado elevado, hecho que obligó a “Israel” a retirarse, esto sucedió en mayo de 2000, alegando falsamente que estaba implementando una resolución internacional, cuando en realidad estaba huyendo del infierno creado por la resistencia y ya no podía soportar permanecer en suelo libanés.
En la búsqueda de una salida, Israel solicitó la ayuda de las Naciones Unidas, que desde 1978 delegó fuerzas militares temporales en el sur del Líbano y le encomendó a estas fuerzas la tarea de asistir al ejército libanés para imponer la soberanía del estado sobre los territorios ocupados, luego de recibir este territorio del ejército israelí y entregársela al ejército libanés; las Naciones Unidas, a las que Israel recurrió para encontrar una salida a su retiro, simplemente tuvo que tomar la decisión de conformidad con el Acuerdo “Paulet-Newcombe” documentado y depositado en las Naciones Unidas, y adoptar los mapas adjuntos a ese acuerdo, asegurándose posteriormente de que los hitos fronterizos se encuentren en su lugar correcto sobre el terreno, para por ende producir la línea fronteriza, verificando de esta manera que se completó el retiro.
Sin embargo, la ONU no se basó en esta lógica evidente, y actúo según las aspiraciones de “Israel”, y tendió a trazar otra línea, a la que llamó “línea de retirada” y afirmó que había adoptado mapas precisos y documentos para trazar esta línea; y cuando examinamos esta línea, siendo yo en aquel entonces, el jefe del comité militar libanés, al que Líbano encomendó trabajar con la ONU y sus fuerzas, la UNIFIL, para verificar la retirada, nos percatamos que la línea propuesta por las Naciones Unidas y su equipo técnico encabezado por el jefe del departamento de mapas de las Naciones Unidas, Micholas Pinter, se diferencia de la línea fronteriza internacional en trece zonas con una superficie de más de 20 millones de metros cuadrados, por ello rechazamos esta línea, considerándola ilegal, y nos adherimos a las fronteras internacionales que consideramos como las únicas legitimas.
Al final, la parte internacional reconoció nuestra posición así como reconoció nuestro derecho a aferrarnos a las fronteras internacionales y alegó que su línea tenía una sola función, y era la de verificar la retirada; nos negamos a aceptar ese alegato y pedimos que se reconsiderara esa línea para que coincidiera con la línea internacional, esa revisión se completó y el equipo internacional estuvo de acuerdo con nuestras objeciones y corrigió su línea en diez puntos y se aferró a los tres puntos restantes que son: el Triángulo Rmeish - la Colina de al Adaisi, Miscaf Am y la línea al Salil en al Metulla, zonas donde no había ocupación salvo en Miscaf Am, por lo tanto rechazamos la posición internacional y manifestamos nuestras reservas en relación a los tres puntos mencionados, después de eso, el equipo internacional imprimió un mapa en el que mostraba una línea azul, y así se estableció el nombre la “Linea Azul”, y cuando nos la presentó, volvimos a rechazar la idea e insistimos en que tenemos una sola línea fronteriza, la cual está determinada por el Acuerdo “Paulet-Newcombe”, y cuando la parte internacional respondió que estaban de acuerdo y que la línea era solo una línea práctica para verificar el retiro, insistimos en mencionarlo por escrito y asumimos que el mapa debería llevar la frase “Esta línea es una línea imaginaria que no afecta la frontera internacional reconocida y no afecta de modo alguno los derechos adquiridos derivados de la misma; el equipo internacional aceptó la solicitud libanesa e incluyó esa frase en su mapa y se refirió a los tres puntos donde el Líbano manifestó su reserva.
