Europa es incapaz de defenderse de ataques militares directos, revela informe
Un informe clasificado del Ministerio de Relaciones Exteriores del régimen israelí determinó que Europa es incapaz de defenderse de ataques militares directos, ya que ningún país europeo puede ejecutar acciones militares independientes.

El documento resume una serie de cinco reuniones entre altos funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores sobre una política de defensa común europea.
Según el texto, por primera vez en mucho tiempo, las amenazas a la seguridad, el terrorismo y las posturas rusas están pesando fuertemente sobre la opinión pública europea.
Hoy la disminución de la confianza pública europea dificulta los compromisos bilaterales, especialmente cuando se trata de concesiones en la política de seguridad.
A juicio de expertos israelíes, a largo plazo este estancamiento puede reforzar aún más las fuerzas populistas, lo que socava el proyecto de integración y desafía la antigua norma europea de distanciarse del uso de la fuerza para alcanzar los objetivos políticos.
Uno de los principales puntos discutidos durante las mencionadas reuniones fue la incapacidad de un solo país europeo para ejecutar una acción militar completamente independiente. Ello se debe a la dependencia extranjera y a las incapacidades tecnológicas que dificultan la cooperación.
Por ejemplo -detalló el informe-, no hay manera práctica de traducir el tamaño y el orden de las fuerzas militares en Europa para formar una potencia militar conjunta.
También pone de relieve la renuencia de los europeos a utilizar la fuerza para promover la política exterior o nacional, lo que refuerza la dependencia del continente de los Estados Unidos. Esta realidad se refleja en la subyugación de la OTAN a la política del Pentágono.
Los análisis constataron que el actual sistema de defensa europeo se basa en armas estadounidenses que son costosas de mantener y no proporcionan la ventaja militar necesaria contra posibles amenazas externas a Europa.
Además, el documento afirmó afirma que la política exterior europea utiliza la amenaza de la fuerza militar, pero el uso operativo de la misma es más teórico-conceptual. Como resultado de las restricciones de capacidad, Europa ha perdido la credibilidad de utilizar la fuerza militar, incluso en asuntos europeos.
El informe destacó que como resultado de las cuestiones de seguridad interna y externa, se está produciendo un cambio significativo en el discurso de la seguridad.
En ese sentido, conceptos tales como el uso de los militares para tratar asuntos sociales como la inmigración, ya no están fuera de límites. Los países que han sufrido ataques terroristas ahora tienen presencia militar en las calles, un fenómeno increíble en Europa hace una década.
El cambio en el sistema global, la agresiva política exterior rusa y el declinante compromiso estadounidense de defender Europa del terrorismo, refuerzan un creciente sentimiento de amenaza existencial en Europa. Los cambios ideológicos y demográficos provocados por la inmigración también refuerzan esta mentalidad, señaló el informe.
Según el texto, por primera vez en mucho tiempo, las amenazas a la seguridad, el terrorismo y las posturas rusas están pesando fuertemente sobre la opinión pública europea.
Hoy la disminución de la confianza pública europea dificulta los compromisos bilaterales, especialmente cuando se trata de concesiones en la política de seguridad.
A juicio de expertos israelíes, a largo plazo este estancamiento puede reforzar aún más las fuerzas populistas, lo que socava el proyecto de integración y desafía la antigua norma europea de distanciarse del uso de la fuerza para alcanzar los objetivos políticos.
Uno de los principales puntos discutidos durante las mencionadas reuniones fue la incapacidad de un solo país europeo para ejecutar una acción militar completamente independiente. Ello se debe a la dependencia extranjera y a las incapacidades tecnológicas que dificultan la cooperación.
Por ejemplo -detalló el informe-, no hay manera práctica de traducir el tamaño y el orden de las fuerzas militares en Europa para formar una potencia militar conjunta.
También pone de relieve la renuencia de los europeos a utilizar la fuerza para promover la política exterior o nacional, lo que refuerza la dependencia del continente de los Estados Unidos. Esta realidad se refleja en la subyugación de la OTAN a la política del Pentágono.
Los análisis constataron que el actual sistema de defensa europeo se basa en armas estadounidenses que son costosas de mantener y no proporcionan la ventaja militar necesaria contra posibles amenazas externas a Europa.
Además, el documento afirmó afirma que la política exterior europea utiliza la amenaza de la fuerza militar, pero el uso operativo de la misma es más teórico-conceptual. Como resultado de las restricciones de capacidad, Europa ha perdido la credibilidad de utilizar la fuerza militar, incluso en asuntos europeos.
El informe destacó que como resultado de las cuestiones de seguridad interna y externa, se está produciendo un cambio significativo en el discurso de la seguridad.
En ese sentido, conceptos tales como el uso de los militares para tratar asuntos sociales como la inmigración, ya no están fuera de límites. Los países que han sufrido ataques terroristas ahora tienen presencia militar en las calles, un fenómeno increíble en Europa hace una década.
El cambio en el sistema global, la agresiva política exterior rusa y el declinante compromiso estadounidense de defender Europa del terrorismo, refuerzan un creciente sentimiento de amenaza existencial en Europa. Los cambios ideológicos y demográficos provocados por la inmigración también refuerzan esta mentalidad, señaló el informe.