En la ciudad iraquí de Mosul, la biblioteca resurge de sus cenizas
La histórica biblioteca de la Universidad de Mosul se levanta tras años de guerra en Iraq.
La histórica biblioteca de la Universidad de Mosul, intenta recuperar su antigua gloria como centro literario de Iraq.
Antes de que Daesh arrasara con ella, derrumbando estanterías e incendiando obras de valor incalculable, la biblioteca contaba con un millón de títulos,
Mohammad Younes, director técnico de la biblioteca de la Universidad de Mosul, recuerda la destrucción que vio después de que Daesh tomara Mosul a mediados de 2017 tras una larga y ardua lucha callejera.
"Cuando volvimos, vimos... los libros arrancados de las estanterías, arrojados al suelo y quemados", dijo.
Miles de volúmenes sobre filosofía y derecho, ciencia y poesía, todos los cuales desafiaban la visión fanática del mundo de Daesh, habían ardido en llamas. Algunos de los títulos más valiosos se vendieron en el mercado negro.
"Antes teníamos más de un millón de títulos, algunos de los cuales no se podían encontrar en ninguna otra universidad de Iraq", dijo Younes.
"Solo pudimos trasladar los libros raros y una serie de publicaciones periódicas extranjeras" cuando los terroristas llegaron inicialmente a las fronteras de la ciudad, afirmó. Con la brutal toma de Mosul por parte de Daesh, se perdió el 85 por ciento de la colección.
El antiguo estudiante Tarek Attiya, de 34 años, que ahora está matriculado en la Universidad de Tikrit, describió la Universidad de Mosul como "la madre de todos los libros" antes de Daesh. "Hay una gran diferencia entre lo que había antes y la situación después del ISIS", dijo.
Edificio reformado
Ahora, con el apoyo de las contribuciones, hay un renacimiento en marcha para reponer los estantes de la biblioteca con libros.
Se espera que el edificio de la biblioteca, renovado con fondos de la ONU, vuelva a abrir este mes. Tendrá cuatro pisos con una elegante fachada de cristal y albergará 32 mil volúmenes en un principio. También incluirá una biblioteca digital de libros electrónicos, con el objetivo de acabar reconstruyendo una biblioteca de un millón de ejemplares.
Los volúmenes se han almacenado en las estrechas dependencias de la Facultad de Ingeniería de la Universidad, donde las estanterías están desbordadas y los títulos se amontonan en todas las superficies disponibles, como preparación para la apertura. El director declaró que se han recibido importantes donaciones de universidades árabes y extranjeras para "permitir la resurrección de la biblioteca".
Personalidades conocidas de Mosul y de Iraq también han contribuido "echando mano de sus colecciones personales", dijo.
La capital del norte de Iraq, Mosul, ha sido durante mucho tiempo un centro de comerciantes y aristócratas, con una vibrante vida cultural e intelectual.
Mosul, encrucijada económica de Oriente Medio, ha podido conservar miles de publicaciones raras y antiguas, sobre todo escritos religiosos. Cabe destacar que la primera imprenta de Iraq funcionó en Mosul en la segunda mitad del siglo XIX.
El amor por los libros
El incipiente resurgimiento cultural de Mosul está empezando a echar raíces, al menos allí donde quedaba algo que salvar.
Según Ahmed Abd Ahmed, director del Waqf, que controla las dotaciones islámicas, la biblioteca contaba antes con escritos de hace 400 años. Pero, añadió con tristeza, "todos han desaparecido".
Otras partes de la ciudad, como la calle Al-Nujaifi, que antes estaba repleta de librerías, aún conservan las marcas de la destrucción de los militantes.
Muchas tiendas han sido abandonadas, y montones de escombros yacen bajo los viejos arcos de piedra, aunque unos pocos propietarios han reabierto sus puertas tras pagar de su propio bolsillo los trabajos de restauración.
La biblioteca pública central de Mosul, que albergaba más de 120 mil títulos y que fue fundada hace un siglo el año pasado, reabrió sus puertas a finales de 2019 tras su restauración.
"Hemos perdido 2 mil 350 libros de literatura, sociología o religión", dijo su director Jamal Al-Abd Rabbo. Sin embargo, aseguró que las donaciones y compras del público le han permitido reconstruir la colección hasta los 132 mil títulos.
Las estanterías de la biblioteca siguen apiladas con viejos libros encuadernados en cuero, con lomos descoloridos y páginas arrugadas. Subrayó que la sed de lectura del público no ha disminuido y que "algunos de nuestros visitantes vienen todos los días, durante una o dos horas, a leer".