El primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, y el ganador de las recientes elecciones generales, Muqtada al-Sadr, entraron en un arreglo para trabajar juntos en el próximo gobierno que saldrá de la decisión de los diputados.

Al-Abadi y Al-Sadr coincidieron en poner en funciones un gobierno inclusivo que no dé paso al sectarismo ni a la tecnocracia.

De acuerdo con Al-Abadi, el próximo gabinete deberá ser fuerte y proporcionar servicios y seguridad a la población en los cuatro años de su mandato.

También reconoció la prioridad en resolver el problema del alto desempleo, sobre todo en los jóvenes. Señaló que crear oportunidades de trabajo, proporcionar servicios, mejorar las vidas de las personas y enfocarse en los pobres deben ser las prioridades del gobierno.

Por su parte, el jefe de la alianza Sadrista-Partido Comunista, ganadora de los comicios, apuntó que la coalición defiende la unidad y la paz en el país sin distinción entre sectas y religiones; todos somos iraquíes, afirmó.

Según los analistas, el triunfio de Al Sadr puso patas arriba la escena política iraquí por salir delante de la alianza Al-Fath, proiraní; la Nasr (Victoria), del primer ministro, y de partido Dawa, del ex jefe del Gobierno, Nuri al-Maliki.

Muqtada al-Sadr no se presentó como candidatos en las elecciones, pero como líder de la coalición vencedora, ocupará un puesto decisivo en las futuras decisiones de la coalición que obtuvo 54 de los 329 curules en disputa.

Los pronósticos colocan a Al-Abadi como favorito para repetir en el cargo.