The American Conservative: Lo que falta en el debate de la nueva derecha de Estados Unidos
La nueva derecha tiene que entender lo que dice cuando habla de sustituir a las élites fracasadas, un concepto que es sinónimo de cambio de régimen.
-
The American Conservative: Lo que falta en el debate de la nueva derecha de Estados Unidos
El post de Tanner Greer sobre la nueva derecha ha suscitado un interesante debate. No estoy de acuerdo con todo, y soy escéptico de que categorías como "jacksoniano" y "puritano" en la política estadounidense del siglo XXI sean tan útiles, escribió Arthur Bloom, editor de la revista estadounidense The American Conservative online.
Por ejemplo, Greer tiene razón en que las inclinaciones políticas de la mayoría de la gente corriente son más bien una cuestión de instinto, comentó Bloom en un amplio artículo difundido en la publicación.
Pero si es proyectar ideas intelectuales refinadas sobre las masas para privilegiar las ideas de Locke, Paine y el resto de los ideólogos en la historia de la revolución americana, probablemente hay un poco de proyección similar cuando describe al votante ordinario de Donald Trump como un libertario, dijo.
Sin embargo, Greer ha puesto de relieve un innegable punto ciego en muchos de los escritos y pensamientos de la nueva derecha: la cuestión de quién es exactamente el electorado para este tipo de ideas.
Una forma de abordar este problema es decir que no importa, que los vientos soplan en la dirección de la nueva derecha, y que eventualmente tipos como Tom Cotton y Marco Rubio verán la luz, su generación reemplazará a la de Mitch McConnell, y la nueva derecha estará allí para ser su fideicomiso.
Para ser justos, hay indicios de cambio entre algunos senadores republicanos, así que no es una apuesta descabellada.
Pero la nueva derecha tiene que entender lo que dice cuando habla de sustituir a las élites fracasadas, un concepto que es sinónimo de cambio de régimen. (Pedir un cambio de régimen en tu propio país es la definición de comportamiento sedicioso, así que no te sorprendas por toda la censura).
Entonces, ¿quiénes son las élites actuales y en qué sentido constituyen un régimen? Las élites de las que habla la nueva derecha subieron al poder en los años 30, una clase de administradores, funcionarios, académicos, pensadores y ricos que han gobernado más o menos el país desde entonces, con periódicas rebeliones provinciales fallidas contra su poder.
Eso significa, entre otras cosas, que la nueva derecha tiene el mismo enemigo que la vieja derecha. Incluso la gente que forma parte de esta clase admitirá hoy que está un poco peor, que es la razón por la que Trump fue elegido en primer lugar.
No discuto que esta gente ha hecho un mal trabajo, ha vendido a la nación, todo eso, pero ¿ha empezado la nueva derecha a considerar siquiera lo que se necesitaría para reemplazarlos? Hasta que lo hagan, no veo ninguna razón para pensar que hay más de un bando en la llamada "Guerra Civil Fría".
No hace falta decir que el Partido Republicano no tiene ningún interés aparente en este tipo de cambio de régimen. Se ha hablado mucho de los éxitos y fracasos de la administración Trump, habría que considerar los fracasos del Congreso republicano durante su mandato.
Probablemente fue, al menos en parte, el sentido de la Casa Blanca de lo que aceptarían lo que causó que el mayor logro legislativo de Trump fuera un recorte de impuestos corporativos.
También vimos durante los años de Trump una total falta de voluntad por parte de los senadores republicanos para frenar a las agencias de inteligencia deshonestas que se inmiscuían abiertamente en la política nacional, continuando con un patrón de uso de los escándalos para emplumar sus propios nidos mientras nunca llegan al fondo de nada, y mucho menos promulgan reformas.
Esto es lo que han hecho con cada uno de los grandes escándalos de la última década, desde Bengasi, donde se negaron a entrar en el tráfico de armas de la CIA, Rápido y Furioso, donde nunca obtuvimos respuestas sobre cuán grande era realmente este programa y cuántos traficantes de armas habían sido atrapados, hasta el uso del IRS como arma política, pasando por el Rusiagate, donde hasta el mismo final de la administración Trump, Mitch McConnell se mantuvo al lado de Gina Haspel, haciendo que Trump no estuviera dispuesto a despedirla.
