Wadih al-Safi… La gran voz del Líbano
El afamado intérprete comenzó en el mundo del canto durante los años 30 del siglo XX y compartió con Fayrouz y Sabah gran número de conciertos.
Wadih al-Safi fue, indudablemente, un cantante excepcional. El intérprete libanés trabajó mucho para llegar hasta lo más alto de la cima y viajó por el mundo dejando colgado en el aire el aroma de su país, sus calles, sus cedros…
Entonó las letras de los hermanos Rahbani, y compartió con Fayrouz y Sabah gran número de conciertos antes de dejarnos a los 92 años.
Los primeros pasos
Wadih Francis, conocido como Wadih al-Safi, nació en el pueblo de Niha al-Shouf el 1 de noviembre de 1921.
Vivió una infancia caracterizada por la pobreza y las privaciones como resultado de las malas condiciones económicas.
Durante 1930 su familia migró a Beirut y el pequeño ingresó en la Escuela Católica Deir al-Mukhals, donde se convirtió en el primer vocalista del coro.
Después de tres años, se vio obligado a dejar de estudiar para ayudar a su padre con el sustento económico de la familia.
Su tío, Nimr Al-Ajeel, quedó asombrado por la fuerza y pureza de la voz del menor, y le gustaba tomar su mano y deambular con él por los barrios del pueblo de Niha.
Al escuchar el canto de un gallo, el niño se detenía un rato y gritaba a su vez, imitando brillantemente al animal.
¿Cómo moldear un diamante?
Wadih Al-Safi no entró en el canto por casualidad. Él descendía de una familia que poseía hermosas voces, sus padres eran maestros artistas, y solían interpretar letras tradicionales de Al-Zajal, Al-Ataba y Abu Al-Zalaf.
También escuchaba a su abuelo, quien fungió como primer profesor y lo instruyó con la ataba, la mijana y otras artes del canto folclórico.
Wadih explicó en una de sus entrevistas: "Aprendí de mi abuelo todo lo relacionado con la voz alta, como si fuera un profesor de ópera, aunque era analfabeto".
El niño cantó a los ocho años frente a la ministra libanesa Nazira Jumblatt, a pedido de su padre, que trabajaba para ella.
Sobre ese suceso, el artista explicó: "Jumblatt estaba enferma, y mi padre me dijo que la visitara y cantara para ella, y obtuve ocho libras de oro".
Este pequeño no tardó en entrar en el mundo del arte, cuando su hermano Tawfiq recibió el anuncio de un concurso organizado por la Radio libanesa.
Según Antoine, su padre participó en el concurso, y se negó en un principio diciendo: "¿Cómo puedo participar cuando soy hijo de una aldea junto a la gente de Beirut, la gente de la cultura y del arte?”.
Wadih participó en el evento y ganó el primer premio. El jurado quedó muy impresionado con su voz y le pidió que se uniera oficialmente a la radio
A partir de entonces, el joven talento tomó como nombre artístico Wadih Al-Safi por la pureza de su voz y más tarde grabaría la primera canción en solitario, titulada Ya Mersal Al-Nagham.
Expatriación y regreso
Wadih se abrió camino en el mundo del canto y se dio a conocer en los círculos árabes, donde realizaba conciertos en restaurantes y cafés.
Probó suerte en Egipto y fue en 1944, cuando la famosa cantante Nour Al-Huda lo ayudó y lo recibió, pero allí no tuvo éxito.
Él dijo: "La primera vez que viajé a Egipto fue a través de la cantante Nour Al-Huda y su padre. Yo era tímido y no muy abierto, así que decidí regresar".
En Beirut realizó conciertos y veladas, acompañado de la música de los hermanos Asi y Mansour Al-Rahbani.
Y así continuó hasta la Nakba palestina de 1984, cuando el interés por el arte decayó entre el público árabe.
Wadih se fue a Brasil y en el país sudamericano empezó a trabajar allí con su propio coro y vocalizaba por la patria y la familia.
Durante ese período presentó el llamado canto del migrante, que mostró su nostalgia y significó un llamado para regresar a la patria.
Con esos sentimientos regresó a Beirut en 1950, se casó con Malvina Francis y juntos tuvieron seis hijos: Dounia, Merlín, Fadi, Antoine, George y Milad.
A finales de los años cincuenta, comenzó un trabajo conjunto con muchos músicos en pos del renacimiento de la canción libanesa.
La guerra del Líbano y la nueva migración
Tras el comienzo de la guerra libanesa, Wadih al-Safi se trasladó a Egipto y luego a Gran Bretaña, hasta establecerse en París en 1978.
En Francia, se dedicó a componer letras patrióticas, entre ellas Asfour Shaw Gaybek Bakir, impulsada por su añoranza de regresar.
Wadih decía: "No quiero que se dañe el Líbano, que es como un niño pequeño, necesita conocimiento y amor... La patria es tierra, honor y dignidad... Por eso canté ‘Líbano, oh pedazo de cielo’".
Fallecimiento de Wadih Al-Safi
En 2013, Wadih Al-Safi, un veterano cantante, falleció a la edad de noventa y dos años, dejando al mundo árabe en luto.
Al-Safi fue un pionero en el establecimiento de las reglas del arte libanés, y en la difusión de la canción tradicional en más de un país.