Exsoldado israelí denuncia inmoralidad del Estado judío
Haim Bresheeth-Zabner, un veterano soldado israelí desilusionado con la guerra árabe-israelí de 1967, según comentarios de Financial Times sobre una obra del exmilitar, en la cual denuncia que el estado judío es una nación de apartheid con el proyecto sionista colonial de anexarse tierras de Palestina.
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Haim Bresheeth-Zabner, exsoldado israelí
Los israelíes son belicistas, protegidos por el cargo de conciencia mundial del Holocausto y sus líderes fabrican la paranoia de la “amenaza existencial” para justificar un estado de guerra casi constante, añade.
Mucho, si no todo, de esto se debe a que (Israel) es "una criatura del ejército" y eso es solo en la introducción en la lente estrecha a través de la cual medir un país entero.
Las victorias políticas y conceptuales de David Ben-Gurion sobre las visiones del sionismo de Zeev Jabotinsky y Joseph Trumpeldor, por ejemplo, cambiaron la naturaleza misma del estado que nació en 1948.
Pero Bresheeth-Zabner considera que aquella tradición está ausente en el (Israel) cotidiano, aunque sigue vibrante y combatida la génesis del estado judío en círculos académicos que cuestionan el papel de los militares en la configuración de la psique israelí.
Si el poder israelí, innegable hoy en Medio Oriente, proviene de sus poderosos militares, entonces ¿qué es (Israel) sin sus Fuerzas de Defensa? No mucho, argumenta Bresheeth-Zabner.
Esos eventos, argumenta, sentaron los mitos fundamentales de la historia del origen de (Israel): los árabes atacaron primero, nosotros nos defendimos, los árabes huyeron porque sus líderes se lo dijeron y la partición de la ONU fue justa.
Bresheeth-Zabner dedica un esfuerzo considerable a perforar esos primeros "mitos" y afirma que el nacimiento de (Israel) fue un acto violento e inmoral diseñado para limpiar étnicamente a los árabes de su tierra natal.
Y ahí radica el problema de la obra del exsoldado. Toda la propaganda con una constelación de mentiras mezclada con verdades a medias y convenientes, la versión del anti-sionismo de Bresheeth-Zabner es una conclusión inevitable en busca de evidencia de apoyo.
(Israel) es inmoral, entonces el sionismo es inmoral, ¿o es al revés? (No le importa. Mientras deambula por las otras campañas militares de Israel: Egipto en 1956, la Guerra de los Seis Días en 1967, la humillación de la Guerra de Yom Kippur de 1973, Bresheeth-Zabner pisa terreno familiar con un desdén apenas disfrazado.
Sin embargo, el libro cobra vida a partir de sus observaciones sobre cómo los israelíes son destetados con una dieta constante de adulación de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), desde las exitosas canciones de la radio del Ejército hasta el culto a los héroes miliares.
Esto, por supuesto, continúa en la actualidad con casi todos los judíos israelíes, aparte de los ultraortodoxos, reclutados desde la escuela secundaria a manera de instalar una imagen en la más alta consideración de cualquier institución pública.
Pero eso también le da a las FDI una impunidad cuando incumple con los ideales del estado israelí: la violación diaria de los derechos humanos en los territorios ocupados, los niños muertos por las bombas en Gaza, los disparos a manifestantes desarmados en la frontera con la Franja de Gaza.
Descrito en (Israel) como "el ejército más moral del mundo", servir en las FDI se convierte en una insignia de honor compartida.
Eso hace que examinar las fallas de las FDI sea un ejercicio moral tenso, que mezcla incómodamente el honor personal con el de la institución.
Es una contradicción que merece un estudio más a fondo que no figura en la obra de Bresheeth-Zabner, aunque es en parte polémica, en parte historia, en parte clamor por justicia y en parte calumnia, muy parecida a la propaganda del ejército israelí sobre sí mismo.