Oussama Al Roumani, un ícono del drama sirio que está de vuelta
“Soy un artista, un actor sirio, y llevo la ciudadanía siria en mi sangre, en mis interpretaciones. Llevo dentro todas las civilizaciones que han cruzado mi país”.
Como cada año, las musalsalat, que representan el drama de la televisión árabe, dejan a su público con una larga lista de series exitosas para pasar el mes de Ramadán. Lo más sorprendente esta vez fue la presencia del famoso actor Oussama Al Roumani en algunas de ellas, tras 42 años de ausencia.
Un regreso sereno
Cuando Oussama dejó Siria en 1980, pensaba quedarse un tiempo en Kuwait por trabajo. Ahora, 42 años más tarde, está de nuevo en Siria participando en ‘las musalsalat’ de la pequeña pantalla.
Como lo subraya Oussama: “Nunca me alejé de mi país natal. Aquí están mis raíces, mis orígenes. No puedo verme en otro lugar, aunque hubiera podido ir al Líbano o quedarme en Kuwait. Claro que todo ha cambiado. El nivel artístico, social y económico. ¡Pero nosotros también! Durante toda esta ausencia, trabajaba en Kuwait como productor, pero nunca dejé de entrenarme y prepararme para mi regreso como actor. ¡Hombre! Actuar no es un acto sencillo. Es un acto sagrado con mucha responsabilidad, aprensión y temor porque reagrupa el trabajo de todo un equipo, del escritor, productor y hasta del diseñador de vestuarios. Y hoy estoy muy satisfecho de mis logros. Pude participar en tres series televisivas en menos de un año”.
Un actor, sirio o árabe
En cuanto a su consideración y estima árabes, Oussama contesta: “A pesar de hablar el mismo idioma, cada país árabe tiene sus particularidades. Actuar es un acto local que representa un arte y refleja determinadas costumbres. Cada guionista escribe el texto cinematográfico según su visión personal del entorno. Todos nosotros, los actores, hemos recibido una enseñanza literaria y teatral global, pero esa nutrición común va a adaptándose después a cada sociedad. Al fin y al cabo, nuestros objetivos son similares: entretener a la gente, lo que cambia es el método, el diálogo se queda ‘local’. Por eso afirmo que soy un artista, un actor sirio, y llevo la ciudadanía siria en mi sangre, en mis interpretaciones. Llevo dentro todas las civilizaciones que han cruzado mi país”.
El drama árabe y su porvenir
Según el actor, el drama sirio ha progresado mucho, pero….
“Notamos una gran evolución en las producciones, sin embargo, no hay una que hable del mañana o proponga soluciones. Todo lo que se ve es el diario, y la gente está harta de vivirlo otra vez a través de la pantalla. Quizás, puedan aludir a alguna moraleja, poner de relieve a una personalidad para que el espectador se identifique, se mejore, especialmente en esos días de relajación social. Además, veo la mezcla siro-libanesa en el trabajo artístico como complementaria. Aunque, en el Líbano, hay producciones cinematográficas muy importantes, que faltan hasta ahora en Siria.
“En cuanto al drama egipcio, me asombra siempre con su progreso continuo en los textos, guiones, actores y medios de producción. Son jóvenes los que escriben los guiones, plantean problemas atrevidos diferentes de antes, que representan la sociedad y sus dificultades, en su estado bruto, con soluciones, aperturas y nuevos horizontes. Sus producciones encabezan hasta ahora la lista de las series más vistas durante todo el mes de Ramadán. Es el Hollywood del mundo árabe.
“Y seguro que nuestro futuro es incierto con explosión o distensión. Pero debemos guardar la voluntad y la ambición para poder avanzar y mantener un rayo de esperanza”.