Sin embargo, la astucia israelí y el apoyo internacional a “Israel” y la negligencia posterior libanesa, hicieron de la “Línea Azul” la línea que se menciona en los medios y en las resoluciones internacionales, aunque, como decíamos, se trata de una línea imaginaria, no consensuada que no tiene ningún asidero legal, y desapareció el termino de fronteras internacionales reconocidas afirmadas con documentos depositados en las Naciones Unidas, y la razón de esto es el deseo de “Israel” de eliminar esas fronteras y volver a trazar una nueva frontera terrestre que le permitiría apoderarse de áreas en el Líbano que, según afirma, tienen ventajas defensivas que la benefician; en efecto, quien estudia la naturaleza de las áreas que “Israel” intenta robar al Líbano, encuentra que son las cimas de colinas o valles que constituyen corredores obligatorios o zonas ricas en fuentes acuíferas subterráneas, como es el caso del Triángulo Rmeish, incluso presentó en el año 2000 la ideamnbv de intercambiar territorios para poder obtenerlas.
Esto es en tierra, donde vuelvo y confirmo que el derecho y el interés del Líbano es el de adherirse a sus fronteras internacionales consagradas en el Acuerdo “Paulet-Newcombe”, y el de rechazar cualquier propuesta de renunciar a esas fronteras o aceptar una nueva demarcación terrestre, ya que con esa acción, en caso de que se produzca, esto sería una traición nacional y sería el abandonó de un derecho inalienable reconocido internacionalmente.
Mientras que en el mar, parece que el tema en torno al cual gira la tensión es más difícil y es más grave en ausencia de fronteras marítimas originalmente, sobre todo porque el término zona económica exclusiva y sus fronteras marítimas son nuevos conceptos jurídicos que surgieron después de la adopción de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, a la que se adhirió Líbano y sin que se sumara “Israel” a la misma.
A través de mi seguimiento sobre lo que sucede en cuanto a la demarcación de la frontera marítima, me parece que el Líbano está amenazado con perder sus derechos consagrados en las leyes después de haber abandonado posiciones legales de fuerza y de haberse hundido en los pantanos de la política y la negociación, en los que un estadounidense -Israelí es el interlocutor, quien utiliza una política dilatoria, intentando ganar tiempo, para hacerse con más extensiones marítimas a favor de “Israel” e intenta imponer concesiones al Líbano; hasta ahora registramos las siguientes posturas libanesas negativas:
- No adherirse, o incluso abandonar, las referencias jurídicas en las que se basa internacionalmente la demarcación marítima, que es, en el caso libanés, el Acuerdo “Paulet-Newcombe”, el Acuerdo de Armisticio, la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y la jurisprudencia internacional.
- Aceptar la demarcación de fronteras marítimas ilegales que no se sustentan en ningún basamento legal, al menos se puede decir que son fronteras de compromiso político endebles que no tienen un sustento legal que las ampare, y este es el caso de la línea 23, que se ha convertido, como se sabe o se asume, en el techo de las exigencias libanesas, y no tiene conexión con la tierra y no adopta la regla de trazar la línea media como estipula la ley marítima.
- La tendencia a dividir el expediente entre los límites de un acuerdo ilegal y una línea de seguridad o una línea de boyas o una Línea Azul marítima, y esta es una innovación que no tiene paralelo en el mundo, una fragmentación que le permite a “Israel” obtener provecho en el ámbito de la seguridad y ganancias económicas partiendo del territorio libanés.
En conclusión, después del golpe que se le dio a la Resolución 1701 sustituyéndola por la Resolución 2650 y lo que contiene de disposiciones nuevas para para la acción de la UNIFIL que afectan la soberanía nacional, y tras la confirmación de la Línea Azul y obviar la frontera internacional y la renuncia a la línea 29, que es la línea legal en el mar, así como la tendencia a aceptar la demarcación no marítima que no se basa en las referencias legales establecidas, el Líbano estaría descuidando y sacrificando sus derechos establecidos a cambio de promesas e ilusiones no garantizadas, y esto se produce a pesar de la solidez que posee el Líbano en sus tres dimensiones: la oficial, la legal y sobre el terreno.