Cuba llama a ser efectiva gestión de la Celac frente a nuevos desafíos políticos
El presidente de Cuba, Raúl Castro, instó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) a hacer más efectiva la gestión del bloque integracionista frente a los nuevos desafíos políticos en la región.

Señaló que es imprescindible establecer cursos de acción comunes y hacer más efectiva la gestión de la Celac. También se refirió a la necesidad de trabajar por la unidad y la integración frente a los retos que se avecinan con la actual administración de Estados Unidos y el auge del neoliberalismo.
A juicio del mandatario cubano, sería deseable que el nuevo gobierno de Estados Unidos opte por el respeto a la región, aunque es preocupante que haya declarado intenciones que ponen en riesgo nuestros intereses en las esferas del comercio, el empleo, la migración y el medio ambiente, entre otras.
Subrayó el peligro que representa el auge del neoliberalismo, que provoca un incremento de los niveles de pobreza y del desempleo.
Recordó que para lograr el éxito en el enfrentamiento a los desafíos se requiere un estricto apego a la proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, firmada en La Habana en enero de 2014.
En ese sentido, rememoró que con la firma de dicho texto, los jefes de Estado se comprometieron a no intervenir en los asuntos internos de otra nación, a resolver las diferencias de forma pacifica y respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural.
Raúl reiteró el apoyo de su país al pueblo y gobierno de Venezuela en la defensa de su soberanía, y recalcó que Cuba continuará contribuyendo al acuerdo final de paz entre el Estado colombiano y las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, así como a las recién iniciadas conversaciones en ese sentido con el Ejercito de Liberación Nacional.
Cuba respaldó los reclamos de independencia del pueblo de Puerto Rico y la demanda ecológica del gobierno ecuatoriano contra las transnacionales por los graves daños provocados en la Amazonia, y se solidarizó con el esfuerzo de Argentina para recuperar las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, y con las naciones caribeñas ante los intentos de privarles el acceso a recursos financieros en el enfrentamiento al cambio climático.
Manifestó su rechazo al golpe parlamentario-judicial contra el gobierno de la presidenta brasileña Dilma Roussef, así como a la manipulación política contra el gobierno de Bolivia y los intentos de desestabilizarlo.
Aseguró que la voluntad de Cuba es continuar las conversaciones con la nación norteña sobre la base de la igualdad, la reciprocidad, el respeto a la soberanía y la independencia.
Cuba y Estados Unidos pueden cooperar y convivir civilizadamente, respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambos países y pueblos, pero no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia, advirtió.
Aclaró que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a La Habana desde hace más de cinco décadas continúa siendo un obstáculo para la normalización plena de esas relaciones, pues persiste y provoca considerables privaciones y daños humanos, lesiona gravemente la economía cubana y dificulta el desarrollo.
A juicio del mandatario cubano, sería deseable que el nuevo gobierno de Estados Unidos opte por el respeto a la región, aunque es preocupante que haya declarado intenciones que ponen en riesgo nuestros intereses en las esferas del comercio, el empleo, la migración y el medio ambiente, entre otras.
Subrayó el peligro que representa el auge del neoliberalismo, que provoca un incremento de los niveles de pobreza y del desempleo.
Recordó que para lograr el éxito en el enfrentamiento a los desafíos se requiere un estricto apego a la proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, firmada en La Habana en enero de 2014.
En ese sentido, rememoró que con la firma de dicho texto, los jefes de Estado se comprometieron a no intervenir en los asuntos internos de otra nación, a resolver las diferencias de forma pacifica y respetar plenamente el derecho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural.
Raúl reiteró el apoyo de su país al pueblo y gobierno de Venezuela en la defensa de su soberanía, y recalcó que Cuba continuará contribuyendo al acuerdo final de paz entre el Estado colombiano y las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, así como a las recién iniciadas conversaciones en ese sentido con el Ejercito de Liberación Nacional.
Cuba respaldó los reclamos de independencia del pueblo de Puerto Rico y la demanda ecológica del gobierno ecuatoriano contra las transnacionales por los graves daños provocados en la Amazonia, y se solidarizó con el esfuerzo de Argentina para recuperar las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, y con las naciones caribeñas ante los intentos de privarles el acceso a recursos financieros en el enfrentamiento al cambio climático.
Manifestó su rechazo al golpe parlamentario-judicial contra el gobierno de la presidenta brasileña Dilma Roussef, así como a la manipulación política contra el gobierno de Bolivia y los intentos de desestabilizarlo.
Aseguró que la voluntad de Cuba es continuar las conversaciones con la nación norteña sobre la base de la igualdad, la reciprocidad, el respeto a la soberanía y la independencia.
Cuba y Estados Unidos pueden cooperar y convivir civilizadamente, respetando las diferencias y promoviendo todo aquello que beneficie a ambos países y pueblos, pero no debe esperarse que para ello Cuba realice concesiones inherentes a su soberanía e independencia, advirtió.
Aclaró que el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a La Habana desde hace más de cinco décadas continúa siendo un obstáculo para la normalización plena de esas relaciones, pues persiste y provoca considerables privaciones y daños humanos, lesiona gravemente la economía cubana y dificulta el desarrollo.