Al contrario de las afirmaciones de los funcionarios israelíes, quienes habían asegurado que Al-Assad perdería la guerra, el ministro israelí para Asuntos Militares, Avigdor Lieberman, admitió su victoria, marcando así un punto de reflexión en las posturas anteriores del régimen de Tel Aviv.

“Veo una larga cola internacional que se alinea para cortejar a Al-Assad, incluyendo a naciones occidentales (…) De repente todo el mundo quiere acercarse a Al-Assad. Esto no tiene precedentes. Porque Al-Assad está ganando, todo el mundo se mantuvo firme”, dijo Lieberman en declaraciones a la agencia israelí Walla.

Asimismo, pidió a Estados Unidos que sea más activo tanto en Siria como en Medio Oriente ante los avances de Rusia, Irán, Turquía y Hizbulah, "algo que no es una cuestión fácil de tratar", agregó.

El funcionario israelí no ha explicado cuáles acciones busca por parte de la Administración de Donald Trump, a la cual presiona para impedir los avances de Damasco y sus aliados cerca de las fronteras de los territorios palestinos ocupados por el régimen de Tel Aviv.

“EE.UU. tiene bastantes desafíos propios pero como una tendencia, cuanto más activo sea EE.UU., mejor será para Israel”, expresó Lieberman.

Según un artículo publicado el pasado mes de septiembre por el diario británico The Independent, claramente el régimen de Tel Aviv —al igual que el expresidente estadounidense Barack Obama y el actual, Donald Trump, y otros miembros de las élites políticas occidentales—, nunca imaginó que Al-Assad pudiera ganar esta guerra.