La Unión Europea en medio de la crisis neoliberal
Lo que se percibe a simple vista en los países de la Unión Europea y en sus sociedades, es que la Comisión Europea ha acabado con la atención médica y social como resultado de la adopción del modelo neoliberal estadounidense. ¿Cuáles son las razones? ¿Y luego qué?
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¿Hacia dónde se dirige la Unión Europea en medio de la crisis neoliberal?
En el momento de una amenaza fatídica, se revela la falsedad de las ilusiones de los que en Europa creían en la ideología neoliberal soñando con la prosperidad y el bienestar, y que las libertades de mercado, capital y las libertades individuales, eran la etapa más alta del desarrollo de la democracia. En este momento se descubre el colapso del sistema de salud europeo, que en su momento estuvo fortalecido bajo el patrocinio estatal de esa socialdemocracia.
Se aprecia la brecha entre los afectados por las políticas de la Unión Europea y entre los beneficiados en el norte de Europa y en el Sur. Ello es testimonio de que la Unión Europea no es más que un mercado común con su moneda, el Euro. La Comisión Europea controla el 80 por ciento de las leyes de los países miembros, y sus medidas adoptan el modelo neoliberal estadounidense que acabó con los derechos humanos, favoreciendo la libertad del gran capital, así como favoreció la libertad del mercado en la organización de las sociedades, en sustitución del papel del estado. Este último organiza el equilibrio, salvaguardando los derechos de las clases sociales bajas y medias.
En momentos en el que la pandemia requiere de una solidaridad global para salvar las vidas, así como lo hacen Cuba, China y Rusia, los países europeos recurren a la piratería para hacerse cada uno con los equipos del otro, intentando cada país por separado calmar el disgusto de sus ciudadanos.
En este contexto, la Unión Europea aprovecha la pandemia para estimular la economía neoliberal mediante la asignación de 540 mil millones de euros, que pueden llegar a 750 mil a través de préstamos del Banco Europeo de Inversiones y por medio del llamado "Mecanismo de Estabilidad Europea". Al mismo tiempo, el Banco Central muestra su disposición para comprar las deudas de los gobiernos, y volver a reestructurarlas con los intereses incluídos.
El presidente francés, Emmanuel Macron, el que más se aferra al sistema del mercado neoliberal, impulsa a invertir en los llamados “efectos de la pandemia”, en preparación para la comercialización por parte de las empresas de las vacunas en el mercado internacional. Paralelamente a las medidas neoliberales, Macron aborda cada vez que surge la crisis de la Unión Europea, el tema de la necesidad de una fuerza de defensa común europea, o la necesidad de elegir entre la Europa económica actual y lo que él denomina la Europa política.
Pero presumir y hablar de las apuestas para aliviar la ira contra la Unión Europea como resultado de la grieta social y política y en Francia en particular, no es lo mismo que actuar. La Unión Europea fue establecida sobre bases que no se pueden cambiar con palabras, sino cambiando las bases fundacionales que sirven a los intereses del gran capital en las acciones financieras y a las compañías multinacionales. Deben ser sustituídas por bases y políticas para servir los intereses de la mayoría afectada por la economía y las políticas neoliberales.
Del sueño de los Estados Unidos de Europa al libre mercado
El sueño de la Unidad Europea se remonta a la nostalgia por el Imperio de Carlomagno, a quien los árabes llamaron el “Rey de los francos” y el fundador del “Sacro Imperio Romano”, que posteriormente se dividió en Oriental y Occidental. Se consideró el Tratado de Westfalia en 1648 la base para establecer los países europeos modernos, y un modelo a seguir para establecer estados en el mundo.
Quizás quien más expresa el sueño europeo en el siglo XIX es Víctor Hugo, cuyos escritos contenían en 1851 la ambición de lograr una unión entre los países europeos basada en la cooperación y la igualdad en la membresía. Ello inspiró después de un siglo, en el año 1946, el “Movimiento por unos Estados Unidos Europeos Socialistas”, e inspiró alrededor de 50 “movimientos federales” de parlamentarios en Europa del norte, Italia, Francia y Bélgica.
Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, la búsqueda de una unión europea tomó una tendencia geopolítica por la posición de Europa en el contexto del establecimiento del nuevo sistema internacional entre dos campos victoriosos en la guerra (Naciones Unidas, instituciones internacionales, y las dos alianzas la Organización del Tratado del Atlántico Norte y el Pacto de Varsovia).
En este contexto, surge Jean Monnet (1888-1979), subsecretario general de la Liga de las Naciones, quien en 1949 establece el “Consejo de Acción para los Estados Unidos de Europa”, llevando su proyecto a fundar un “Grupo de Defensa Europeo” en 1950.
Pero este proyecto fue rechazado por los Estados Unidos de Norteamérica, y también por Alemania, limitada por la condición de no crear fuerzas armadas, según las condiciones de rendición impuestas después de la derrota del nazismo. También fue rechazado por Charles de Gaulle por razones relacionadas con la intensa pugna que tenía con Jean Monet desde la fundación de la “Francia Libre” en Londres. De Gaulle apostaba al liderazgo de Francia para atraer a Alemania a una unión bilateral, en la que Francia compensara su debilidad ante el tamaño de Alemania mediante "su presencia en el Magreb árabe y África”. (Jean - Pierre Chauvagnon, El error de Monnet, publicaciones Fayard / Paris, 1960).
En lugar del grupo de defensa y la federación de los Estados Unidos de Europa, los esfuerzos se dirigieron al establecimiento de la Comunidad Económica Europea propuesta por el ministro de Exteriores francés Robert Schuman en el Acuerdo de Paris el año 1951 entre Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo en nombre de “La Comunidad Europea del Carbón y del Acero" para para evitar una guerra entre Alemania y Francia, pero se convirtió en el núcleo del Mercado Común Europeo en el tratado de Roma de 1953 y la cual fue la base para fundar la Unión Europea.
La Unión Europea, mercado y moneda
Estados Unidos de América ha sido la fuerza motriz para erigir la Unión Europea en un mercado común desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En el discurso de George Marshall, el patrocinador del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa, se especifica el 5 de junio de 1947, que su proyecto tiene como objetivo crear una barrera contra la marea comunista en Europa y la expansión de la Unión Soviética, y crear un mercado común europeo para la economía estadounidense. Basado en ello, los esfuerzos europeos progresaron gradualmente hasta llegar al Tratado de Maastricht, en 1992, con la membresía de 19 países y la aprobación de una moneda común que es el euro, sobre la base de la lógica del mercado, el libre comercio y la libertad de capital en la Unión Europea, que actualmente incluye a 28 países.
Este razonamiento no concuerda con los sueños de alcanzar una política de defensa común, y una política exterior independiente de Estados Unidos. La Unión tomó de la política de acciones conjuntas que garantizan los intereses de los pueblos europeos sólo la “política agrícola unificada”, que se financia colectivamente para ganar el apoyo de los agricultores y los influyentes habitantes de las regiones rurales, y también “la política de la pesca marina”.
La Unión Europea se compone por el Consejo Europeo que incluye a los jefes de estado y jefes de gobierno que dirigen la política de la Unión Europea de acuerdo con el consenso; el Parlamento Europeo que es elegido en cada país por separado y tiene derecho a formular propuestas, pero no tiene poder de decisión. El Consejo de la Unión incluye a los ministros y aprueba las directrices de la Comisión Europea por una mayoría de 321 votos, no distribuidos equitativamente entre los estados miembros. A su vez, la Comisión Europea, que no es elegida y no está sujeta a cuestionamiento, controla las leyes que se imponen sobre las de los países miembros, y tienen el derecho de supervisar su implementación, firmar acuerdos internacionales, establecer las legislaciones presupuestarias y los planes económicos, además de supervisar alrededor de 960 millardos de euros de acuerdo con el presupuesto general para los años 2014-2020 que es revisada cada siete años.
