Un total de 89 soldados rusos murieron como consecuencia de un ataque ucraniano –poco después de la medianoche del 1 de enero– contra un área de alojamiento temporal de las tropas en la ciudad de Makeyevka, ubicada en la República Popular de Donetsk, anunció el Ministerio de Defensa.

La instalación fue impactada por seis misiles de un lanzacohetes múltiple HIMARS, suministrado por Estados Unidos, cuatro de ellos destruyeron las defensas antiaéreas y golpearon el edificio exactamente a las 00:01 horas.

Según informes castrenses, el área de lanzamiento de los cohetes fue destruida más tarde en un golpe de represalia de las fuerzas rusas.

De acuerdo con las investigaciones del trágico incidente, el encendido y uso masivo de teléfonos móviles por parte del personal albergado –contrario a las prohibiciones militares–, permitió a las fuerzas ucranianas rastrear las coordenadas y efectuar el ataque, informó a la prensa el teniente general Serguei Sevryukov, de la Dirección Política y Militar Principal de las Fuerzas Armadas rusas.

Moscú reiteró su compromiso de brindar toda la asistencia y el apoyo necesarios a las familias de los combatientes caídos.

Con anterioridad, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia condenó a Washington por suministrar armas sofisticadas a Kiev y proporcionar inteligencia al ejército ucraniano sobre la ubicación de sus tropas.