Chilenos votan la nueva Constitución: ¿El Chile socialista renacerá?
Chile se dispone a votar una nueva constitución que podría hacer que el país vuelva a ser lo que fue: una nación independiente de Estados Unidos y que sirva a sus propios intereses. ¿Votará el pueblo a favor de la revisión o en contra?
Los chilenos se dirigen a las urnas para votar sobre una revisión constitucional que podría hacer que el país latinoamericano abandone su constitución de la época de Pinochet, hecha a medida de los puntos de vista económicos y políticos de Estados Unidos, y aplique reformas que podrían hacer que Chile conceda a los ciudadanos las libertades que les fueron arrebatadas por las leyes respaldadas por Estados Unidos.
El pueblo chileno ha votado anteriormente para cambiar la constitución redactada en 1980 bajo la dictadura de Augusto Pinochet, apoyada por Estados Unidos. Sin embargo, los sondeos de opinión sugieren que la nueva constitución será rechazada a pesar de las innumerables mejoras respecto a la actual.
Pinochet fue apuntalado esencialmente como medio para derrocar al presidente Salvador Allende, el primer presidente socialista del país votado el 4 de septiembre de 1970 y que juró su cargo dos meses después. No es casualidad que el referéndum sobre la votación tenga lugar el 4 de septiembre, 52 años después de que Allende fuera votado al poder, ya que podría simbolizar una especie de "resurrección" de un Chile socialista.
Expertos prevén que la constitución sea rechazada debido a ciertas cláusulas del proyecto propuesto de 388 artículos, aunque es la culminación de años de manifestaciones contra el anterior gobierno, que comenzaron en 2019.
Las protestas cobraron vida después que el anterior gobierno discutiera el aumento de las tarifas para los metros, lo que provocó que decenas de miles de estudiantes salieran a la calle para exigir un cambio. Ello condujo finalmente a un cambio de régimen tras unas elecciones presidenciales que llevaron al poder al proclamado izquierdista Gabriel Boric.
La nueva Constitución recibió un apoyo generalizado, pero muchos sugieren que ese apoyo disminuyó con el tiempo, desde principios de año, debido a la desinformación generalizada sobre el texto. Un sondeo mostró incluso que las enmiendas reclamadas por cientos de miles de chilenos sólo fueron aprobadas por el 37 por ciento, mientras que el 46 por ciento las desaprobó.
Sin embargo, el voto en Chile es obligatorio, y con 15 millones de personas con derecho a voto en el referéndum, hay suficientes chilenos indecisos como para inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
La opinión pública chilena es mayoritariamente contraria al sistema económico neoliberal del país, y se espera que las cláusulas que abordan este tema sean priorizadas por el gobierno en cualquier texto futuro si éste fracasa.
Aunque las encuestas sugieren lo contrario, la opinión pública parece inclinarse a favor de cambiar la Constitución. Alrededor de medio millón de personas acudieron al cierre oficial de la campaña de "aprobación" en la capital del país, Santiago, mientras que unas 500 personas asistieron a la concentración de "rechazo".
Sin embargo, muchos manifiestan preocupación a que la nueva Constitución provoque inestabilidad e incertidumbre en todo el país, lo que perjudicaría mucho a la economía. Se prevé que esta inestabilidad podría provenir de la presión de Estados Unidos, ya que Washington tiene un largo historial de injerencia en los asuntos internos de América Latina, especialmente en Chile. Esto también podría estar relacionado con un conservadurismo sin precedentes entre el público chileno criado bajo un gobierno conservador después de que Estados Unidos aplastara cualquier intento de progresismo.
Los que están a favor de la nueva constitución, por otro lado, dicen que llevaría a cambios a gran escala en el estado latinoamericano, conservador y tenso desde el punto de vista social y étnico, además de allanar el camino hacia una sociedad igualitaria.
La actual constitución, como se ha dicho, fue respaldada por Estados Unidos. Washington impulsó el cambio de régimen en Chile debido a los intereses de las empresas multinacionales que buscaban obtener enormes beneficios a costa del pueblo chileno. El escenario político del país estaba plagado de ideales capitalistas, y Pinochet ayudó a ello derrocando prácticamente a Salvador Allende, el único obstáculo que obstruía la supremacía de Estados Unidos sobre el país, dando así las riendas a las corporaciones con tal de estar más tiempo en el poder.
A Estados Unidos, autoproclamado campeón de la democracia y la libertad, no le importaba la opresión que sufría el pueblo chileno a manos de Pinochet mientras eso significara que más dinero iba a parar a la economía estadounidense.
El pueblo dice que la Constitución de la época de Pinochet -que ha sufrido varias reformas desde su aprobación- ha dado rienda suelta a la empresa privada en industrias cruciales. También ha creado un terreno desigual que permite a los ricos enriquecerse más, a la vez que amplía la brecha entre las clases sociales, promoviendo más lucha para la clase pobre.
La nueva constitución fue redactada por una convención constitucional compuesta por 154 miembros divididos a partes iguales entre hombres y mujeres, con 17 puestos dedicados a los indígenas.
Entonces, ¿qué contiene exactamente esta nueva constitución?
La nueva constitución incluye cláusulas que legalizan el aborto, protegen el medio ambiente y los recursos naturales, consagran la igualdad de género y étnica, y revierten muchas políticas neoliberales.
Aborto
La nueva Constitución estipula claramente que toda persona tiene derecho a "tomar decisiones libres, autónomas e informadas sobre su propio cuerpo, [incluyendo] la reproducción".
El aborto era ilegal en Chile en cualquier circunstancia hasta 2017. Sin embargo, sólo se permite en raras ocasiones y bajo ciertas circunstancias, y este cambio garantizará el acceso al aborto para todos los chilenos.
Protección de los recursos naturales
El nuevo texto menciona 32 veces la protección del agua. Toda persona tiene "el derecho humano al agua y a un saneamiento suficiente, saludable, aceptable, asequible y accesible", y es "deber del Estado garantizarlo".
Chile ha estado sufriendo varios problemas relacionados con la escasez de agua, sufriendo una desastrosa sequía durante la última década. Se atribuye en gran medida al calentamiento global, pero también contribuyen a ello los sectores privados de la minería y la agricultura, que han estado chupando los recursos hídricos naturales del país.
Igualdad étnica
La nueva Constitución consagra un nuevo poder y representación para la población indígena chilena, que representa alrededor del 13 por ciento de los 19 millones de habitantes del país.
Igualdad de género
La Constitución también exige que todos los "órganos colegiados del Estado" y los consejos de administración de las empresas de titularidad pública o parcial estén formados por al menos un 50 por ciento de mujeres, consagrando la igualdad de género en un país plagado de conservadurismo.
Un nuevo amanecer para América Latina
Si se aprueba el nuevo texto, Chile no sólo volverá al socialismo, ya que su aprobación marcará un gran cambio en América Latina, un continente que lleva mucho tiempo sufriendo a manos de las políticas imperialistas de Estados Unidos.
Santiago no está solo, ya que Colombia eligió recientemente a su primer presidente de izquierda que se alejó de las políticas estadounidenses de rechazo a Venezuela debido a sus ideales socialistas.
Si el Chile socialista renaciera, el gobierno social de América Latina se uniría y formaría una potencia económica que podría amenazar incluso a Estados Unidos, ya que rompería la dependencia del continente de Washington y su toma de decisiones y vería a sus pueblos trabajar para mejorar sus propias sociedades en lugar de trabajar para alimentar la economía estadounidense.