Ucrania: la guerra pasa cuentas
La operación rusa y la dependencia de los países europeos al suministro energético de Estados Unidos tras las sanciones a Moscú, son analizadas por M. K. BHADRAKUMAR.
La reunión del 3 de marzo último entre el Canciller alemán y el presidente Joe Biden marcó las profundas divisiones existentes entre Estados Unidos y otros miembros de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) sobre cómo poner fin a una guerra que los desangra y convierte en más vasallos de la Casa Blanca.
Biden y Scholz se encontraron en Washintong a puertas cerradas y sin ayudantes, situación examinada por el analista y exdiplomático indio M. K. BHADRAKUMAR en el artículo Ucrania: Una guerra para acabar con todas las guerras en Europa, publicado en Indianpunchline.com.
La AP informó crípticamente: "Si se llegó a algún acuerdo o se hicieron planes, la Casa Blanca no lo dijo". Scholz insistió al salir de Berlín en la premura de hablar directamente con Biden, como "amigos cercanos", porque la situación global está muy difícil.
Según el analista, la lectura oficial de la reunión mencionó la guerra en Ucrania, aunque los dos líderes intercambiaron perspectivas sobre otras cuestiones globales.
Antes el germano calificó este año de "muy, muy importante debido a la peligrosísima amenaza para la paz que supone la operación militar rusa en Ucrania".
La óptica de la lectura de la Casa Blanca es reiterar el compromiso de ambos países de imponer costes a Rusia por su operación durante el tiempo necesario.
Mientras, Moscú tomó la iniciativa en la campaña del Donbás y su ofensiva de primavera podría comenzar en las próximas semanas. El ejército ucraniano está duramente golpeado y el país depende casi por completo de la ayuda financiera y militar de Occidente para sobrevivir.
Al respecto, BHADRAKUMAR estimó que los partidarios occidentales de Kiev ya no están seguros de su capacidad para recuperar todo el territorio bajo control ruso, aproximadamente una quinta parte de la antigua Ucrania.
En este escenario, opinó, gana terreno la creencia de considerar el esfuerzo bélico insostenible si el conflicto se prolonga hasta un futuro indeterminado, y por tanto el apoyo a Ucrania disminuye en la opinión pública occidental.
Ese sentimiento de desaliento ante una guerra sin final a la vista, agota la supuesta unidad de Occidente con Ucrania, pretendida por Biden, y hace añicos la arquitectura de seguridad existente en Europa.
Alemania como potencia europea se ve muy afectada. El electorado de ese país es cada vez más escéptico sobre el enfoque occidental de la guerra y hay un animado debate en torno a las conclusiones del célebre periodista estadounidense Seymour Hersh sobre el sabotaje del Nord Stream, aseguró el especialista indio.
BHADRAKUMAR sostiene que si Scholz estaba al tanto del plan de Biden para destruir el Nord Stream, significa un acto de connivencia, pues se destruyó un importante activo estratégico propiedad de una empresa conjunta con Rusia, y eso perjudicó gravemente la economía alemana, eliminó decenas de millones de puestos de trabajo y puso en peligro muchas vidas.
Europa cayó en la trampa de depender en gran medida de las importaciones de combustible de Estados Unidos, el principal beneficiario de la crisis energética europea y de su consiguiente "desindustrialización" y "vaciamiento industrial".
Ante una inevitable y profunda recesión, el clima presagia consecuencias nefastas para el gobierno germano, de camino a elecciones en 2025.
Según BHADRAKUMAR, la división emergente en Europa sobre cómo poner fin a la guerra complica aún más las cosas. Crece la frustración de ver al viejo continente en un callejón sin salida, y esa falta de cohesión proporciona a Estados Unidos un espacio político para dividir y gobernar.
El analista cita al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien la semana pasada alertó de la retirada del debate por parte de Europa, pues en las decisiones adoptadas en Bruselas reconoce con más frecuencia los intereses de la Casa Blanca, "no los nuestros", en una guerra en Europa, los estadounidenses tienen la última palabra.
Al menos Reino Unido, Francia y Alemania están juntos en esto, concluye el diplomático. Pero el camino es largo y tortuoso. Para Putin, lo fundamental será impedir la entrada de Ucrania a la OTAN y mostrar las realidades del terreno.
Las conversaciones de paz reivindicarían la razón de ser de la operación militar especial de Rusia: obligar a Occidente a negociar para detener la expansión de esa organización.
Eso devolvería a Europa a un escenario casi igual al inicio del conflicto, cuando no quiso ceder a las legítimas aspiraciones y demandas de Rusia: la OTAN no puede expandirse a las fronteras rusas.