El día más feliz del año en Cuba
Tal vez parezca exagerado o insólito, pero la mayor y más jubilosa jornada de la isla caribeña rompe el molde de las tradiciones festivas.
Cuba es distinta y diferente, por eso está en pie, a pesar del bloqueo y la hostilidad de Estados Unidos. “Lo nuestro no lo descifra nadie, ni las supercomputadoras de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)”, me dijo un compatriota hace poco, al comentar las serias dificultades económicas que atraviesa el país.
Es cierto. Hay una visible escasez de alimentos y todo tipo de bienes de consumo. Faltan muchas cosas y hay tremenda inflación.
“El salario y las jubilaciones se encogen cada día - añadía mi interlocutor- Sin embargo, tú ves lo difícil que está el transporte público, vete a las playas y las verás llenas de miles de personas. El cubano se inventa una solución”.
Eso no es nada. En Cuba el fin de la estación veraniega, las vacaciones, los días con todos los niños en casa tiene fecha fija: el último día de agosto. Se acabó la diversión, pero no la alegría. El primer lunes de septiembre comienza el curso escolar en todos los niveles de enseñanzas.
¡Y esa sí es una gran fiesta, que se extiende hasta el último rincón del país! Jamás vi una algarabía nacional de tal magnitud. Desde La Habana, capital del país, hasta apartados poblados en las zonas serranas de Oriente, el jolgorio de los estudiantes, sus padres, abuelos y vecinos retumba en escuelas primarias, secundarias, preuniversitarias, técnicas y de niveles superiores. Mucho antes de las ocho de la mañana, el colorido de los uniformes escolares de los niños menores, acompañados de sus familiares, inundan las calles. Todos llevan la alegría retratada en el rostro.
Y en todas las escuelas los esperan sus maestros para celebrar los actos de apertura del curso, que se inicia izando la bandera cubana y entonando el Himno Nacional.
A pesar de las dificultades, más de un millón 700 mil niños y jóvenes, todos los que se encuentran en edad escolar en el país, tienen asegurado un puesto en las aulas, para iniciar o continuar su formación académica, de forma gratuita, incluso hasta el nivel universitario.
Muchos analistas consideran este el mayor logro de la Revolución Cubana, que desde 1959 emprendió el camino de la educación gratuita y universal como un derecho para todos los ciudadanos.
En el índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, Cuba obtiene un (0,993) junto a otros cuatros países con el mismo índice: Australia, Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda. En América Latina le siguen Uruguay (0,955) y Argentina (0,946).
Un dato relevante sobre el nivel de la educación cubana es el estudio internacional sobre la educación primaria efectuado en 2008 por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, patrocinado por la Unesco, en el que Cuba obtuvo los mejores resultados entre los 12 países del área donde se realizó.
El estudio puso de manifiesto, además, la elevada tasa de escolarización neta en el país, que alcanza casi el ciento por ciento del alumnado y el escaso número de estudiantes que repiten curso.
El último censo previo al triunfo de la Revolución, realizado en 1953, reveló que, con una población de 6,5 millones de habitantes, había en Cuba un millón de analfabetos, medio millón de niños sin escuelas, una enseñanza primaria que llegaba sólo a la mitad de la población escolar, la media y superior sólo para la población urbana y 10 mil maestros sin trabajo.
Uno de los primeros objetivos trazados a partir del 1 de enero de 1959 fue eliminar el analfabetismo y expandir la educación por toda la Isla. A finales de diciembre de 1959 se habían construido unas 10 mil nuevas aulas y la escolarización se elevó a casi el 90 por ciento en las edades de seis a 12 años.
Uno de los actos más significativos del nuevo Gobierno Revolucionario guiado por Fidel Castro fue convertir en escuelas los cuarteles de la derrocada dictadura de Fulgencio Batista. Más de 69 instalaciones militares se transformaron en centros educacionales, con una capacidad de 40 mil alumnos.
La Campaña de Alfabetización realizada en 1961 logró eliminar el analfabetismo en toda la nación en solo un año.
Llanto, risas, gritos de alegría
Las escenas de algunos pequeñines de preescolar, que por primera vez van a separarse de mamá para entrar a clase y se resisten a vivo llanto se repiten cada año, pero no por eso madres y maestras se dejan vencer. Utilizan las palabras más dulces hasta convencerlos de entrar y sumarse a sus nuevos amiguitos, y poco después se despiden sonrientes, felices de saber que sus hijos emprenden el camino del aprendizaje sin límites.
