¿Eclipsa Covid-19 la batalla por el trono de Arabia Saudita?
El panorama político está cambiando a medida que el brote de Covid-19 socava a Donald Trump y sus aliados, como el Príncipe Heredero Mohammed bin Salman
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A la cabeza de la lista de nuevos conflictos críticos que se han visto eclipsados por la pandemia está la batalla por el trono de Arabia Saudita, opina el experto Patrick Cockburn.
Para el analista Patrick Cockburn, las consecuencias políticas de la pandemia de Covid-19 ya son enormes porque su avance, y las medidas desesperadas adoptadas para combatirla, dominan por completo la agenda informativa y seguirán haciéndolo en un futuro previsible, aunque la naturaleza de este acontecimiento sin precedentes no permite prever nada.
La historia no se ha detenido por culpa del virus, prosigue el experto. Siguen ocurriendo acontecimientos cruciales. Muchas de estas crisis no reconocidas pero muy reales están teniendo lugar en Medio Oriente.
A la cabeza de la lista de nuevos conflictos críticos que se han visto eclipsados por la pandemia está la batalla por el trono de Arabia Saudita.
El Príncipe Heredero Mohammed bin Salman (MbS), quien lanzó este mes una especie de golpe de palacio al arrestar a su tío, el Príncipe Ahmed bin Abdulaziz, y a su primo, el Príncipe Mohammed bin Nayef, a quien desplazó como príncipe heredero en 2017.
La nueva purga de parientes cercanos por parte de MbS puede estar motivada por su deseo de eliminar a cualquier rival potencial para la corona que pudiera dar un paso adelante tras la muerte del Rey Salman, su padre de 84 años.
La necesidad de resolver la sucesión real se ha hecho más urgente en las últimas semanas porque las elecciones presidenciales de los Estados Unidos en noviembre podrían hacer que el príncipe heredero perdiera un aliado esencial: Donald Trump, quien se ha visto cada vez más desacreditado por su respuesta caótica a Covid-19, y que se enfrenta al surgimiento de Joe Biden como el probable candidato demócrata a la presidencia.
Trump ha sido un pilar fundamental para MbS. Lo ha apoyado a pesar de su papel en el inicio de una guerra imposible de ganar en Yemen en 2015 y su presunta responsabilidad en el espantoso asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en Estambul en 2018.
Según Cockburn, todas las iniciativas de MbS en el país y en el extranjero se han estancado o han fracasado, desde la interminable y calamitosa guerra en Yemen hasta la escalada de la confrontación que culminó con el ataque con aviones no tripulados y misiles contra las instalaciones petrolíferas sauditas el pasado mes de septiembre, del cual responsabilizan a Teherán.
La última apuesta de MbS es romper con Rusia e inundar el mercado con crudo saudita justo cuando la demanda mundial se está colapsando debido al impacto económico de la pandemia.
Apunta Cockburn que, en la memoria viva de Medio Oriente, sólo Saddam Hussein mostró una combinación similar de arrogancia y rendimiento errático que inspiró empresas desastrosas como la invasión iraquí de Irán en 1980 y de Kuwait en 1990.
MbS, según se informa, muestra una impaciencia similar hacia cualquiera que critique el último plan astuto.
Cuando se trata de la guerra del precio del petróleo, lo más probable es que el Kremlin lo haya pensado bien y Riad no. Las reservas financieras rusas son altas y su dependencia de las importaciones es menor que durante el último conflicto de precios de hace cinco años entre los dos mayores exportadores de petróleo.
Inevitablemente, destaca Cockburn, todos los estados petroleros de Medio Oriente van a ser desestabilizados, siendo Iraq un ejemplo por su completa dependencia de los ingresos del petróleo.
Con el tiempo es posible que los rusos jueguen demasiado en la región. Por el momento, sostiene Cockburn, lo están haciendo bien en Siria. “La ofensiva de las fuerzas de Damasco respaldada por Rusia ha comprimido el enclave terrorista en Idleb”.
Estos acontecimientos, precisa el analista, podrían haber provocado una reacción internacional más fuerte hace dos meses, pero ahora son tratados como un espectáculo secundario irrelevante por los países que se preparan para el comienzo de la pandemia.
El Covid-19 ya está cambiando los cálculos políticos en el Medio Oriente y el resto del mundo: un segundo mandato para el Presidente Trump parece mucho menos probable que en febrero. La elección de Biden puede que no cambie mucho las cosas para mejor, pero restauraría un grado de normalidad.
Para Cockburn, la política exterior de Trump en Medio Oriente y en otros lugares siempre ha sido menos innovadora en la práctica de lo que sus partidarios y críticos han afirmado.
“A menudo, en Iraq y Afganistán, fue sorprendentemente similar a la de Barack Obama. La mayor diferencia fue el abandono por parte de Trump del acuerdo nuclear con Irán, pero incluso allí Trump confió en la "máxima presión" de las sanciones económicas para obligar a los iraníes a negociar.
Sin embargo, declara Cockburn, esto está cambiando ahora de una manera que nadie podría haber predicho, porque en su impacto político la pandemia es muy parecida a una guerra. El paisaje político se está transformando en todas partes por esta versión moderna de la Gran Plaga.
Al no responder coherentemente a la amenaza y culpar a los extranjeros por su propagación, Trump está visiblemente auto-aislando a los EE.UU. y socavando el papel hegemónico que ha desempeñado desde la Segunda Guerra Mundial. Incluso si Biden es elegido como el próximo presidente, los EE.UU. habrán perdido su indiscutible primacía en un mundo post-pandémico, concluye el experto.