Biden llegó Arabia Saudí, que prometió convertir en un "estado paria"
El jefe de la Casa Blanca se reunió con el príncipe heredero, Mohmammad Bin Salman.
El presidente de EE.UU. Joe Biden, se reunió con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Muhmammad Bin Salman, a su llegada a Jeddah este viernes y examinaron temas de energía, política y las relaciones entre el Golfo y Washington.
Con esta visita Biden contradice sus promesas de campaña electoral en las que aseguró que convertiría al reino saudita en un “estado paria”.
El avión presidencial estadounidense aterrizó en el aeropuerto de Jeddah, después de un vuelo de dos horas desde el aeropuerto de Ben Gurion, en los territorios ocupados. Ningún presidente estadounidense había volado nunca directamente desde esa zona palestina hacia Arabia Saudita.
Biden fue recibido por el Emir de la Meca, Khaled Al-Faisal y la embajadora saudí en Estados Unidos, Rima Bint Bandar.
Posteriormente, Bin Salman se reunió con Biden en el Palacio de la Paz en Jeddah, en un encuentro que pone fin al boicot presidencial estadounidense al príncipe heredero tras el escándalo biltateral por el asesinato del periodista Jamal Khasheggui.
Imágenes difundidas por los medios estatales saudíes, mostraron a Bin Salman dando la bienvenida a Biden en una de las entradas del palacio real en la ciudad costera occidental y saludándose con el puño tal como se había anunciando, aludiendo a razones de salud.
Durante su estancia en la ciudad costera, Biden también se reunió con el rey saudí, Salman Bin Abdulaziz, antes de participar en una sesión de trabajo ministerial presidida por el príncipe heredero Muhammad Bin Salman.
Después de asumir el cargo a principios de 2021, la administración Biden, publicó los resultados de las investigaciones de inteligencia de EE.UU. que afirman que el príncipe heredero saudí aprobó una operación contra el periodista, Jamal Khashoggi, cuyo horrible asesinato en el consulado de su país en Estambul en 2018, provocó una protesta mundial.
Pero ahora parece que Biden está listo para volver a comprometerse con un país que ha sido aliado estratégico y clave para EE.UU. durante décadas, un importante proveedor de petróleo y un ávido comprador de armas.
Washington quiere convencer al mayor exportador de crudo del mundo de que aumente la producción de petróleo para rebajar los precios del combustible que se alzaron debido a la guerra en Ucrania, lo que pone en peligro las posibilidades de los demócratas de ganar las próximas elecciones del próximo noviembre.