La importancia de al Ramadi y su simbolismo requiere de una respuesta política y militar
La llegada de cerca de tres mil combatientes de la "Movilización Popular" a la provincia para participar en la liberación de todas las zonas de al Ramadi que se encuentran bajo el control de los militantes de la organización DAESH (EI), y la situación de al Anbar en cuanto a los acontecimientos sobre el terreno, obligan a una rápida respuesta militar para inclinar la balanza a favor de las fuerzas iraquíes.
DAESH anunció que logró controlar Ramadi, incluyendo el Centro de Operaciones y la sede del Gobierno adyacente. El ataque de la organización fue preparado, según fuentes de inteligencia, desde hace meses.
De acuerdo con información recibida por al Mayadeen, el plan de ocupación de al Ramadi era un plan dispuesto para responder a la liberación de Tikrit de manos de DAESH, como un golpe moral que DAESH necesitaba para recuperar la confianza de sus combatientes.
La importancia de la capital de al Anbar radica en su ubicación y su simbolismo, pues es el enlace terrestre entre Bagdad y su frontera con Jordania y Siria, es la sede del Consejo de Gobierno de la provincia y el segundo distrito en cuanto al tamaño después de Fallujah.
Resistió casi diecisiete meses a los ataques de la organización y los atentados suicidas, entre otros… antes de que se elaboraran grandes planes para ser ocupada por DAESH, como lo estiman los expertos, pero esto no excluye el hecho de que hubo negligencia militar y hasta de seguridad en la gestión de las operaciones.
A pesar del avance de DAESH y el grado de salvajismo mostrado en las matanzas y liquidaciones rápidas, indistintamente contra civiles y militares de al Anbar con el objeto de sembrar el terror, se nota que las diferentes fuerzas iraquíes se reunieron en al Warar, en las orillas del Éufrates y convirtieron a al Habbaniyah y a al Karmah, en el este de al Anbar, en zonas de concentración de fuerzas.
En una primera reacción a los recientes acontecimientos, el primer ministro iraquí hizo un llamado a la Movilización Popular para que se prepare, y antes decretó un estado de alerta que abarcó a muchas facciones. Fuentes fidedignas informaron a al Mayadeen que el número de personas que participará en la liberaciones de al Anbar ha llegado a veinte mil combatientes.
La situación sobre el terreno en al Anbar requiere de una respuesta política externa que esté a la altura de la necesaria respuesta militar, también interna. La situación sobre el terreno requiere de una decisiva resolución para inclinar la balanza a favor de las fuerzas iraquíes. Es una necesidad imperiosa enviar a cualquier fuerza iraquí para reconquistar la ciudad, ya que lo más importante, como observan muchos, es liberar la tierra de acuerdo a lo que exige el interés de Iraq.
Asimismo, y en coordinación con los aliados de Bagdad, hay que pensar cómo encontrar alternativas al mercado de Estados Unidos para la compra de armas, ya que la entrega de armamento y equipos estadounidenses, según lo demuestra la experiencia, no concuerda nunca con las necesidades iraquíes sobre el terreno.
DAESH anunció que logró controlar Ramadi, incluyendo el Centro de Operaciones y la sede del Gobierno adyacente. El ataque de la organización fue preparado, según fuentes de inteligencia, desde hace meses.
De acuerdo con información recibida por al Mayadeen, el plan de ocupación de al Ramadi era un plan dispuesto para responder a la liberación de Tikrit de manos de DAESH, como un golpe moral que DAESH necesitaba para recuperar la confianza de sus combatientes.
La importancia de la capital de al Anbar radica en su ubicación y su simbolismo, pues es el enlace terrestre entre Bagdad y su frontera con Jordania y Siria, es la sede del Consejo de Gobierno de la provincia y el segundo distrito en cuanto al tamaño después de Fallujah.
Resistió casi diecisiete meses a los ataques de la organización y los atentados suicidas, entre otros… antes de que se elaboraran grandes planes para ser ocupada por DAESH, como lo estiman los expertos, pero esto no excluye el hecho de que hubo negligencia militar y hasta de seguridad en la gestión de las operaciones.
A pesar del avance de DAESH y el grado de salvajismo mostrado en las matanzas y liquidaciones rápidas, indistintamente contra civiles y militares de al Anbar con el objeto de sembrar el terror, se nota que las diferentes fuerzas iraquíes se reunieron en al Warar, en las orillas del Éufrates y convirtieron a al Habbaniyah y a al Karmah, en el este de al Anbar, en zonas de concentración de fuerzas.
En una primera reacción a los recientes acontecimientos, el primer ministro iraquí hizo un llamado a la Movilización Popular para que se prepare, y antes decretó un estado de alerta que abarcó a muchas facciones. Fuentes fidedignas informaron a al Mayadeen que el número de personas que participará en la liberaciones de al Anbar ha llegado a veinte mil combatientes.
La situación sobre el terreno en al Anbar requiere de una respuesta política externa que esté a la altura de la necesaria respuesta militar, también interna. La situación sobre el terreno requiere de una decisiva resolución para inclinar la balanza a favor de las fuerzas iraquíes. Es una necesidad imperiosa enviar a cualquier fuerza iraquí para reconquistar la ciudad, ya que lo más importante, como observan muchos, es liberar la tierra de acuerdo a lo que exige el interés de Iraq.
Asimismo, y en coordinación con los aliados de Bagdad, hay que pensar cómo encontrar alternativas al mercado de Estados Unidos para la compra de armas, ya que la entrega de armamento y equipos estadounidenses, según lo demuestra la experiencia, no concuerda nunca con las necesidades iraquíes sobre el terreno.