Netanyahu - Biden: ¿Quién destruirá el futuro del otro?
Netanyahu y su destino político estén sujetos a rendición de cuentas en el momento en que se apague el fuego de la guerra.
A pesar de hablar sobre la posibilidad de volver a un nuevo alto el fuego y de realizar un canje de prisioneros, “Israel” continúa una guerra brutal en la Franja de Gaza, una contienda en la que el ejército israelí no logró definir un objetivo principal claro entre sus metas declaradas.
Mientras tanto, tienen lugar crecientes divisiones internas en “Israel” y claras disparidades externas. Ante la incapacidad de ganar la batalla a su favor, Netanyahu se enfrenta a la firme postura de Hamas, que se aferra a sus condiciones y se niega a entregar prisioneros sin pagar el precio exigido. Esto indica que la lucha frente a Netanyahu y su ejército sigue estancada después de más de 118 días.
Hasta ahora, al analizar la situación, esta guerra parece ser prolongada, ya que la administración estadounidense actual se sometió a los deseos de Netanyahu y su ala derecha radical, buscando extender su duración. Mientras, el techo estadounidense propuesto hasta ahora permite la posibilidad de un alto el fuego prolongado, sin discusión seria sobre una completa paralización de las hostilidades.
Muchos describen a Benjamin Netanyahu como el astuto zorro escurridizo que no deja pasar ninguna oportunidad para salvarse a sí mismo, y esto es verdadero y realista. En un momento en el que trabaja para prolongar la guerra, Netanyahu se dio cuenta de que su futuro político está en juego después de la operación Diluvio de Al-Aqsa, y que su esfuerzo por alargar esta guerra forma parte de sus intentos por eludir la rendición de cuentas política y judicial que le espera después del cese del fuego.
El anuncio de la guerra en la Franja de Gaza y el respaldo estadounidense que lo acompaña confirmaron desde el primer momento que el futuro político de Netanyahu está vinculado al futuro político de Biden.
Pues, el cese de la guerra sin lograr los objetivos políticos y militares declarados por “Israel” significaría el fin del futuro de Netanyahu, en medio de una disminución significativa de la popularidad del Likud. Por otro lado, la continuación de la guerra y el gran deseo israelí de arrastrar a la región a una guerra regional grande, sin alinearse con las cuentas, visiones y orientaciones estadounidenses, significaría la eliminación de las posibilidades restantes de que el presidente Biden sea reelegido para un segundo mandato. La pregunta que queda es: ¿quién logrará destruir el futuro del otro?
Benjamin Netanyahu enfocó sus objetivos al declarar la guerra en la Franja de Gaza que son, eliminar a Hamas, recuperar vivos a los secuestrados y garantizar que Gaza no represente ninguna amenaza para “Israel”.
Sin embargo, hasta la fecha ninguno de estos objetivos se cumplió, y Hamas sorprende a “Israel” con su fuerza y la continuidad de su capacidad para continuar y tener un impacto en la situación, ya sea a través de la guerra psicológica que lleva a cabo con profesionalismo o a nivel militar, demostrando su capacidad para bombardear Tel Aviv después de más de 118 días de guerra, enfrentamiento en el terreno e infligir pérdidas significativas en tanques y en el ejército de ocupación israelí.
Gaza después de la Operación Diluvio de Al-Aqsa el 7 de octubre no será igual que antes. La cuestión de los prisioneros está en manos de Hamas, y se convirtió en una carta fuerte que “Israel” no puede arrebatar por la fuerza militar y no tendrá éxito en hacerlo.
En una etapa anterior de la guerra, Hamas logró acordar intercambios parciales e imponer sus condiciones para liberar a prisioneras e ingresar ayuda. Esto plantea una pregunta importante: ¿por qué Netanyahu negocia mientras continúa la intensidad de la guerra?
Dado que la carta de los prisioneros es una de las cartas fuertes en manos de Hamas para enfriar el fuego de la guerra e imponer condiciones, “Israel” se verá obligado a ceder bajo la presión interna y el movimiento internacional en curso, y es solo cuestión de tiempo.
Esto se debe a que la cuestión de los prisioneros civiles se convirtió en un problema que preocupa a Netanyahu y sigue siendo una poderosa herramienta de presión, junto con el deseo estadounidense de poner fin al problema de los prisioneros en poder de Hamas liberándolos.
Por lo tanto, Hamas no renunció a esta carta y continúa utilizándola con astucia y profesionalismo para lograr sus objetivos, resistiendo la maquinaria militar israelí a pesar del alto costo de la guerra, y aferrándose a sus demandas para lograr una victoria política.
Para completar el cuadro, hay otro factor de gran importancia en el mismo contexto. Con la aceleración de la escalada desde la participación de Hizbullah en el segundo día del Diluvio de Al-Aqsa en el frente norte contra “Israel”, y con la escalada de las amenazas israelíes expresadas por el ministro de Defensa israelí, Yuav Galant, indicando una creciente posibilidad de que el enfrentamiento se intensifique en cualquier momento.
Esto se da en medio del claro anuncio israelí de su intención de ampliar la guerra si las partes internacionales no intervienen y detienen los ataques de Hizbullah.
Los eventos y las declaraciones en el frente norte indican en gran medida la posibilidad de una expansión de la guerra. Esto representa una decisión e un interés real de “Israel” después del desgaste del poder disuasivo allí, lo que plantea una pregunta importante: ¿la administración estadounidense está de acuerdo con la decisión israelí de ampliar la guerra en la región? Mientras el conteo regresivo para las elecciones estadounidenses se acerca, y con la creciente tensión en el frente yemení en el mar Rojo, y los continuos ataques a los barcos que se dirigen a "Israel".
“Israel”, según su visión militar después del desgaste de la disuasión y la determinación de Hizbullah de apoyar al pueblo palestino y participar en la epopeya Diluvio de Al-Aqsa, está interesada en ampliar la guerra en el frente norte al mismo ritmo que en Gaza. Lo considera una oportunidad irremplazable, tratando de recuperar la imagen de la disuasión que se derrumbó el 7 de octubre en el frente sur.
De acuerdo con los cálculos políticos y a pesar de la cobertura y el apoyo estadounidenses para todo lo que ha sucedido y está sucediendo actualmente, la decisión de ampliar el enfrentamiento y el conflicto en el frente norte en particular sigue siendo una decisión estadounidense en primer lugar.
La administración Biden no aceptará que la región se deslice hacia una guerra importante, ya que hay un indicador significativo de la falta de voluntad estadounidense para ampliar la guerra, especialmente después de la muerte de los tres soldados estadounidenses en su base militar en Jordania.
En medio de la intensificación de la actividad política realizada por Amos Hochstein en Líbano recientemente para apaciguar la confrontación y garantizar que los eventos no se deslicen aún más, en el próximo período, Estados Unidos intensificará sus esfuerzos y actividades para apagar el fuego de la guerra en el norte y frenar las aspiraciones de Netanyahu y Galant, quienes están llevando a la región hacia una guerra de consecuencias impredecibles.
Actualmente, la administración estadounidense muestra signos de su deseo de apagar el fuego de la guerra en la región y mantenerla confinada a Gaza solamente. Esto hará que Netanyahu y su destino político estén sujetos a rendición de cuentas en el momento en que se apague el fuego de la guerra.