Intervencionismo saudita en Yemen desestabiliza el mundo árabe, afirma Servicio de Inteligencia alemana
El intervencionismo de Arabia Saudita en Yemen desestabiliza el mundo árabe, aseguró el Servicio Federal de Inteligencia de Alemania (BND).

La prudente postura diplomática seguida hasta ahora por los antiguos miembros dirigentes de la familia real fue sustituida por una política de intervención impulsiva, señaló la agencia de inteligencia germana.
Según los analistas alemanes, el reino árabe busca el poder regional en un ámbito de tensión entre un cambio de paradigma en la política exterior y la consolidación de la política interior.
La agresión de Riad contra Yemen —según informes del príncipe Mohamad Bin Salman— tienen como objetivo desbaratar el movimiento popular Ansar Allah.
En ese sentido, Arabia Saudita proporciona ayuda financiera y militar a varios grupos opositores en Siria, incluidos terroristas como Daesh, con el fin de derrocar al presidente sirio, Bashar al-Assad.
El BND precisó que el nuevo ministro de Defensa e hijo del rey, Mohamad bin Salman, desempeña un papel desestabilizador al aplicar medidas de elevado costo y reformas que pueden disgustar a otros miembros de la casa real y al pueblo, lo que pueden provocar el desgaste de las relaciones con amigos y, sobre todo, con Estados aliados de la región.
Apuntó que la concentración de poder en los ámbitos de economía y política exterior en manos del segundo en la línea de sucesión conlleva el peligro latente de que irrite con el intento de establecerse en la sucesión al trono aún en vida de su padre.
En octubre, un miembro de los Al Saud reveló el aumento creciente de las tensiones en el seno de la monarquía árabe, y aseguró haber escrito ya dos cartas en las que llama a las propias filas reales a la revuelta contra el rey y sus dos sucesores.
Expertos consideran que el desfavorable desarrollo político del país árabe desde hace años ha motivado que su política exterior se vea lastrada por un fuerte componente militar, así como por nuevas alianzas regionales.
Según los analistas alemanes, el reino árabe busca el poder regional en un ámbito de tensión entre un cambio de paradigma en la política exterior y la consolidación de la política interior.
La agresión de Riad contra Yemen —según informes del príncipe Mohamad Bin Salman— tienen como objetivo desbaratar el movimiento popular Ansar Allah.
En ese sentido, Arabia Saudita proporciona ayuda financiera y militar a varios grupos opositores en Siria, incluidos terroristas como Daesh, con el fin de derrocar al presidente sirio, Bashar al-Assad.
El BND precisó que el nuevo ministro de Defensa e hijo del rey, Mohamad bin Salman, desempeña un papel desestabilizador al aplicar medidas de elevado costo y reformas que pueden disgustar a otros miembros de la casa real y al pueblo, lo que pueden provocar el desgaste de las relaciones con amigos y, sobre todo, con Estados aliados de la región.
Apuntó que la concentración de poder en los ámbitos de economía y política exterior en manos del segundo en la línea de sucesión conlleva el peligro latente de que irrite con el intento de establecerse en la sucesión al trono aún en vida de su padre.
En octubre, un miembro de los Al Saud reveló el aumento creciente de las tensiones en el seno de la monarquía árabe, y aseguró haber escrito ya dos cartas en las que llama a las propias filas reales a la revuelta contra el rey y sus dos sucesores.
Expertos consideran que el desfavorable desarrollo político del país árabe desde hace años ha motivado que su política exterior se vea lastrada por un fuerte componente militar, así como por nuevas alianzas regionales.