Estados Unidos trabaja para apuntalar a (Israel) en el Medio Oriente
El presidente Donald Trump prosigue en su empeño de apuntalar a (Israel) en el Medio Oriente y trata de imponer su divisivo plan para una paz en Palestina sin los palestinos, algo que se corresponde con su política de acentuar el caos entre las naciones árabes.
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Estados Unidos trabaja para apuntalar a (Israel) en el Medio Oriente.
El presidente Donald Trump prosigue en su empeño de apuntalar a (Israel) en el Medio Oriente y trata de imponer su divisivo plan para una paz en Palestina sin los palestinos, algo que se corresponde con su política de acentuar el caos entre las naciones árabes.
Mientras, Trump invita a halcones israelíes a Washington para organizar el teatro de operaciones, la política de Tel Aviv es “mundializar” el Estado de (Israel), hacerlo omnipresente y tratar de convertir el conflicto palestino-israelí en “cosa del pasado”, aplicando nuevos torniquetes a las ya muy estranguladas ciudades y aldeas palestinas.
Eso está contemplado en el denominado “Plan del Siglo”, la paz yanqui, que desconoce los derechos de Palestina y trata de eliminar el consenso mundial sobre la creación de dos estados, el derecho al regreso y el cese de la política de apartheid.
En estos días es causa de inquietud la invitación realizada a Benjamín Netanyahu, el primer ministro del régimen sionista, quien se resiste a aceptar salir del gobierno y busca todas las vías para eludir a la justicia por sus cargos de corrupción. Netanyahu estará el martes en la Casa Blanca.
Según un artículo que publica el sitio www.axios.com, el presidente Donald Trump podría estar ofreciendo al titular israelí Cisjordania en su "trato del siglo", calificado por prominentes líderes árabes y analistas como la Bofetada del Siglo, no solo para los palestinos sino también contra el mundo árabe.
Todo esto ocurre cuando el mandatario estadounidense enfrenta un proceso de juicio político impulsado por los demócratas, agrupación en la que también hay un fuerte componente del poderoso lobby judío, y de seguro poco algarabía se escuchará contra el plan de la Casa Blanca.
El artículo está suscrito por Kelley Beaucar Vlahos, una ejecutiva de medios que durante la última década abordó asuntos de la seguridad nacional y la política exterior estadounidense.
¿Estará Trump dispuesto a prender fuego al Medio Oriente? En su intento de desviar la atención de su juicio político y ayudar a su amigo Netanyahu, que está bajo acusación y se enfrenta a una feroz elección el 2 de marzo, pregunta la analista.
Es de esperarse, pues el mandatario estadounidense, según diferentes análisis, descarriló la política exterior de su país y es partidario del caos para alcanzar sus objetivos.
Eso es lo que las noticias sugieren esta mañana. Los detalles son vagos, pero parece que Trump puede estar planeando anunciar su "acuerdo de paz del siglo" para (Israel) y los palestinos pronto, y ha invitado al primer ministro Netanyahu y a su rival político Benny Gantz a la Casa Blanca la próxima semana. No ha invitado al líder palestino Mahmoud Abbas, que sería el otro signatario si un "acuerdo de paz" estuviera en perspectiva, expone Beaucar.
Lo más importante, afirma, es que los informes indican que el llamado acuerdo podría dar a (Israel) luz verde para anexar el Valle del Jordán y sus asentamientos ilegales en Cisjordania, algo condenado por el mundo y que incluso podría traer problemas a naciones como Jordania, por solo citar un ejemplo.
Esto es lo que Netanyahu prometió a los israelíes a lo largo de este tumultuoso drama electoral y su propia acusación de fraude y soborno, por la que aún no ha sido juzgado. Está en la cuerda floja, pero a pesar de las afirmaciones de que estaba acabado (¡incluso desde estas páginas!) se las arregló para seguir adelante. La táctica de Trump: darle todo lo que pidió justo antes de las elecciones, puede ser el mejor regalo que Trump podría hacer, acentúa la fuente.
Afirma la también asidua colaboradora del sitio Antiwar.com que es una acción política de Trump que él estima positiva. “No le ha perjudicado, pues ha tomado otras medidas descaradas para poner el pulgar americano en la balanza de la derecha israelí durante su mandato de tres años y medio: trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén, reconocer el anexo israelí de los Altos del Golán, retirar la ayuda a los refugiados palestinos y declarar que los asentamientos judíos en los territorios palestinos en disputa no son ilegales”.
El gobernante estadounidense fue característicamente banal en su comentario sobre el plan del jueves: "Es un gran plan. Es un plan que realmente funcionaría", dijo a los periodistas del Air Force One de camino a una reunión del Partido Republicano en Florida, pese a que no está contemplada la otra parte, los palestinos, para consumar un acuerdo real.
Claro que funcionaría para Netanyahu y los israelíes de derecha que han estado rezando para que un presidente de EE.UU. actúe con tanta audacia (descaro) a favor de ellos durante décadas.
Por su parte, los palestinos bajo Abbas ya han rechazado el plan de Trump y han cortado todas las relaciones diplomáticas con Washington, por razones obvias. No hay "paz" en este plan, el arreglo estaba en marcha desde el principio. Todo el asunto del acuerdo, incluido un enorme plan económico para los palestinos, es una tontería y el mundo lo sabe, por eso el yerno y asesor principal de Trump, Jared Kushner, fue ampliamente criticado cuando anunció esa parte de la propuesta el año pasado, asegura Beaucar.
Cita informes de Haaretz que alerta que “antes de comenzar las celebraciones, los funcionarios harían bien en considerar los posibles riesgos. Desde hace unos tres años, la Inteligencia Militar ha estado advirtiendo al gobierno sobre el riesgo de que estalle la violencia en Cisjordania. Desde que la última mini-intifada, de corta duración, se desvaneció en el verano de 2016, Cisjordania ha estado mayormente tranquila…”
Alerta la publicación, “pero un acuerdo de paz que se interpretaría como una conspiración israelí-norteamericana podría empujar a la Autoridad Palestina a tomar medidas desesperadas, como encender una ola de protestas o incluso, como ocurrió tras el fracaso de la conferencia de paz de Camp David en 2000, fomentar actos terroristas a gran escala. Esto lo cambiaría todo”.
Mientras tanto, el mandamás estadounidense también invito a Washington a Benny Gantz, el líder del partido azul y blanco de (Israel) y el principal oponente político del primer ministro Netanyahu, quien este sábado anunciará si acepta ser tratado “como una quinta rueda - o peor aún, como un animador de la política exterior de Netanyahu”, según un informe periodístico de medios israelíes.
El sitio www.axios.com indica que el dirigente derechista está considerando rechazar la invitación del presidente Trump para venir a Washington la próxima semana a discutir el plan de paz israelí-palestino de Estados Unidos, pues estiman pudiera ser una trampa política orquestada por Netanyahu poco más de un mes antes de las elecciones del 2 de marzo en el país.
Gantz y sus ayudantes, además, estaban descontentos con la declaración de la Casa Blanca que decía que Trump invitó a Netanyahu "a la Casa Blanca", mientras que simplemente invitó a Gantz "a Washington".
Eso ha llevado a los funcionarios azules y blancos a temer que Netanyahu se reúna con Trump –y una gran ceremonia en torno al plan de paz– mientras que Gantz se reúna en un nivel más bajo que lo haga parecer "un segundo plato".