Experto aboga por elegir la paz en Ucrania, no las cenizas y la sangre
EEUU nunca ha hablado de una solución negociada en Ucrania, sino de escenarios que conduzcan a la derrota de Rusia, sea cual sea el coste en vidas humanas
"Estados Unidos está con Ucrania hasta que se consiga la victoria", declaró la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, el 1 de mayo, tras viajar a Kiev para reunirse con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.
¿Victoria? ¿Qué quiere decir exactamente Pelosi con "victoria"? ¿Supone la derrota total de las fuerzas rusas y su expulsión de toda Ucrania? Eso solo puede lograrse mediante la participación de las fuerzas de EE.UU. y la OTAN, un escenario que casi con seguridad daría lugar a una guerra en toda Europa, con el consiguiente riesgo de escalada nuclear: así comienza su aproximación a la crisis en esa nación europea Michael T. Klare, corresponsal de defensa de The Nation, profesor emérito de estudios sobre la paz y la seguridad mundial en el Hampshire College y miembro visitante principal de la Arms Control Association en Washington, D.C.
Agregó el informe ¿O se refiere a una guerra de picadillo destinada a debilitar a Rusia hasta el punto de que ya no sea capaz de luchar contra la OTAN, como sugirió el Secretario de Defensa Lloyd Austin tras visitar Kiev unos días antes? Eso podría, posiblemente, evitar una guerra nuclear, pero seguramente provocaría cientos de miles de soldados y civiles ucranianos y rusos muertos, y dejaría a la propia Ucrania en ruinas.
En ningún momento, subrayó Klare, ni en sus comentarios ni en los de otros altos funcionarios estadounidenses, se habla de una solución negociada en Ucrania, sino de escenarios que conduzcan a la derrota de Rusia, sea cual sea el coste en vidas humanas.
Valora el experto que la resistencia al avance de las fuerzas rusas y la detención del progreso de la llamada "Operación especial" de Rusia, habría sido el momento de iniciar unas conversaciones de paz serias, que habrían conducido a la interrupción de los combates.
El compromiso ucraniano de renunciar permanentemente a la pertenencia a la OTAN y de conceder una autonomía limitada a las regiones escindidas del Donbás, combinado con la promesa rusa de retirar sus fuerzas del resto del país, podría haber sentado las bases para un alto el fuego y, posteriormente, para unas negociaciones más formales sobre el estatus de Ucrania a largo plazo, agrego. En su lugar, agregó, ambas partes se prepararon para una guerra más dura y sangrienta.
Para el presidente Vladimir Putin de Rusia, las razones de esta aceptación de la intensificación de los combates son sin duda complejas. Por todo lo que se puede determinar, entró en la guerra creyendo que las fuerzas ucranianas capitularían tras unos días de lucha y que el pueblo ucraniano -ruso en el fondo, según él- daría la bienvenida a sus "liberadores" rusos. Cuando nada de esto ocurrió, y su tan cacareado ejército resultó ser una inmensa decepción, Putin parece haberlo tomado como algo personal -como una afrenta a su perspicacia estratégica- y así inició un plan para apoderarse del este y el sur de Ucrania por la pura fuerza de las armas, añadió Klare.
Por otra parte, señaló, para los dirigentes estadounidenses, los motivos para apoyar una intensificación de la campaña ucraniana para expulsar a los rusos son algo más transparentes: asestar un golpe aplastante al ejército ruso, reduciendo drásticamente su amenaza para la OTAN y, posiblemente, su lealtad a Vladimir Putin.
"Queremos ver a Rusia debilitada hasta el punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que ha hecho al invadir Ucrania", explicó la secretaria Austin tras reunirse con Zelensky en Kiev el 24 de marzo. Esto ha requerido un tipo de ayuda estadounidense muy diferente a la emprendida al principio de la guerra: En lugar de jabalinas y otras armas ligeras y portátiles, Estados Unidos y sus aliados están suministrando ahora a los ucranianos tanques, obuses y otras armas pesadas destinadas a infligir graves daños a las columnas blindadas rusas.
En línea con este planteamiento, preciso el análisis publicado en la revista The Nation, Biden solicitó al Congreso el 28 de abril una ayuda adicional de 33 mil millones de dólares para Ucrania -10 veces la cantidad asignada hasta ahora para este fin-, y gran parte de los fondos adicionales se destinarán al suministro de sistemas de armamento pesado. "Esta ayuda proporcionaría aún más artillería, vehículos blindados, sistemas antiblindaje, y capacidades antiaéreas que han sido utilizadas tan eficazmente hasta ahora en el campo de batalla por los guerreros ucranianos", declaró en la Casa Blanca.
El gobierno de Biden también ha trabajado incansablemente para persuadir a las demás potencias de la OTAN de que suministren a Ucrania armas de este tipo. El 28 de abril, el día en que Biden anunció ese paquete de ayuda de 33 mil millones de dólares, Austin estuvo en Alemania, reuniéndose con representantes de 40 aliados de Estados Unidos para coordinar el flujo de ese tipo de armas a las fuerzas ucranianas.
Todo esto ha transformado sustancialmente la naturaleza de los combates en Ucrania, convirtiéndolos de una acción defensiva de retaguardia a un brutal combate entre dos grandes ejércitos terrestres, puntualizó el informe.
Lo que es aún más preocupante es que la guerra entre Ucrania y Rusia pasó a ser una guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia, lo que aumenta enormemente el riesgo de una conflagración de grandes potencias y una escalada nuclear.
Los dirigentes rusos ya han advertido que el aumento de las entregas de armas de la OTAN a Ucrania representa una amenaza estratégica para sus fuerzas, lo que les obliga a tomar las contramedidas oportunas -por ejemplo, bombardeando los depósitos de armas ucranianos situados a lo largo de la frontera polaca, una medida que podría conducir fácilmente a un enfrentamiento directo con las fuerzas de la OTAN y a una guerra más amplia.
Altos funcionarios, entre ellos el presidente Putin y el ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov, también han advertido de que un gran retroceso ruso -que suponga una amenaza para la supervivencia del Estado- podría dar lugar al uso de armas nucleares. "El peligro de tal uso es serio, real", declaró Lavrov el 25 de abril, "y no debemos subestimarlo".
Sin embargo, en su valoración Klare acentúa que Estados Unidos busca una victoria contra Rusia, La mortal ilusión de la "victoria", como encabeza su informe.En estas circunstancias, dijo, ninguna de las partes ha demostrado interés en llevar a cabo negociaciones de paz serias. Es probable, pues, que los combates se intensifiquen, que perezcan muchas más personas y que las ciudades, pueblos e infraestructuras de Ucrania queden pulverizadas.
Parece poco probable que ninguna de las partes está en condiciones de lograr la "victoria". Lo más probable es que los combates se prolonguen durante semanas o meses hasta que ambos bandos lleguen al agotamiento, y entonces acordarán un alto el fuego en el lugar y una salida negociada no muy diferente de la que podría haberse logrado en marzo, con mucho menos derramamiento de sangre.
Manifestó el también académico que lo que se necesita no son promesas ilusorias de "victoria", sino un esfuerzo internacional serio para detener la lucha ahora, antes de que perezca más gente, o de que la guerra se convierta en algo mucho peor.
Sugirió que una negociación debe ir con idea de un resultado que ofrezca garantías de seguridad a todas las partes: una Ucrania neutral, un Donbás desmilitarizado y alguna forma de respaldo internacional para estos acuerdos.