La Cumbre de Camp David para solicitar la protección de Estados Unidos
El día trece de mayo en curso se realiza una
cumbre de los países del Consejo de Cooperación del Golfo y Estados Unidos, y
así como lo había hecho el monarca saudita Abdel Aziz Bin Saud en 1945, los
países del consejo esperan a través de la cumbre garantizar la protección que
les puede brindar Estados Unidos a cambio de recursos; pero lo más probable es
que la cumbre trate de buscar una salida apropiada para la actual situación de
estancamiento saudita en Yemen.

Los representantes de los Estados del Golfo,
encabezados por Arabia Saudita, buscan poder firmar un acuerdo militar
"estratégico" con Estados Unidos para garantizar su protección y un
sistema de defensa antimisiles que proteja la región del Golfo. En realidad, es
una apuesta que carece de una lectura política precisa sobre los cambios
estratégicos y la naturaleza de los compromisos de Estados Unidos en la región.
Resulta evidente que el principal objetivo del Presidente Obama al convocar a
esa cumbre es la de “tranquilizar” los temores de los países del Golfo,
asegurando que el acuerdo con Irán no pondrá en peligro su seguridad.
Pero a medida que se acerca la fecha de la cumbre existe una realidad de la cual están conscientes la Administración norteamericana y los líderes del Pentágono, y es que Arabia Saudita se encuentra empantanada en Yemen, a pesar de la destrucción masiva causada en su infraestructura y las grandes pérdidas humanas, además de la falta de voluntad para emprender una incursión terrestre. Eso ha causado cierto temor en Estados Unidos acerca de la falta de una clara visión saudita sobre una posible solución, por lo cual Washington ha anunciado su posición de apoyo a una solución consensuada que incluya a todas las partes yemeníes. Esta decisión causó frustración en las esferas de poder saudí, que intenta por todos los medios provocar una fisura en la geografía yemení que le permita, al menos, poder dividir al país bajo el pretexto de “reestablecer la legitimidad”, pero las cuentas de la coalición saudita fallaron en ese sentido cuando el ejército yemení y sus aliaos lograron consolidar su control sobre los ejes más importantes de la ciudad de Adén, frustrando los planes hegemónicos de la coalición saudita.
Pero a medida que se acerca la fecha de la cumbre existe una realidad de la cual están conscientes la Administración norteamericana y los líderes del Pentágono, y es que Arabia Saudita se encuentra empantanada en Yemen, a pesar de la destrucción masiva causada en su infraestructura y las grandes pérdidas humanas, además de la falta de voluntad para emprender una incursión terrestre. Eso ha causado cierto temor en Estados Unidos acerca de la falta de una clara visión saudita sobre una posible solución, por lo cual Washington ha anunciado su posición de apoyo a una solución consensuada que incluya a todas las partes yemeníes. Esta decisión causó frustración en las esferas de poder saudí, que intenta por todos los medios provocar una fisura en la geografía yemení que le permita, al menos, poder dividir al país bajo el pretexto de “reestablecer la legitimidad”, pero las cuentas de la coalición saudita fallaron en ese sentido cuando el ejército yemení y sus aliaos lograron consolidar su control sobre los ejes más importantes de la ciudad de Adén, frustrando los planes hegemónicos de la coalición saudita.
Yemen
A pesar de la preocupación estadounidense sobre
la futura identidad política en Yemen y el papel de los huthis, los dirigentes
norteamericanos y los observadores en Washington perciben de la misma manera a
los “extremistas y aventureros” que están a cargo de la toma de decisiones en
Arabia Saudita y su determinación de obviar las demandas de los combatientes
houthies excluyéndolos de toda solución, lo cual quedó reflejado en la
convocatoria a una ronda de negociaciones sobre Yemen para el día 17 de mayo de
los corrientes o sea después de la Cumbre de Camp David. Una reunión que no
podrá lograr nada, sino hacer un llamado a un “alto el fuego por motivos humanitarios”,
pues el odio de la dirigencia saudita le impide evaluar la situación con
objetividad, además de obviar un elemento crucial como es Irán, que cuenta con
fuerza y recursos que superan a todos los países del Golfo juntos, aunado a su
creciente influencia.
Las prioridades norteamericanas en el Golfo

Podemos afirmar que la agenda de Camp David
estará encabezada por la crisis yemení y tal vez el Presidente Obama logre
“convencer” a los países del Golfo de adoptar una “solución negociada” fuera de
Arabia Saudita y hacer que lo que se denomina “tregua humanitaria” se pueda
convertir en un puente para lograr una solución distinta a la criminal política
de “tierra arrasada” aplicada principalmente en Sa´ada y Moran. También Siria
estaría presente en la agenda, sobre todo después de decidir la batalla de al
Qalamoun de manera rápida, la cual fue considerada por los medios de prensa
israelíes como la batalla que decidirá el destino del Presidente Bashar al
Assad.
La cumbre tratará de encontrar una solución política que le evite a Arabia Saudita una situación embarazosa a causa de sus fracasos en todas sus contiendas, particularmente en Yemen, y el reposicionamiento de los “representantes” regionales (del Golfo) de Estados Unidos de acuerdo con los intereses estadounidenses y en el marco de un acuerdo final con Irán, basados en eso los Estados Unidos volverán a definir sus prioridades en la región del Golfo.
La cumbre tratará de encontrar una solución política que le evite a Arabia Saudita una situación embarazosa a causa de sus fracasos en todas sus contiendas, particularmente en Yemen, y el reposicionamiento de los “representantes” regionales (del Golfo) de Estados Unidos de acuerdo con los intereses estadounidenses y en el marco de un acuerdo final con Irán, basados en eso los Estados Unidos volverán a definir sus prioridades en la región del Golfo.
Arabia Saudita e "Israel" en Yemen: coincidencias o alianza
Estos países asisten a la cumbre y en su maletín
llevan una cantidad de ideas “constructivas” que incluyen a Israel como un
socio en la contención de Irán, el cambio de las prioridades de las políticas
del Golfo y a la cabeza Arabia Saudita, es consecuencia de unas condiciones
objetivas y regionales que han madurado y que Riad ha estado consolidando bajo
el titular de enterrar los enlaces del nacionalismo árabe y alentar todo
procedimiento y medida que emprenden algunos líderes árabes para llegar a un
acuerdo con Israel. Desde hace tiempo el Golfo pregonaba que el enemigo es Irán
y Hezbollah.
De todas formas y a manera de reflexión, esta actitud restaura la credibilidad del discurso nacionalista árabe, que consideraba a la monarquía saudita como una amenaza para el nacionalismo árabe y principalmente la causa palestina, además de confirmar que la causa nacionalista es una, sea en Palestina o cualquier Estado árabe.
De todas formas y a manera de reflexión, esta actitud restaura la credibilidad del discurso nacionalista árabe, que consideraba a la monarquía saudita como una amenaza para el nacionalismo árabe y principalmente la causa palestina, además de confirmar que la causa nacionalista es una, sea en Palestina o cualquier Estado árabe.