Los funcionarios israelíes están preocupados por la probabilidad de agitación en la ocupada Cisjordania, afirma Amos Harel, corresponsal de seguridad de Haaretz,.

De acuerdo con el reportero, el mayor desafío de seguridad del primer ministro Benjamín Netanyahu en el futuro cercano puede estar en el otro teatro palestino, que es Cisjordania.

Agregó que “sus políticas han hecho una contribución significativa al caos”.

Según un informe israelí, una serie de factores, incluido el hecho de que la Autoridad Palestina (AP), “está descendiendo gradualmente a una grave crisis económica” por la retención punitiva de Israel de los ingresos tributarios adeudados a Ramallah.

Dado que la Autoridad Palestina se niega a aceptar fondos públicos si se retiene alguno de ellos, “unos 160 mil funcionarios palestinos, incluidos 65 mil miembros de los servicios de seguridad palestinos, han recibido solo la mitad de sus salarios durante seis meses seguidos”, señaló Haaretz.

A juicio de Harel, “a pesar de las crecientes amenazas de la Autoridad Palestina, la coordinación de seguridad con (Israel) no ha sufrido ningún daño grave”, ya que Ramallah teme “una pérdida de control sobre el territorio que Hamas podría explotar”, lo que lo ha “disuadido de abandonar esta coordinación”.

No obstante, agregó el corresponsal de seguridad, “los signos de agitación en Cisjordania se han ido acumulando e intensificando”.

Alegó que “en las últimas semanas ha habido un aumento sustancial en el número de ataques e intentos de ataques”.

Según Harel, “en evaluaciones repetidas de la situación en las últimas semanas, el establecimiento de defensa ha dicho que existe una posibilidad razonable de un brote de violencia peor en Cisjordania, tal vez incluso antes de las elecciones del próximo mes”.

“El éxito de los ataques recientes alienta nuevos ataques, tal como sucedió en 2014 y 2015”, agregó.

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