COVID-19: ¿vacunas confiables?
Aunque el desarrollo de vacunas contra la COVID-19 es más acelerado, no se dejan de respetar todos los criterios más exigentes.
La pandemia por Covid-19 continúa golpeando al mundo. La carrera por encontrar una vacuna efectiva contra el virus, cada vez es más acelerada. En estos momentos, hay al menos siete vacunas distintas que los países han empezado a administrar, concediendo prioridad a las personas vulnerables.
Las vacunas salvan cada año millones de vidas. Su función es entrenar y preparar a las defensas naturales del organismo ―el sistema inmunológico― para detectar y combatir a los virus y las bacterias seleccionados.
Según ha informado la Organización Mundial de la Salud (OMS), el primer programa de vacunación colectiva se puso en marcha a principios de 2020 y, al 15 de febrero de 2021, ya se han administrado 175,3 millones de dosis. Por el momento, se están utilizando siete vacunas distintas a través de tres plataformas.
El 31 de diciembre del 2020, la OMS hizo pública la inclusión en la lista para uso en emergencias de la vacuna BNT162b2 de Pfizer contra la COVID-19. El 15 de febrero, se dio luz verde a la inclusión en dicha lista de dos versiones de la vacuna AstraZeneca/Oxford contra esta enfermedad que fabrican AstraZeneca-SKBio (en la República de Corea) y el Serum Institute de la India, y de aquí a junio se ha previsto integrar otras vacunas en esa lista.
Una vez que se demuestre que las vacunas son seguras y eficaces, deben ser autorizadas por los reguladores nacionales, fabricadas con estándares exigentes y distribuidas.
Efectividad de las Vacunas
Las vacunas contra la covid-19 han sido uno de los mayores logros para combatir la pandemia, pero también han generado inquietudes en parte de la población sobre la calidad, inocuidad y eficacia de las vacunas.
Aunque el desarrollo de vacunas contra la COVID-19 es más acelerado, no se dejan de respetar todos los criterios más exigentes.
Los fabricantes de vacunas contra la COVID-19 suscribieron un compromiso conjunto de no solicitar ante los gobiernos la autorización de sus vacunas hasta que se demuestre su inocuidad y su eficacia.
Para garantizar que estas vacunas son inocuas se aplican diversas medidas estrictas de protección, pasando por un proceso riguroso con varias fases que incluyen, por ejemplo, amplios ensayos de fase III con decenas de miles de personas.
Sin embargo, debido a lo peculiar de la situación sanitaria mundial, la puesta en práctica de dichas vacunas ha traído consigo algunos riesgos.
La Vacuna de Johnson & Johnson, transita por un polémico momento, Estados Unidos, la Unión Europea y Sudáfrica han suspendido su uso tras seis casos de trombosis detectados por las autoridades estadounidenses, entre las 6,8 millones de dosis aplicadas en el país.
Las autoridades sanitarias dijeron que detuvieron el proceso para revisar más a fondo los hechos y evaluarlos: "las personas que recibieron la vacuna Johnson & Johnson, aquellas que sufrieron un fuerte dolor de cabeza, molestia abdominal, malestar en las piernas o dificultad para respirar dentro de las tres semanas posteriores a la vacunación, deben comunicarse con su proveedor de atención médica".
Los expertos calificaron el hecho de raro y adelantaron que la coagulación de la sangre puede estar relacionada con que el inyectable de Johnson & Johnson. Esta es una vacuna de vector de adenovirus, el mismo tipo que la de AstraZeneca, suspendida en varias naciones europeas por la misma razón.
Por su parte, Cuba se presenta como un fuerte candidato a convertirse en una potencia de vacunas contra el coronavirus, ya que en el pequeño país se desarrolla -a pesar de todas las limitaciones impuestas por e bloqueo de Estados Unidos-, no solo una, sino múltiples vacunas contra la Covid-19.
Los cinco candidatos cubanos anti-Covid-19 han demostrado ser seguros desde el punto de vista científico, metodológico y ético, y para el desarrollo de cada una de sus fases un Comité de Ética avala la calidad de la investigación y garantiza la protección de los derechos y el bienestar de los sujetos involucrados.