Las calles se iluminan y parecen florecer al paso de los niños y niñas con sus relucientes uniformes, las mochilas de múltiples colores y diseños y las “luncheras”.
Ciertamente, padres y madres, toda la familia, han hecho un sacrificio económico para completar el avituallamiento escolar. El Estado les garantiza el suministro y venta de los uniformes a precios asequibles, así como la entrega gratuita de libros y material escolar. Pero hay muchos otros gastos, y es verdad que este año la inflación lo encarece todo. Solo el amor se impone a las dificultades y al final cada uno encuentra una solución.
Ese ha sido - este año- uno de los temas más explotados por las campañas anticubanas instigadas y financiadas por agencias gubernamentales de Estados Unidos dedicadas al descrédito de Cuba en medios informativos y redes sociales.
Desde hace varias semanas las más altas autoridades del país, encabezadas por el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez siguen con esmerada atención los preparativos del inicio del curso escolar 2023-2024, en el que se pretende regresar a la normalidad después de tres años bajo el signo de la pandemia de covid-19 y la siguiente crisis económica mundial, que afecta a Cuba doblemente, debido al reforzado bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos.
🎓🇨🇺| La máxima dirección del país acompañando el inicio del curso escolar.
— Gobierno Cuba 🇨🇺 (@GobiernoCuba) September 4, 2023
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¡El futuro se construye desde las aulas! pic.twitter.com/rRIe33k0Mt
Al respecto la ministra de Educación, doctora en Ciencias Naima Ariatne Trujillo Barreto, informó que están listas las condiciones para dar inicio al curso escolar que va a tener una extensión de 46 semanas. Una característica –dijo- que “lo acerca mucho más” a los que normalmente se desarrollaban con una presencia física total de alumnos y maestros. Al respecto admitió la falta de educadores para completar la plantilla en algunas provincias, entre las que apuntó con situaciones más complejas a La Habana, Mayabeque, Matanzas y Sancti Spíritus.
En la mayoría de los territorios hay estrategias claras para enfrentar los principales problemas, así como asuntos definidos para poder avanzar cualitativamente, dijo.
“Ninguna de las problemáticas que hoy existen en el país va a limitar el entusiasmo ni los resultados del próximo curso, pues hemos consolidado un sistema educativo extraordinario, donde lo más importante es la preparación de los docentes y la calidad de la actividad pedagógica”, indicó la ministra.
También ha mencionado las prioridades para algunas asignaturas decisivas en el proceso de conocimiento de la Historia de Cuba, la descolonización cultural y actualización de la formación pedagógica.
La Habana, por ejemplo, provincia con mayor población, cuenta para el año lectivo con una matrícula aproximada de 295 mil estudiantes, distribuidos entre todas las enseñanzas.
La red escolar habanera, se compone de mil 199 instituciones educativas, de las cuales 345 son círculos infantiles, 454 escuelas primarias, 177 secundarias básicas, 35 preuniversitarios, 34 centros politécnicos, 17 escuelas de oficio, 55 especiales, 47 para adultos y tres pedagógicas.
Guantánamo, la provincia situada en el extremo oriental de la Isla, con buena parte de territorio montañoso, suma 806 centros docentes y una matrícula de 87 mil 389 educandos de las diferentes enseñanzas.
Los estudiantes recibirán sus respectivas materias impartidas por un claustro de 11 mil 819 docentes, entre educadoras, maestros y profesores, así como personal de apoyo, una de las mejores coberturas educativas del país.
Otro dato relevante de este curso escolar es el regreso a las aulas de alrededor de unos 300 mil estudiantes universitarios.
Solo en las 12 facultades de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana la matrícula supera los 16 mil 300 estudiantes en pregrado y más de seis mil 500 en postgrado, con un claustro de seis mil 530 docentes.
En julio último se graduaron en esta Universidad capitalina 776 profesionales de la salud de Cuba y de otros 30 países, principalmente de Namibia, República del Congo y Angola. Y esa contribución internacionalista de la Isla caribeña es otra razón de la irritación que causa en Washington el sistema educacional de Cuba, donde ni la inteligencia artificial alcanza a explicar su fortaleza.
Si alguna caricia resulta agradable y difícil de olvidar es el roce de la tierna mano del hijo o hija camino de la escuela al lado de sus padres el primer día de clases. Ese sentimiento se convierte en Cuba en el día más feliz del año, y el más alegre.