2014: Un año desafiante para Nicaragua

Managua (PL) Fuertes lluvias tras varios meses de intensa sequía y movimientos telúricos superiores, en algunos casos, a los seis grados de magnitud en la escala de Richter, marcaronel 2014 en Nicaragua, año que los especialistas califican de anómalo.Constantes amenazas climáticas y fenómenos inesperados pusieron en alerta a la población y autoridades de este país centroamericano que apuesta por avanzar pese a desafíos de ese tipo.Para José Milán, asesor científico del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter), "nada ha sido predecible este 2014. Hemos transitado desde una sequía extrema, la mayor en las últimas cuatro décadas, hacia un octubre lluvioso que trajo consigo calamidades".Según reportes del Ineter, desde el inicio del período de precipitaciones (mayo), estas disminuyeron el 50 por ciento con respecto a los acumulados de 2013.Como resultado, la temperatura ambiental aumentó entre seis y siete grados, fueron dañados los cultivos de alimentos básicos como maíz, arroz y frijol; se redujeron las fuentes de agua para el consumo humano y el sector ganadero sufrió graves afectaciones.La zona con mayores repercusiones fue el denominado Corredor Seco, donde viven alrededor de 200 mil personas en condiciones de pobreza, las cuales recibieron atención médica y apoyo alimenticio propiciados por las autoridades.El país centró todos sus esfuerzos en la implementación de un plan para mitigar los efectos de la sequía, el cual incluyó la aplicación de técnicas alternativas de alimentación del ganado y la siembra de plantas más resistentes como el marango.Por otra parte, más de 46 mil paquetes con granos y otros productos fueron enviados por el Gobierno y el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas a las familias con mayores daños.Después de un período seco, Nicaragua recibió con regocijo las lluvias de finales de agosto, pero intensas precipitaciones registradas en octubre causaron el efecto contrario al esperado.Alrededor de 33 personas murieron, nueve de ellas tras colapsar un muro perimetral en el capitalino barrio 18 de Mayo.La estructura soterró cuatro casas y dejó atrapados a varios ciudadanos, de los cuales siete sobrevivieron a la tragedia, entre ellos dos menores que fueron rescatados por brigadas del Ejército y los bomberos.Las lluvias provocaron, además, afectaciones a más de 63 mil personas; y unas 293 comunidades y barrios de 75 municipios reportaron daños.Cerca de siete mil viviendas fueron perjudicadas y más de mil 500 familias tuvieron que ser albergadas, para lo cual la dirección del país habilitó decenas de locales.Asimismo, se inició la reparación de las casas damnificadas y la construcción de hogares nuevos para quienes perdieron los suyos.Expertos internacionales "habían previsto la instalación del fenómeno El Niño a más tardar en julio, a lo cual asociábamos la sequía, pero las lluvias registradas después indicaron lo contrario", precisó Milán."Además, surge en octubre algo que bajo las condiciones de El Niño es muy poco probable: la tormenta tropical Hanna. La mayoría de ese tipo de eventos viene en dirección oeste noroeste, pero Hanna vino en sentido contrario, debido a un frente frío que tampoco es común en esa época", añadió.A las afectaciones causadas por la ausencia o exceso de precipitaciones, se sumaron las provocadas por movimientos telúricos superiores a los seis grados de magnitud.El 10 de abril un temblor de 6,2 grados, con epicentro cerca del volcán Momotombo, en el departamento de León, y a 10 kilómetros de profundidad, sacudió la capital y otras ciudades de la región del Pacífico nicaragüense.Dicho evento tuvo más de mil réplicas durante las 24 horas siguientes al momento en que ocurrió y causó la muerte de una persona, heridas a 266 y daños a más de dos mil 354 viviendas.Seis meses después, el lunes 13 de octubre, un terremoto de 7,3 grados con epicentro frente al golfo de Fonseca, a unos 85 kilómetros al oeste de Boca del Padre Ramos, en el noroccidental departamento de Chinandega, hizo temblar este país y otros de Centroamérica.Alrededor de 700 ciudadanos fueron afectados, 68 hogares perjudicados y 100 mil personas de 74 comunidades fueron evacuadas ante la alerta de tsunami emitida en un primer momento.El peligro de la activación de fallas locales debido a esos temblores mantuvo en vilo a esta nación, que, aunque mejor preparada para enfrentar esos fenómenos, recuerda con dolor las pérdidas humanas y materiales sufridas años atrás por ese tipo de evento.Ante las amenazas de sucesos como los registrados en el pasado, el Gobierno instó al pueblo a extremar las medidas de seguridad.No se trata de crear pánico ni de perder la calma, sino de tener conciencia y prepararse, señaló en aquella ocasión la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, Rosario Murillo.Ante los cambios repentinos del clima y los sismos ocurridos, el Ineter realizó investigaciones que, según Milán, permitieron dar una mejor respuesta a esos fenómenos.Vivimos en un país altamente vulnerable. Muchas personas habitan en lugares inapropiados y no cuentan con recursos para tener una vivienda bien protegida. La premisa fundamental de nuestro Gobierno es preservar la vida del ciudadano. De ahí la importancia de tomar las medidas a tiempo, de conocer el peligro de antemano para prevenir, señaló.Pese a los daños reportados, Nicaragua demostró estar preparada para enfrentar situaciones de ese tipo y la dirección del país respondió de inmediato a las necesidades de los más afectados.Hoy el país se recupera y reporta un índice de crecimiento económico de 4,3 por ciento, el más alto de Centroamérica, según datos del Banco Central.Pese a los obstáculos de este año, se observan buen ritmo y dinámica en todos los sectores. Las finanzas públicas están balanceadas y existe un déficit muy bajo en comparación con otros países, declaró Ovidio Reyes, presidente de esa institución.Si los indicadores se mantienen estables y no ocurren más sorpresas, para 2015 esta nación espera incrementar los niveles de crecimiento y superar la producción y las exportaciones registradas hasta el momento.No obstante, el pueblo continúa su preparación ante los fenómenos naturales y la dirección del país promueve iniciativas para aminorar los efectos de amenazas repentinas, asociadas a la variabilidad climática.