Del gabinete salieron a hablar el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, el de Trabajo, Jorge Triaca, y el del Interior, Rogelio Frigerio. Este último consideró que “si Moyano moviliza mucha gente, no pasa nada. La sociedad no quiere marchas, no quiere paros. Quiere seguir trabajando, progresar, ver cómo mejora su situación y necesita que a este gobierno le vaya bien para que le vaya bien a la Argentina”. 

Frigerio insistió que la movilización “tuvo como principal impulsor un tema personal de un dirigente sindical, que cree que no debe ser tratado igual en la Justicia”. “Nosotros no perseguimos a Moyano. El Gobierno no persigue a nadie y éste es el cambio cultural del país que nos diferencia del gobierno anterior”, sostuvo.

Desde la provincia de Entre Ríos, Macri lanzó un mensaje a los sindicalistas pidiendo una Argentina “sin aprietes, extorsiones, comportamientos mafiosos y sin buscar privilegios, sino todos sentados alrededor de una mesa viendo qué puedo aportar”.

Desde el oficialismo hicieron circular una serie de datos sobre los “costos” de la movilización popular. 

Los números del Gobierno señalan que la pérdida fue de 4 mil 800 millones de pesos perdidos (241.000 dólares), “incluyendo efectos directos e indirectos” en recaudación por un día de cese de actividades de algunos de los gremios que se movilizaron. 

La marcha fue convocada por el sindicalismo, pero contó con el apoyo de grupos y movimientos sociales así como de agrupaciones políticas de izquierda y otros sectores que se oponen a la agenda económica de Macri.