La resistencia palestina y los determinantes de la relación con la nación
La decisión de Hamas de reanudar sus relaciones con Siria, y la consiguiente controversia que se produjo entre partidarios y opositores, trajo de nuevo a los titulares de la política, el tema de la resistencia palestina y los determinantes de su relación con la nación.
Desde el comienzo de la revolución palestina contemporánea, se ha desatado la polémica sobre la naturaleza de la relación de sus movimientos de resistencia con la nación árabe e islámica, y sobre las tendencias de sus posturas políticas y comportamiento sobre el terreno, en relación con los conflictos internos de la nación entre y dentro de los estados.
Esta polémica se intensificó tras las revoluciones de la “Primavera Árabe”, y el último episodio de la polémica es la reciente decisión del Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas) de restablecer sus relaciones con la República Árabe Siria, según consta en su comunicado oficial emitido a mediados de septiembre y titulado “Una sola nación frente a la ocupación y la agresión”, en el que el movimiento anunció “la reanudación de su relación con la hermana Siria” y “expresó su aprecio por la República Árabe Siria, dirigencia y pueblo”.
Esta decisión, y la consiguiente controversia producida entre partidarios y opositores, condujo a debates dejando a algunos satisfechos y a otros indignados; esto trajo de vuelta a la palestra política el tema de la resistencia palestina y los determinantes de su relación con la nación, incluyendo sus diversos componentes: países, regímenes, pueblos, partidos y fuerzas... conduciendo la discusión al respecto al estudio de los determinantes sistemáticos que controlan las relaciones de la resistencia
palestina, sus posturas políticas y su comportamiento sobre el terreno, con la nación y sus componentes, en el sentido en el que favorecen a Palestina, pueblo, causa y resistencia.
La Organización para la Liberación de Palestina se percató de la sensibilidad e importancia que tiene este tema, por lo que asentó por escrito en su Carta Magna, un artículo que confirma su neutralidad frente a los conflictos internos de la nación, el cual reza: “…y se compromete a la neutralidad ante estos…y el hecho de no interferir en los asuntos internos de ningún estado”; el Movimiento de Liberación Nacional Palestino (Fatah) también se comprometió en su estatuto interno, afirmando que: “el Movimiento al Fatah no interfiere en los asuntos locales de los países árabes”; y en el sexto congreso del movimiento, dejó claro de que “no formará parte de alianzas parciales con algunos países árabes en contra de otros”.
Pero los movimientos de la izquierda palestina, como el Frente Popular Para la Liberación de Palestina y el Frente Democrático, consideraron que la batalla del pueblo palestino es una contra el sionismo, el imperialismo y las fuerzas reaccionarias, por lo que la izquierda se puso del lado de los “revolucionarios y socialistas” y en contra de los “reaccionarios y capitalistas”.
En la práctica, la Organización ha estado implicada en conflictos internos, lejos del hecho de que esto fuera correcto o errado, particularmente en Jordania (septiembre negro de 1970), Líbano (guerra civil de 1975) y entre Iraq y Kuwait (invasión iraquí de Kuwait de 1990)... y otros, que causaron un gran daño a la causa palestina y cuyos efectos aún se mantienen.
El Movimiento de Resistencia Islámica, adoptó textualmente en teoría la posición fijada por la Organización para la Liberación de Palestina en su Carta Magna: “... no interferir en los asuntos internos de los países, así como no formar parte de las disputas y conflictos entre los mismos”, sin embargo, esta posición teórica neutral, de negarse a interferir en los conflictos árabes internos entre y dentro de los estados, no se logró durante las revoluciones de la “Primavera Árabe”, el Movimiento tomó posiciones políticas sobre el terreno de las partes en conflicto en los países árabes que fueron azotados por los tóxicos huracanes de la “Primavera Árabe”, basadas en determinantes que no tenían entre sus prioridades a Palestina como pueblo, causa y resistencia; esta fue la fuente de confusión en la postura política del Movimiento, que produjo posiciones vacilantes y contradictorias, influenciadas por el balance de fuerza sobre el terreno y por el juego del vencedor y vencido, especialmente en Egipto y Siria; y en efecto, lo que se requería era nada más y nada menos que distanciar al Movimiento de los conflictos cuya brújula no era Palestina, y no apoyar a ninguna de las partes, tenga esta la
razón o no.
En cuanto al Movimiento de la Yihad Islámica en Palestina y a pesar de su afirmación de que busca establecer relaciones positivas con todos, con el fin de lograr el apoyo de estos a la causa y al pueblo palestino; este movimiento vinculó los determinantes de su relación con los componentes de la nación con Palestina, afirmando en su documento político, que la relación con cada componente de la nación se determina “en función de su posición en relación a Palestina, y al nivel de su apoyo material y moral hacia la misma, o al menos por su apoyo y respaldo a la constancia y firmeza de nuestro pueblo, y su derecho a la resistencia y a defenderse a sí mismo, a su tierra y a sus lugares santos, frente a la agresión sionista continuada”.
Priorizando así, su relación con la nación, en base a la posición que tiene cada componente de la nación hacia Palestina, considerándola la causa principal y central de la nación árabe e islámica; por lo que se acerca a los otros en la misma medida en que estos se acercan a Palestina y a la resistencia y manifiestan su hostilidad hacia la entidad sionista, y se distancia de los otros en la medida que estos se alejan de Palestina, la resistencia y se acercan a la entidad sionista; asimismo afirma distanciarse de los ejes y conflictos dirigidos a distraer la nación de su causa central, que es Palestina, bajo titulares sectarios, étnicos, políticos y otros.
Se desprende de lo anterior la importancia de establecer determinantes en las posiciones políticas de los movimientos de la resistencia palestina hacia la nación con sus diferentes países, pueblos, sistemas y fuerzas políticas, y la base de estos determinantes es Palestina: la escala para medir cuán cerca o lejos están de Palestina, es el pueblo, la causa y la resistencia y en la medida en que los componentes de la nación se acercan de Palestina, su pueblo, su causa y su resistencia, la resistencia
se acercaría a estos, y cuanto más se distancian de Palestina, su pueblo, su causa y su resistencia, se distanciaría de ellos.
Por otro lado, en la medida en que los otros en la nación acepten a la entidad sionista gradualmente, desde el reconocimiento, a la normalización, hasta alcanzar la alianza, se produce el alejamiento con estos; y en la medida en que los otros en la nación rechacen a la entidad sionista gradualmente, desde el no reconocimiento hasta el apoyo a la resistencia e incluso a la guerra contra la entidad, se logrará la armonía con estos.
Determinar que Palestina es la base para controlar la relación, posición y comportamiento de los movimientos de la resistencia palestina con los componentes de la nación, implica unificar el criterio en el trato con todos, ya que no es posible justificar la normalización con la entidad sionista - por ejemplo - o callar al respecto, cuando una parte lo hace, y rechazarlo y criticarlo cuando lo hace otra parte.
Por consiguiente, no se puede adoptar una posición política o establecer una relación sobre la base de la “conveniencia del movimiento” vinculado esto con los conceptos sectarios o del partido único, y separado de lo que favorece a Palestina y al proyecto de su liberación.
Esto implica no tomar una posición política alguna o interferir realmente en conflictos ajenos a Palestina, cuya identidad sea sectaria, étnica, política u otra, y distanciar a Palestina, su pueblo, su causa y su resistencia de aquellos conflictos cuya brújula no señala hacia Palestina, al Quds (Jerusalén) y al Aqsa.