El peligroso oficio de ser ciudadano saudita
Walid Fitaihi fue uno de los ciudadanos saudita arrestados junto a otros muchos empresarios sauditas e integrantes de la familia real saudita, a los que confinaron en el hotel Ritz-Carlton en Riad. Cuando al fin lo liberaron en julio pasado de 2019, el cargo anunciado por los fiscales sauditas era una burla: obtener la ciudadanía estadounidense sin permiso.
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El Dr. Walid Fitaihi.
Walid Fitaihi aspiraba a convertirse en un puente amistoso entre Estados Unidos y Arabia Saudita tras los horrores del 11 de septiembre de 2001.
En la década de 1990, estaba en Boston, donde obtuvo un máster en la prestigiosa Universidad de Harvard y la ciudadanía estadounidense.
Con anterioridad se graduó en medicina pública en la Universidad de George Washington.
En gran medida, Fitaihi tuvo éxito. Regresó a su natal Jeddah para fundar el Centro Médico Internacional, un hospital de 300 camas, inaugurado en 2006 por el fallecido rey Abdullah, relata el periódico The Washington Post.
Fitaihi reclutó decenas de médicos capacitados en Estados Unidos y se asoció primero con la Clínica Cleveland y luego con la Clínica Mayo para importar los estándares de atención médica norteamericana.
Decenas de diplomáticos estadounidenses estuvieron en el ínterin bajo su cuidado y al mismo tiempo se transformó en un orador que atrajo a miles de espectadores con videos sobre bienestar y salud. Llegó a tener 1.7 millones de seguidores en Twitter.
Pero su suerte cesó.
La recompensa por toda esa carrera llegó en noviembre de 2017, cuando lo arrestaron junto a otros muchos empresarios sauditas e integrantes de la familia real saudita, a los que confinaron en el hotel Ritz-Carlton en Riad.
Como muchos de ellos, sufrió torturas, aunque a diferencia de la mayoría no salió en libertad en unas semanas, sino que permaneció recluido durante 21 meses sin celebrarle juicio.
Cuando al fin lo liberaron en julio pasado de 2019, el cargo anunciado por los fiscales sauditas era una burla: obtener la ciudadanía estadounidense sin permiso.
En efecto, a Fitaihi lo atacaron por convertirse en una alternativa influyente en el reino con fuertes conexiones estadounidenses.
“No paraban de preguntarme: ¿por qué tienes tantos seguidores?, reveló Fitaihi en una entrevista con The Washington Post, para ellos, continuó el hecho de que yo fuera ciudadano estadounidense solo empeoró las cosas".
Esta historia subraya las contradicciones de las relaciones de Estados Unidos con sus aliados árabes, incluidos Egipto, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita.
La mayoría de esas naciones, como señaló el entonces empresario Donald Trump, no existirían sin un escudo de defensa estadounidense.
Sin embargo, a medida que sus regímenes dieron un duro giro autoritario en la última década, se han vuelto cada vez menos dispuestos a prestar atención a los intereses norteamericanos, según el periódico.
Cada vez son más recelosos de aquellos que en sus sociedades defienden o representan valores estadounidenses o tienen vínculos con Estados Unidos.
Es el precio de ser ciudadano saudita.