La Unión Europea, lobbies e intereses privados
En contradicción con el utópico y conocido sociólogo Edgar Morin (el Racionalismo del pensamiento en Europa, publicaciones Gallimar, París, 1990), el conocido economista francés Delors (1925, aún vive), moldeó la Comisión Europea tal como es. El presidente francés François Mitterrand no pudo soportar las cargas de austeridad y decadencia social basadas en las tendencias económicas neoliberales de Delors en el Ministerio de Finanzas y Economía (1981-1985), y lo trasladó a la presidencia de la Comisión Europea, la cual gobernó en el momento de su establecimiento (1985-1995) con el fin de instituir la libertad del gran capital y las acciones financieras en Europa. Todo ello fue basado en el modelo de los lobbies de presión estadounidenses, y en asociación con los mismos, y esto es una anomalía en comparación con la historia del funcionamiento de las instituciones oficiales europeas.
Según la política de George Marshall, la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Europa se estableció en 1970 en Bruselas, capital de la Unión y adoptó el nombre "Am Cham Europe" y representa a 145 empresas transnacionales estadounidenses, estableciendo tradiciones americanas en la llamada “mesa redonda” para empresarios con políticos influyentes con poder de decisión. Desde su llegada a Bruselas en el año 1985 Jacques Delors fundó la “mesa redonda de los industriales europeos” conjuntamente con el economista estadounidense Rawin Abdllil (Silvan Lorenz, Los Negocios y la burocracia en la Union Europea, publicaciones Aghan, Paris, 2015). Así se convirtió Bruselas en la segunda capital de los lobbies, después de Washington.
Transparencia Internacional ha estimado el número de grupos de presión en Bruselas en 37.300 grupos, de los cuales 11.800 son organizaciones registradas, incluidas oficinas de abogados, residencias de expertos, y centros de comercialización… cada uno de los cuales tiene derecho a representar sectores económicos especiales e influir en las políticas de la Comisión. Usualmente estas organizaciones están representadas por políticos estadounidenses retirados, el más notorio de los cuales es Stephen Kevin Bannon, profesor del Secretario de Estado Mike Pompeo y organizador de la campaña electoral de Trump. En 2014, el grupo Business Europe celebró 170 reuniones formales con la Comisión Europea, influyendo en la decisión y redactando leyes.
Asimismo, los grupos de presión centrales de Bruselas también establecen ramas subsidiarias en todos los países europeos para influir en la clase política, los medios de comunicación, etc. En el 2007, el documental “Los lobbies en el corazón de la República” mostró que cerca de 20 organizaciones registradas en la Cámara de Comercio francesa y alrededor de un centenar de compañías de negocios conocidas operan para la comercialización de las leyes y la filosofía de Bruselas.
La política de la Unión Europea y las acciones de la Comisión han llevado a la eliminación del papel del Estado en los países europeos, y a la eliminación de los sueños de adoptar una política de defensa común y una política exterior independiente de Estados Unidos.
La política de la Unión acabó con los sectores de producción pequeños y medianos, así como puso fin al sistema de derechos humanos y los logros de la socialdemocracia, lo que produjo una gran brecha entre la clase política y las amplias masas afectadas por la economía y la política neoliberal. Pero las compañías gigantes de la economía neoliberal, los bancos y las acciones controlan todos los aspectos de la vida, todos los medios de vida pequeños y grandes, y las formas de urbanización humana.
Las crecientes corrientes populistas y la derecha racista y fascista intentan surgir a través de una grieta política y social para reclamar el retorno de la soberanía de los países europeos y el establecimiento de la Unión de Nacionalidades Europeas. Esto es un reclamo que concuerda con la economía neoliberal y los intereses de las grandes empresas, y no contradice lo que las corrientes derechistas apuntan, salvo lo que la Unión Europea llama los valores de “tolerancia" con los inmigrantes.
Mientras tanto, las corrientes políticas y sociales anti neoliberales están atrapadas en la crisis de la incapacidad de cambiar el rumbo en países individuales, incluso aunque tengan éxito en las contiendas electorales en cualquier país europeo. En 2015, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker comentó, refiréndose a la elección de Alexis Tsipras con el 62 por ciento de los votos, basado en el programa de izquierda de Syriza: “No se pueden lograr opciones democráticas en contra de los tratados europeos”.
Pero la crisis del neoliberalismo, que se asemeja a la Depresión de 1933, de acuerdo con las proyecciones optimistas del Banco Mundial, puede conducir a cambios en las ecuaciones internacionales y en el caso de Europa puede llevar a un cambio en algo que ya se consideraba un hecho.