Tuvimos básicamente lo peor de ambos mundos en el Congreso republicano bajo Trump: no estaban dispuestos a gastar dinero y no estaban dispuestos a ejercer sus responsabilidades de supervisión.
A pesar de estas decepciones, el GOP es también probablemente el único vehículo creíble para el tipo de cambio de régimen que la nueva derecha contempla. El GOP se opuso a la instalación de este régimen en primer lugar, así que tal vez sería bueno volver a sus raíces.
Con el tiempo habrá que reequilibrar las débiles estructuras partidistas actuales, ya que hacen imposible gobernar realmente un país como éste, pero eso es una conversación a más largo plazo. Por el momento, lo que necesitamos es un gran palo con el que golpear al partido para que haga lo correcto.
El Tea Party básicamente fracasó en lo que se propuso, pero sí logró entorpecer el trabajo y poner varios de sus temas al frente de la agenda del partido en su conjunto. La diferencia entre ellos y los insurgentes trumpistas de hoy es que estos últimos no pueden contar con el apoyo de Wall Street y la clase donante.
Así que lo que necesitan es un conjunto de demandas que 1) serán abrazadas por la base del partido más o menos sin reservas, 2) serán inherentemente inaceptables para el liderazgo del partido por razones políticas, y 3) que son simples y no son fácilmente mapeadas en la política de estar a favor o en contra del gran gobierno.
Esta es una lista potencial, aunque el espíritu es más importante que los detalles, el punto es construir un consenso a favor de un nacionalismo moderado y poner en duda el estado liberal:
Un derecho de importación del 10% para todos los países, como hizo Nixon
Algún tipo de gran demanda de inmigración, una moratoria, el fin del programa H-1B, o el e-Verify a nivel nacional, o quizás las tres cosas
Un plan de desclasificación de todos los registros del gobierno antes de un determinado momento, tal vez 1990. Los detalles son negociables, el principio no lo es, el principio es que hemos sido mal gobernados por estas agencias ejecutivas y necesitamos que se nos diga la verdad
El fin inmediato de las guerras extranjeras y de las exportaciones de armas a países extranjeros
Una revisión de la ley antimonopolio para facilitar la disolución de las grandes empresas tecnológicas
Ninguna de estas cosas implica discutir sobre los tipos impositivos. Tampoco son cuestiones de guerra cultural, y eso es en parte la cuestión. Desde Sarah Palin, la clase donante ha visto el valor de los animadores flexibles.
Nadie de Wall Street o de Lockheed Martin tendría motivos para dar un solo céntimo a un candidato que se apunte a este programa, lo que significa que si sale elegido no es de su propiedad. Pero todos estos temas serían populares entre los republicanos hoy en día, y probablemente muchos demócratas. Dados algunos de los cuestionables apoyos de la familia Trump, y la cooptación del buen nombre de America First, la necesidad de demandas específicas es obvia.
Si la prohibición de la exportación de armas le parece extrema, considere esto: Por una cuestión de gravedad económica y política, Estados Unidos se va a convertir en un país más aislacionista tarde o temprano.
Somos energéticamente independientes y los mayores compradores de nuestros productos son Canadá y México. Los republicanos cuya visión de los intereses nacionales de Estados Unidos ha sido corrompida por sus estrechas relaciones con los contratistas de defensa, como la gobernadora de Boeing, Nikki Haley, están impidiendo que el partido se adapte a ese futuro.
Mientras los halcones liberales contemplan la posibilidad de permanecer en Afganistán en aras de los derechos de las mujeres y las banderas del orgullo se izan en las embajadas de Estados Unidos en todo el mundo, los conservadores van a querer un lobby aislacionista en el Congreso.
Desde el punto de vista de la nueva derecha, algo así es probablemente la mejor manera de conseguir que el GOP cambie en la dirección que ellos desean. Para empezar, se necesitarían legisladores con este tipo de compromisos para que la casa del pueblo empiece a comportarse, por ejemplo, como se comportaban los congresos republicanos cuando gobernaba FDR.
Entonces, cuando llegue el próximo presidente del GOP, que casi seguro se parecerá más a Trump que a Bush, podrían incluso estar preparados para ayudarle a gobernar.