Soberana Plus, un candidato vacunal cubano, es capaz de proteger contra la reinfección de Covid-19 y elevar la respuesta inmune frente a variantes del SARS-CoV-2.
En conferencia de prensa televisiva, el doctor Rolando Ochoa, investigador del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), líder del proyecto, explicó que ese producto está diseñado para convalecientes y, además, como refuerzo a quienes reciben esquemas de vacunación con otros como Soberana 02, en fase III de ensayos clínicos.
Soberana Plus recibió recientemente el autorizo de la entidad reguladora cubana para iniciar su etapa II, en la cual estarán incluidos 450 voluntarios que padecieron la Covid-19 y mostraron un cuadro clínico leve, moderado o fueron asintomáticos.
Soberana Plus es la primera vacuna del mundo para pacientes convalecientes de COVID-19 que llega a los ensayos clínicos.
Otra vacuna que presenta muy buenos resultados es Sputnik V, creada por Rusia. Recientemente, un equipo investigativo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y bajo la coordinación del ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires en Argentina, presentó un informe que demuestra que la vacuna rusa produce una alta respuesta inmune aún con una sola dosis.
De acuerdo a un reporte de TeleSur, la investigación mostró que el 94 por ciento de las personas que recibieron una sola dosis de la Sputnik V producen anticuerpos específicos y también reveló que el 96 por ciento de las personas menores de 60 años tienen anticuerpos a los 21 días de la primera aplicación.
De igual manera se constató que en las personas de la tercera edad, esa tasa es del 89 por ciento, además, dos inmunizaciones generan anticuerpos en el 100 por ciento de los vacunados, según concluyó la primera etapa del estudio longitudinal de la Plataforma de Estudios Serológicos de la Provincia de Buenos Aires.
Según la nota de prensa del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas este estudio incluyó por primera vez un estándar internacional de anticuerpos contra el nuevo coronavirus recientemente generado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El método que ha sido usado para las vacunas de AstraZeneca, Johnson & Johnson y Sputnik V, utiliza un fragmento del código genético del coronavirus que se mezcla con un virus inofensivo, denominado "vector de adenovirus”, que sirve para transportar este material genético al cuerpo humano. Los adenovirus transportan la proteína S (espícula), que hace que se produzcan anticuerpos.
"Vacunarse no quiere decir que no nos vamos a contagiar, pero sí evitará un agravamiento de la enfermedad, de eso no hay duda por los estudios. No hay que tener miedo, hay que vacunarnos lo más pronto posible”, afirma el virólogo alemán Felix Drexler, de la Charité de Berlín.
Drexler se muestra optimista ante la creación y desarrollo de nuevas vacunas, pero advierte que “Los estudios están en marcha. Hay que recordar que las vacunas de ahora fueron desarrolladas en base al coronavirus original y no a las mutaciones”.
¿Se puede comparar la eficacia de las vacunas?
No. Para eso sería necesario realizar un solo experimento con todas las vacunas aplicando a cada grupo una vacuna y después comprobar qué porcentaje de infectados hay en cada uno.
Pero no se ha hecho así: es algo prácticamente imposible y poco práctico en las circunstancias actuales. Cada experimento tenía un diseño propio, un contexto diferente de población y distintas variantes del virus circulando. Se han estudiado en momentos y lugares diferentes, por lo tanto no son porcentajes comparables.
La eficacia es el porcentaje descrito en los ensayos clínicos, un concepto distinto al de efectividad, que se refiere a la capacidad de frenar la enfermedad en poblaciones reales, fuera de los experimentos controlados, que se hacen en personas sanas.
Todavía es pronto para saber con exactitud la efectividad de cada vacuna en un escenario real y hasta qué punto evitan infecciones asintomáticas, pero lo que van mostrando los resultados preliminares es que todas las que ya están desplegándose tienen muy altos porcentajes a la hora de evitar la enfermedad grave, ingresar en la UCI y morir. Tampoco se conoce cuánto dura esta inmunidad, algo que solo dirá el tiempo.