La Comisión Electoral nigeriana pospuso una semana, hasta el 23 de febrero próximo, las elecciones presidenciales previstas para celebrarse este 16 de febrero.

Ese órgano emitió el anunció a solo cinco horas del inicio de la consulta.

La decisión de atrasar ese evento resultó severamente criticada por las dos principales formaciones políticas de Nigeria: el Partido Democrático Popular y el Congreso de Todos los Progresistas.

Según apuntaron medios de prensa en horas de la madrugada tras conocerse la noticia, muchos electores en la capital y en otras regiones del país realizaron largos viajes para poder votar y de ahí su inconformidad con la espera de otros siete días.

Algunos observadores políticos alertaron de que la posposición podría generar  una apatía electoral.

A esta consulta se convocó a 84 millones de electores,14 millones más que en 2015.

El Partido Democrático Popular (PDP) del principal candidato opositor, el exvicepresidente Atiku Abubakar, acusó al gobierno del presidente Muhammadu Buhari de "instigar la posposición" para procurar una baja participación de votantes.

"Su plan es el de provocar al público, esperando una reacción negativa y luego utilizarla como excusa para otros actos en contra de la democracia", declaró Abubakar en un comunicado y exhortó a la población a permanecer en calma y asistir a las urnas el próximo fin de semana.

Por otra parte, un portavoz de ese partido en el sureño estado de Delta, dijo que la comisión electoral "destruyó el alma de Nigeria con esta medida".

El equipo de la campaña presidencial de Buhari describió como "una enorme decepción" el atraso al que se somete la consulta, y precisó que espera -pese a eso- a que la Comisión Electoral permanezca neutral.

"No queremos ser obligados a participar en una situación de anunciar la pérdida total de la confianza (en la Comisión) porque sabremos lo que eso haría (efecto en) nuestra democracia", señaló el mensaje del grupo de trabajo del Congreso de Todos los Progresistas.